(Por Dacil Lanza).- Los sistemas electrónicos para emitir y contabilizar los votos han sido utilizados en distintas partes del mundo pero tras verificar inconsistencias hoy se mantienen únicamente en 30 países, señalaron a Télam especialistas en la materia, y plantearon que la mayor dificultad atañe a la "transparencia" en la fiscalización.
Los investigadores pusieron el foco en el riesgo que implica que la tarea de fiscalizar quede en manos de grupos de expertos, una advertencia que recobró actualidad tras las recientes elecciones en Argentina, en las que la Ciudad de Buenos Aires tuvo dificultades con estos mecanismos de votación.
En la elección local de la capital argentina se detectaron irregularidades desde el inicio del proceso y la Cámara Nacional Electoral manifestó su preocupación por "el mal funcionamiento de las máquinas de votación".
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Los inconvenientes llevaron a que la jueza federal con competencia en la Capital, María Romilda Servini, adelantara que presentará una denuncia penal por las "irregularidades de la empresa" a cargo de las máquinas.
A nivel internacional, las urnas electrónicas son usadas total o parcialmente en 30 países, entre ellos Estados Unidos, Brasil y Paraguay, mientras que en el resto del planeta son varios los Estados que optaron por implementarlas y que luego se arrepintieron para regresar al sistema anterior.
El diagnóstico sobre los beneficios o perjuicios de las urnas electrónicas genera posturas bien diferenciadas y alimenta la polémica sobre los problemas que, aparentemente, vendría a solucionar este método de votación.
En algunos casos, entre ellos Argentina, se esgrime como argumento a favor que el voto electrónico permitiría sortear presuntas prácticas clientelares.
Esta premisa, sin embargo, no convence a algunos analistas, quienes destacan atributos de otros sistemas electorales como la "organización" del método tradicional aplicado en la Argentina (boleta en papel tipo sábana, con fiscalización partidaria) y su "coordinación" a lo largo de varias instancias.
Esa es la postura del docente universitario Marcelo Leiras, profesor asociado del Departamento de Ciencias Sociales en la Universidad de San Andrés, quien en diálogo con Télam destacó que "los escrutinios son suficientemente veloces".
"No se entiende bien cuál es el problema que vendría a resolver este sistema. La administración electoral en Argentina no tiene problema de transparencia ni de veracidad de los resultados en los 40 años de democracia", resaltó.
Y agregó: "Hay un sistema de administración electoral que se ha ido mejorando y hay un conjunto de actores que participan de manera muy coordinada y en todas las instancias, desde la organización a la fiscalización".
Leiras agregó que en la Argentina la "fiabilidad de los resultados" está garantizada incluso para "fuerzas políticas con poco desarrollo territorial" y puso como ejemplo lo que se vio en la jornada de ayer, en la que La Libertad Avanza de Javier Milei obtuvo la primera minoría en la elección presidencial.
Milei, economista y postulante a la Presidencia, fue asimismo el candidato con más votos de manera individual.
El debate sobre el voto electrónico tuvo idas y vueltas en naciones centrales, como Alemania y Países Bajos, que dieron marcha atrás en su implementación a partir de varias intervenciones judiciales.
En 2009, el Tribunal Constitucional de Alemania consideró que la técnica por la que se instrumenta el voto electrónico es difícil de controlar y además constató que tiene errores, por lo cual, estimó, "no garantiza una votación secreta y un control democrático del cómputo".
Sobre ese fallo, Leiras indicó que pese a "algunas ventajas putativas o supuestas que tendrían los sistemas electrónicos de votación", esos métodos "no compensan la enorme desventaja que tienen, y que es el hecho de que no son transparentes", alertó.
Asimismo, estimó que no todas las personas tienen "las mismas competencias para analizar las interfaces electrónicas que conectan la manifestación de voluntad con registros en bases de datos".
