Con fuerte protagonismo en la política continental, y en especial en el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el presidente francés Emmanuel Macron pondrá en juego su capital político mañana en el balotaje de las elecciones legislativas locales, que podrían pulverizar la mayoría absoluta que necesita para avanzar con su agenda de reformas conservadoras, entre ellas la suba de la edad mínima para las jubilaciones.
La situación se volvió tan inestable para el presidente de 44 años que los resultados de mañana podrían darle la improbable posibilidad de mantener la mayoría o mandar al país a 1997, al repetir la historia en la que el presidente de derecha Jacques Chirac tuvo que cohabitar en el Gobierno con el socialista Lionel Jospin como primer ministro, ya que en las elecciones parlamentarias de entonces la izquierda había logrado los números para forzar ese escenario.
De todos modos, para Chirac esa experiencia no era nueva, ya que entre 1986 y 1988 él mismo había compartido la conducción del país con el presidente socialista Francois Mitterrand, de manera que esta opción conocida como "cohabitación", si se presentase ahora, aunque también con pronóstico improbable, no sería desconocida para el pueblo francés.
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En este caso, quien amenaza con llegar a compartir el Gobierno es Jean-Luc Mélenchon, cuya agrupación de izquierda obtuvo un empate en cuanto al número de votos cosechado en todo el país en la primera vuelta, el domingo último.
La alianza de centro de Macron desplegó hasta ayer mismo sus últimos esfuerzos para intentar mantener la mayoría absoluta frente una izquierda unida tras el balotaje.
"¡Estamos sobre el terreno para luchar hasta el último minuto!", dijo la primera ministra, Élisabeth Borne, quien comparó su proyecto que busca "proteger" a los franceses con el programa "peligroso" para la economía de la coalición de izquierda, reprodujo la agencia de noticias AFP.
Macron, reelegido en abril para un nuevo mandato de cinco años, se juega en estos comicios poder aplicar su programa de corte liberal, como el retraso de la edad de jubilación de 62 a 65 años, sin la necesidad de tejer alianzas con otros partidos, sobre todo la derecha.
"El caos son ellos", reiteró en las últimas horas de campaña Mélenchon, quien llamó a los electores a ir a votar y "tomar una decisión clara", porque "si no será un lío durante meses". Más de la mitad de los votantes se abstuvo en la primera vuelta.
Las proyecciones de los institutos de sondeos señalan la posibilidad de que el oficialismo centrista pierda su mayoría absoluta por el avance en número de escaños de la izquierda, aliada en la Nueva Unión Popular, Ecológica y Social (Nupes), y de la extrema derecha.
La alianza ¡Juntos! de Macron lograría entre 255 y 305 diputados, seguido de la Nupes (140 a 200), el partido de derecha Los Republicanos y sus aliados UDI (50 a 80) y la Agrupación Nacional (RN, ultraderecha) de Marine Le Pen (20 a 50). La mayoría se sitúa en 289.
Mantener la mayoría absoluta es el escenario privilegiado para el presidente que, tras un primer mandato marcado por las protestas sociales, la pandemia y, en el tramo final, la guerra en Ucrania, espera retomar su agenda reformista y más liberal.
Este resultado le permitiría aprobar leyes casi sin resistencia en el Parlamento, pero corre el riesgo de reforzar su imagen de mandatario "autoritario".
"Lo que está en juego es impedir que Macron tenga mayoría absoluta", resumió Jordan Bardella, de RN.
Una mayoría simple devolvería un cierto protagonismo al Parlamento, ya que obligaría al jefe de Estado a buscar aliados para sacar adelante sus medidas. También existen vías para imponer medidas, pero que implican poner en riesgo la continuidad del gobierno.
El partido Los Republicanos, heredero de las formaciones de los expresidentes Chirac (1995-2007) y Nicolas Sarkozy (2007-2012), se ven ya como árbitros, ya que sus votos se volverán "ineludibles", dijo la eurodiputada Agnès Even.
Aunque este tipo de negociaciones son habituales en la mayoría de las democracias, a falta de una mayoría estable, la adopción de leyes se convertiría en un dolor de cabeza para el oficialismo en Francia, acostumbrado a sacar la aplanadora.
El escenario más temido para Macron es una gran victoria de la Nupes porque Mélenchon podría así reclamar ser nombrado primer ministro para dejar apartadas de la agenda las medidas del liberal y priorizar las suyas.
Del resultado de mañana dependerá también el rumbo que tome la segunda economía de la Unión Europea (UE) y una de las potencias nucleares mundiales, en un contexto de guerra en Ucrania y de aumento de los precios de la energía y de la alimentación.
La próxima cita en las urnas en Francia serán las elecciones al Parlamento Europeo en 2024, dos años en los que los partidos podrán asentar la recomposición en curso en tres bloques -izquierda radical, centro y extrema derecha- antes de un nuevo test ante los electores.
Están convocados a votar 48,7 millones de habitantes, de los cuales es probable que efectivamente concurran a las urnas unos 36 millones, de acuerdo con las cifras alcanzadas en las elecciones en las que Macron obtuvo la reelección.
Con información de Télam