(Agrega declaración de la oposición)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió anoche al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, un "compromiso" sobre su controvertida reforma del sistema de justicia, dijo la Casa Blanca en un comunicado y en la madrugada del lunes el país de medio oriente anunció que aceptará introducir algunos cambios a la propuesta original que ya fueron criticados por la oposición.
Durante una llamada telefónica a Netanyahu, Biden subrayó que la reforma debe respetar los valores democráticos fundamentales, dijo la presidencia estadounidense.
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Los principios democráticos son una "marca registrada" de las relaciones entre Estados Unidos e Israel, sostuvo el presidente estadounidense.
Se trata de su primera declaración pública sobre la reforma judicial.
Biden "ofreció su apoyo a los esfuerzos en curso para encontrar un compromiso de acuerdo con estos principios fundamentales", señala el comunicado, citado por la agencia de noticias AFP.
"Las sociedades democráticas se fortalecen con controles y equilibrios reales" y cualquier cambio sustantivo debe tener el "apoyo popular más amplio posible", planteó Biden a Netanyahu, según la nota.
Luego de la llamada, la coalición gobernante de Israel anunció que acepta la propuesta del partido Sionismo Religioso -que también integra la coalición- para modificar el proyecto de ley para cambiar el método de selección de los jueces del Tribunal Supremo.
Según la nueva propuesta, la coalición gobernante tendrá potestad para seleccionar por sí sola a dos jueces del Tribunal Supremo.
Sin embargo, a diferencia de lo que sugería su anterior proyecto de ley, los demás nombramientos estarán sujetos a la aprobación de al menos un miembro de la oposición y de al menos un juez, informó el diario israelí Haaretz.
Además, se establecen cambios en la Comisión de Selección Judicial (CSJ), responsable de nombramientos, promoción y remoción de jueces, donde la coalición de Gobierno seguiría teniendo mayoría, pero más ajustada.
La propuesta de reforma original estipulaba una modificación del CSJ que buscaba inclinar las designaciones casi por completo como un atributo del Gobierno de turno. En la actualidad, en el CSJ los jueces tienen poder de veto.
En tanto, los principales líderes de la oposición reiteraron hoy su rechazo a la reforma, ya que consideran insuficientes los cambios pactados.
El principal dirigente opositor, el ex primer ministro Yair Lapid, advirtió que la nueva propuesta no evita la "toma hostil" del sistema judicial por parte del Gobierno.
En este sentido, recordó que permite el nombramiento de personas afines en puestos clave, que es "exactamente lo que querían desde el principio", informó la agencia de noticias Europa Press.
El laborista Merav Michaeli también llamó a no "comprar" los mensajes del Likud, el partido de Netanyahu, ya que "no hay ninguna concesión" real en el texto que el Gobierno espera ahora someter a votación en el Parlamento antes de Semana Santa.
"No podemos detener las protestas", subrayó, según el diario The Times of Israel.
De hecho, otros referentes políticos, como el exministro de Justicia Gideon Saar, de Unidad Nacional, cree que es momento de "intensificar" estas movilizaciones, que evidenciaron el malestar social frente a la reforma.
La oposición sostiene que, en la práctica, Netanyahu y sus aliados siguen garantizándose con los últimos cambios el control de los tribunales, por lo que en principio no se prevén cambios en las movilizaciones anunciadas para los próximos días.
Los líderes del movimiento de protesta también rechazaron la propuesta y atacaron a la coalición, afirmando que el gobierno "decidió dividir a nuestra nación y llevar a cabo una toma hostil del Tribunal Supremo".
Los manifestantes además afirmaron que la legislación sobre la reforma judicial no es una propuesta más suave y "es el primer capítulo de la conversión de Israel en una dictadura. Es un intento transparente de adormecer el movimiento de protesta", citó la prensa local.
Anunciada a principios de enero pasado, la reforma judicial israelí incluye la introducción de una cláusula de "anulación" que permite al Parlamento anular una decisión de la Corte Suprema por mayoría simple.
Según sus detractores, pone en peligro el carácter democrático del Estado de Israel y podría ayudar a anular una posible condena de Netanyahu, juzgado por corrupción en varios casos.
El primer ministro y sus aliados creen, por su parte, que la reforma es necesaria para restablecer un equilibrio de poder entre los legisladores y el Tribunal Supremo, que consideran politizado.
Miles de manifestantes volvieron a tomar las calles el sábado último, por undécima semana consecutiva, para protestar contra la reforma.
Según medios locales, hubo manifestaciones en más de 100 localidades del país, mientras que las principales protestas se dieron en Tel Aviv, donde una multitud se congregó en la plaza de Dizengoff con banderas israelíes y arcoíris de la comunidad LGTBQI+.
El miércoles pasado, el presidente de Israel, Isaac Herzog, presentó un borrador de compromiso sobre el proyecto de reforma, que fue aceptado por los líderes de los partidos de oposición, pero rechazado de inmediato por la coalición gobernante.
En la misma línea que Biden, el canciller alemán, Olaf Scholz, expresó el viernes último su "preocupación" por la cuestionada reforma judicial planteada por el Gobierno de Israel, tras reunirse con Netanyahu en Berlín.
Con información de Télam