Se trata de una interfaz que requiere una práctica "que no todo el mundo maneja", recordó.
"Se requieren competencias muy singulares que la enorme mayoría del resto de los ciudadanos no sabe hacer. Entonces, eso le daría a un grupo reducido de personas una ventaja notoria", objetó.
Ese riesgo, siguió Leiras, fue el que dio lugar a que "la Corte Suprema alemana prohibiera los sistemas electrónicos de votación en ese país y a muchos otros países en retrotraer sus avances con sistemas electrónicos de votación"
Por su parte, la doctora en Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid Gisela Brito dijo que en materia de voto electrónico existen "dos grandes tipos de sistemas, los que utilizan máquinas para la impresión de boletas, como el que se usó en la Capital Federal, y los sistemas en los que tanto la votación como el escrutinio de los votos se hace en forma electrónica".
Para Brito, son los segundos los que generan mayor "desconfianza" porque, alertó, "alejan al ciudadano común de la posibilidad de auditar el resultado de la elección".
"Las auditorías solo pueden realizarlas expertos en el área, de forma que siempre queda la duda. Lo que produce incertidumbre es el mismo hecho de que las comprobaciones solo puedan hacerlas determinados expertos", afirmó la politóloga e integrante del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).
En Países Bajos, luego de años de implementación, la comisión asesora sobre procesos electorales publicó en el año 2007 su reporte "Voting with confidence" (votando con confianza), tras el cual la Secretaría del Interior removió la regulación que autorizaba la implementación de sistemas de voto electrónico.
Ese antecedente fue recordado por la Fundación Vía Libre, que publicó el libro "Voto electrónico: los riesgos de una ilusión", que reúne voces de expertos en la materia.
Si bien distintos mandatarios han sembrado dudas sobre los procedimientos electorales, las críticas no necesariamente se refieren a los métodos de votación no electrónicas.
En Estados Unidos, el expresidente republicano Donald Trump centró su crítica en los sistemas de votación por correo mientras que Jair Bolsonaro, en Brasil, sí apuntó contra las urnas electrónicas.
"Me parece que lo que se sostiene como ilegitimidad de los escrutinios es simplemente gente que sabe que el voto no le va a ser favorable. Fue el caso de Trump y fue el caso de Bolsonaro. Es parte de un movimiento global más extenso que cuestiona directamente la legitimidad de la democracia", estimó Leiras.
Y agregó: "La creencia que tienen algunas personas en que los sistemas electrónicos de votación son más transparentes es hija de la misma desconfianza respecto del voto popular".
Para Brito, independientemente que se opte por las boletas en papel u electrónicas, "el recuento de los votos debería seguir siendo manual y con participación de las distintas fuerzas políticas y la ciudadanía, ya que es la única manera de garantizar la la transparencia de una elección".
Promotores del voto electrónico incorporaron también el factor ambiental como argumento en contra del uso de las boletas de papel.
Desde legisladores que han presentado proyectos en el Congreso argentino con el objetivo de "eficientizar los recursos ambientales" hasta la división E-Voting de la Fundación Inria de Chile, que opera en otros países de América Latina, y propone elecciones "sustentables" que no contribuyan a la tala masiva de árboles.
En respuesta a quienes consideran que el voto electrónico es ambientalmente más sostenible, la Fundación Vía Libre sostiene en su portal web que "si bien hay sistemas de votación en los que hay múltiples boletas entre las cuales elegir, lo que genera contaminación y derroche de papel, no debemos olvidar que los componentes electrónicos de las máquinas de votar también se descartan cuando se rompen, y a diferencia del papel, son difícilmente reciclables".
"El tema del papel no me parece un problema. Me parece que uno puede hacerlo de modo sustentable, ya que hay explotación forestal sustentable o se use papel reciclado. Es una consideración importante, pero de segundo orden respecto de decidir cuál es el instrumento de votación que hay que usar", concluyó Leiras.
Con información de Télam