El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometió hoy en la COP27 con la reconstrucción de Brasil, en una reunión con representantes de la sociedad civil en la que lamentó que el país esté "peor que en 2003", cuando llegó al poder por primera vez.
"Quiero que ustedes me ayuden a reconstruir el país", dijo Lula en el balneario egipcio de Sharm el Sheij a una audiencia de varias ONG y organizaciones brasileñas, que celebraron su presencia en la COP27 y lo despidieron proclamando que "Brasil volvió".
"Estamos felices con su llegada" al poder, pero "nos mantendremos vigilantes" porque "demandas, presidente, tenemos muchas", dijo Puyr Tembé, de la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), que cargó contra el mandatario saliente Jair Bolsonaro.
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"Usted vino a escucharnos; el actual gobierno (de Bolsonaro) quería callarnos", abundó Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, una ONG muy activa en la documentación de los daños en la Amazonia brasileña.
Lula, un veterano líder de izquierda de 77 años, prometió enérgicamente retomar la agenda social de sus dos primeros mandatos (2003-2010), que sacaron de la pobreza a 30 millones de personas.
Además, se comprometió a combatir la desnutrición en Brasil, que en 2021 reapareció en el llamado "mapa del hambre" de la ONU, con el dato de que el 28,9% de la población del país de 213 millones de habitantes padece "inseguridad alimentaria moderada o severa".
El gigante sudamericano había sido eliminado de ese registro en 2014, tras la bonanza económica y las políticas sociales de Lula y su sucesora Dilma Rousseff, de su mismo Partido de los Trabajadores (PT).
En el encuentro al margen de la COP27, la cumbre anual del clima de la ONU, Lula cargó contra Bolsonaro, acusándolo de incrementar las desigualdades sociales y económicas en un país muy polarizado.
El exmandatario (2003-2010), la única persona en ganar tres veces la Presidencia de Brasil, afirmó que el país que hereda ahora está "peor que en 2003", informó la agencia de noticias AFP.
Lula, que asumirá el cargo el 1º de enero, se comprometió igualmente a organizar conferencias sectoriales para escuchar las demandas de jóvenes, de mujeres y de personas con discapacidades.
Además anunció que iba a proponer al secretario general de la ONU, António Guterres, que la COP de 2025 se celebre en Brasil, en la Amazonia o en el estado del Pará, una propuesta que hoy recibió el apoyo del presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Brasil había sido seleccionado para acoger la conferencia del clima en 2019, pero desistió tras la elección de Bolsonaro a finales de 2018.
Durante esta COP27, y como viene ocurriendo en estas reuniones desde 2019, las asociaciones de la sociedad civil brasileña tuvieron un stand diferente del ocupado por el Gobierno de Bolsonaro.
Como ya hiciera la víspera en un discurso en la COP27, el presidente electo insistió en su compromiso con la preservación de la Amazonia.
Y pidió "respeto" mutuo al poderoso sector agropecuario, favorecido por el Gobierno de Bolsonaro y responsable en parte de una deforestación que en el período 2020-2021 batió un máximo en 15 años, según datos oficiales brasileños.
"Quiero que me respeten como yo los respeto a ellos. El verdadero empresario del agronegocio sabe que no puede quemar un lugar donde no está permitido (...), el verdadero empresario del agronegocio tiene un compromiso" con la responsabilidad medioambiental.
Hoy en día "no se necesita destruir un metro cuadrado de árboles para aumentar la producción de soja", enfatizó. "Tenemos millones y millones de hectáreas de tierra degradada que puede recuperarse".
Acompañado de su esposa Rosangela da Silva y de aliados como su exministra de Medio Ambiente Marina Silva o el exalcalde de San Pablo Fernando Haddad, el presidente electo se encuentra en Egipto realizando su primer viaje al extranjero desde su triunfo electoral contra Bolsonaro el 30 de octubre.
Lula fue recibido como un héroe por los activistas del clima en Sharm el Sheij.
En este balneario egipcio de la península del Sinaí retomó su agenda internacional después de una difícil travesía personal y política, en la que purgó un año y medio de prisión por corrupción entre 2018 y 2019, dentro del caso Lava Jato, antes de que el Supremo Tribunal Federal confirmara la anulación de sus condenas en abril de 2021.
En 2017 falleció también su segunda esposa, Marisa Leticia.
Siento "una inmensa alegría" de estar aquí "después de todo lo que sucedió en Brasil y en mi vida", dijo el exobrero metalúrgico.
Con información de Télam