El presidente y candidato a la reelección Emmanuel Macron se propone retener el poder en Francia en el balotaje de este domingo, tras intentar seducir en las últimas dos semanas al voto de izquierda con propuestas ecologistas y hacer propios asuntos que su contrincante de extrema derecha, Marine Le Pen, había puesto en el centro de su agenda.
Si bien se mantiene por delante de Le Pen, con alrededor del 55% en intención de voto, según el promedio de los principales sondeos franceses publicado esta semana, la distancia entre ambos candidatos al Elíseo es estrecha y varía entre seis y 15 puntos porcentuales.
Posicionado como la opción de centro, defensor de su postura proeuropea y en momentos en los que Francia está al frente de la presidencia de la Unión Europea, Macron busca aglutinar los votos de ambos lados del espectro ideológico con propuestas que viran hacia uno y otro lado.
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El mandatario liberal, de 44 años, cuya victoria en 2017 puso fin al bipartidismo entre socialistas y conservadores que gobernó Francia durante los últimos 60 años, ya no se presenta como un "outsider" político, como cuando su proyecto hizo implosionar al movimiento socialista.
Con una popularidad del 41% -bastante superior a la de sus dos predecesores-, Macron parece no ser alcanzado por los recuerdos del importante malestar social que debió enfrentar durante los primeros años de su Gobierno, reflejado en la crisis de los chalecos amarillos de 2018 que apuntaló su imagen de "presidente de los ricos".
Superada la etapa más crítica de la pandemia de coronavirus, en la que su política de endeudamiento público permitió un crecimiento económico del 7% del PIB en 2021 -el mayor en 52 años-, el candidato busca retomar su agenda reformista y liberal planteada previamente.
Entre sus propuestas se destacan el retraso de la edad jubilatoria de los 62 a los 65 años y un saneamiento de la deuda del 113% del PIB, con rebajas de impuestos a empresas y hogares, reformas laboral y previsional, y el achicamiento del Estado, pese a que sus promesas electorales cuestan unos 55.500 millones de dólares anuales.
Pero, como buen estratega, ahora también coquetea con la izquierda, cuyo voto es decisivo, después de que Jean-Luc Mélenchon quedara tercero en primera vuelta con casi el 22% de los votos: se acerca a los ecologistas con las promesas de defender el medio ambiente y transformar a Francia en la primera "gran nación en salir del petróleo, gas y carbón" y nombrar un primer ministro encargado de la "planificación ecológica".
Más allá de las propuestas, Macron había logrado mejorar su aprobación por su rol como mediador entre Ucrania y Rusia, en un país donde la opinión pública se moviliza por los ucranianos y en momentos en que la crisis internacional profundiza la tendencia a la estabilidad, la continuidad y la gestión.
Sin embargo, este efecto se disipó con la cercanía de los comicios, cuando el mandatario pasó a ser criticado por no salir al encuentro de los franceses y llevar adelante una campaña escasa e intermitente, interrumpida por la coyuntura internacional.
Macron nació en 1977 en Amiens, en el norte de Francia, en el seno de una familia de médicos. Su papá era profesor de neurología y su madre pediatra y asesora médica, y tiene dos hermanos que siguieron el camino de sus padres. Él, en cambio, estudió filosofía, ciencias políticas y finanzas.
Comenzó a militar a los 24 años en el Partido Socialista (PS), donde se ubicó entre los representantes del ala más liberal y partidaria del libre mercado y se graduó en Filosofía en la Universidad de París de Nanterre y en Ciencias Políticas en el prestigioso Instituto de Estudios Políticos de París.
Pero fue probablemente su paso por la Escuela Nacional de Administración, la institución en la que son formados la mayoría de los funcionarios que terminan en los cargos más importantes del Estado francés, la que le abrió las puertas del poder, el privado, donde inició su carrera como banquero de Rothschild en 2008, y el público, donde en 2012 ocupó la Secretaría General de la Presidencia en el gobierno del socialista Francois Hollande (2012-2017).
Pese a que cumplió con todos los pasos necesarios para convertirse en un político, esa no fue su primera elección: en abril de 2010, en una entrevista con la revista interna de la Science Po, Rue Saint Guillaume, Macron aún se veía lejos de la vida pública.
"Hoy no estoy listo para hacer las concesiones que imponen los partidos, es decir, pedir disculpas por ser un hombre joven, blanco y universitario, pedir disculpas por haber aprobado concursos (para cargos públicos) de la República, que son abiertos a todo el mundo", reveló el joven Macron.
En su paso por la Secretaría de Presidencia, aconsejó a Hollande en temas de economía, hasta que en 2014 fue designado ministro de Economía, en un claro giro del gobierno hacia la derecha, que recibió críticas del ala izquierda del PS.
En ese período, en Francia aumentó el desempleo y el gobierno aprobó una reforma laboral que reivindicó las demandas de las empresas en detrimento de los derechos laborales y que fue resistida, sin éxito, por los sindicatos.
En 2016, en medio de la creciente turbulencia social y la caída a pique de la popularidad de Hollande, decidió abandonar las filas del PS para crear su propio partido: ¡En Marcha! (EM), con el que sedujo a varios legisladores de su antigua fuerza y del conservador Los Republicanos. Ese mismo año también dejó su cargo de ministro de Economía.
Con información de Télam