Tras derrota electoral, Tsipras renunció como jefe del partido Syriza

En las elecciones del domingo, el partido izquierdista cosechó menos del 18 por ciento de los votos, lo que significan apenas de 48 bancas en Diputados. En tanto, el partido conservador Nueva Democracia consolidó un triunfo, que le permitirá gobernar sin necesidad de alianzas. 

29 de junio, 2023 | 15.18

Alexis Tsipras, el líder de la oposición de izquierda en Grecia, anunció que deja la dirección de su partido izquierdista Syriza, tras la aplastante derrota electoral sufrida el último domingo frente a los conservadores de Nueva Democracia, que obtuvo el 40,55 por ciento ante un 18 por ciento de Syriza. "Hay momentos en los que hay que tomar decisiones cruciales", dijo con emoción Tsipras, quien fue primer ministro entre 2015 y 2019, reportó la agencia de noticias francesa AFP. "Es hora de empezar un nuevo ciclo", remarcó. 

En una declaración a los medios, informó que va a convocar "elecciones en la formación Syriza para buscar un nuevo líder", en las cuales no será candidato. Tsipras, de 48 años, está al mando de Syriza desde 2009 y sufrió una derrota sin precedentes en las elecciones legislativas del domingo, en las que obtuvo 17,83% de los votos y quedó más de 20 puntos por debajo del partido ganador Nueva Democracia del primer ministro Kyriakos Mitsotakis.

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Afirmó que "un ciclo se cierra y otro debe abrirse para nuestro partido", que necesita "una renovación e importantes reformas". En 2020, Syriza, acrónimo de coalición de izquierda radical, en griego, decidió cambiar de nombre y llamarse oficialmente Alianza Progresista. "Yo tengo la costumbre de no tomar decisión en caliente. Durante tres días estuve reflexionando para tomar una decisión a sangre fría", precisó Tsipras.

Tras un duro enfrentamiento con los acreedores del país, que amenazaron que sacar a Grecia de la zona euro, el expremier terminó por plegarse los dictados de una estricta austeridad fiscal. En ese entonces, la izquierda griega había ganado los comicios con un programa rupturista que pretendía terminar con las políticas de austeridad, revertir la privatización de los sectores estratégicos y priorizar el gasto social frente al pago de la deuda soberana, que llegó a superar el 200% del PIB.

Esa propuesta se topó con la ortodoxia inflexible de los artífices de la austeridad, personalizada en la entonces canciller alemana, Angela Merkel, y su ministro de finanzas, Wolfgang Schäuble. Tsipras convocó un referéndum sobre la austeridad ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con las instituciones europeas. A pesar de que el 62% de los electores respaldó sus tesis, Tsipras acabó firmando un tercer rescate, ante la amenaza de que Grecia podría ser expulsada del euro si no cumplía con su compromiso en la contención del gasto, y ante la certeza de que el Gobierno griego no contaba con ningún aliado en Bruselas.

Años más tarde, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lamentó haber dado “demasiada importancia” al Fondo Monetario Internacional durante esa crisis y admitió haber aplicado una “austeridad irreflexiva”. “Hemos sido insuficientemente solidarios con Grecia, hemos insultado a Grecia”, declaró en el Europarlamento, reportó el diario español El País.

Con información de Télam

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