Los países de la Unión Europea (UE) validaron hoy en Luxemburgo la reforma del mercado de carbono adoptada hace una semana por el Parlamento Europeo, un paso indispensable para alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones.
El párrafo más controvertido de la reforma es el que afecta a los hogares, ya que a partir de 2027 se impondrá una cuota de carbono a los carburantes y a la calefacción de los edificios, aunque se pospondrá si continúa el aumento del precio de la energía que está sufriendo Europa a causa de las sanciones impuestas a Rusia por la guerra en Ucrania.
El mercado de carbono europeo obliga a las centrales eléctricas y las industrias contaminantes a comprar permisos de CO2, unos "derechos a contaminar" que van a reducirse en un 62 % para 2030, para obligar a esas industrias a reducir sus emisiones en la misma proporción, según el portal de noticias Euronews.
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Además, ese mercado de carbono va a extenderse al sector marítimo, a los vuelos intraeuropeos y, en 2028, a las incineradoras de residuos.
A eso se sumará un "impuesto fronterizo sobre el carbono", que penalizará las importaciones de industrias contaminantes.
A medida que ese impuesto aumente, la Unión Europea irá eliminando de forma gradual los derechos de emisión gratuitos que hasta ahora se asignaban a las industrias europeas para que pudieran competir fuera de Europa.
Al menos el 2,5% de estos "derechos a contaminar" gratuitos se eliminarán progresivamente en 2026, luego el 10% en 2028, alrededor del 48,5% en 2030, y desaparecerán por completo en 2034.
Esta aprobación puramente formal ocurre después de la luz verde del Parlamento Europeo.
Tanto los países como los eurodiputados validaron sin modificaciones el acuerdo al que habían llegado a finales de diciembre tras largas conversaciones.
Los mercados de carbono son sistemas comerciales en los que se venden y compran créditos de carbono.
Con esta herramienta, los países que más gases contaminantes emiten pueden comprar créditos a otros que emiten menos, pero de ninguna manera esta opción implica reducir las emisiones contaminantes, sino que es apenas una estrategia a la medida de los países industrializados.
La UE es colectivamente el tercer mayor emisor mundial de dióxido de carbono. El mayor es China y el segundo es Estados Unidos, que históricamente fue el principal emisor de gases de efecto invernadero.
Con información de Télam