El republicano Kevin McCarthy consiguió hoy dar algunos pasos hacia su objetivo de ser el próximo titular de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, pero aún no logró el número de votos que lo consagre, pese a que algunos legisladores de la bancada que parecían rebeldes ahora sumaron su respaldo.
Varios seguidores del expresidente Donald Trump modificaron hoy el voto que sostuvieron desde el martes y McCarthy ya reunió 213 manos alzadas en la última votación, la número 13 desde el martes.
El Capitolio, atacado hace exactamente hoy dos años por partidarios de Trump, está paralizado por la rebelión de congresistas republicanos más conservadores.
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McCarthy, favorito para sustituir a Nancy Pelosi al mando de la Cámara de Representantes, consiguió avances respecto de jornadas anteriores.
"Vamos a sorprenderlos", había dicho en la mañana del martes a los periodistas que le preguntaron sobre la viabilidad de su candidatura.
Sin embargo, aún debe alinear a republicanos que prometieron no votarlo nunca.
Tercera figura política más importante de Estados Unidos después del presidente y el vicepresidente, el "speaker" o titular de la Cámara baja necesita 218 votos para ser elegido y McCarthy sumó 213.
Para imponer condiciones, el grupo duro de legisladores trumpistas se aprovecha de la ajustada mayoría republicana en la Cámara, lograda en las elecciones de medio mandato de noviembre.
Al carecer de "speaker" la Cámara baja, los representantes no pueden asumir sus cargos y en consecuencia tampoco votar proyectos de ley.
Los 434 miembros de la Cámara seguirán votando hasta que surja el presidente, un paso que puede llevar días o semanas.
En 1856 se llegó a un acuerdo tras dos meses y 133 votaciones, y este proceso 2023 ya es el más largo desde 1859, cuando fueron necesarias 10 rondas.
Según medios de Washington, McCarthy consiguió torcer algunos votos con algunas concesiones, entre ellas la de reponer una antigua norma de la Cámara que permitiría a cualquier miembro convocar una votación para destituirlo.
Del otro lado, los demócratas se levantan todos en bloque en cada votación, para subrayar un poco más las divisiones republicanas, pero esa unidad de bancada tampoco alcanza para llevar a la jefatura a su candidato, Hakeem Jeffries.
Los demócratas también aprovecharon la poco común situación para denunciar el dominio de trumpistas -muchos de los cuales aún se niegan a reconocer su derrota en 2020- sobre el Partido Republicano, dos años después de que sus seguidores coparan la sede del Congreso con saldo de cinco muertos.
"El caos en la Cámara de Representantes es sólo otro ejemplo de cómo una franja extrema... impide gobernar", dijo el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Se verá en las próximas votaciones la actitud de los seis republicanos que siguen firmes en no votar a McCarthy, ahora que los otros 14 -del grupo inicial de 20- ya modificaron su actitud.
La Cámara de Representantes tiene 222 bancas republicanas y 213 demócratas, después de que el partido del presidente Joe Biden predominara por 222 a 211 en los dos años previos.
Este Congreso, el número 118 en la historia de Estados Unidos, tiene una cantidad récord de mujeres y de latinos, y al primer legislador de la Generación Z (nacidos entre 1994 y 2010).
El Senado, en tanto, quedó conformado por 51 legisladores demócratas y 49 republicanos, tras haber sido 50 y 50 en el bienio precedente, aunque con el voto de desempate de la vice Kamala Harris a favor del oficialismo.
Con información de Télam