El expresidente ruso y vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvedev, afirmó hoy que el primer ministro japonés, Fumio Kishida, debería hacerse el harakiri frente a su gabinete, tras acusarlo de "traicionar la memoria" de su país en el encuentro que tuvo con el presidente estadounidense, Joe Biden, en el que se criticó el posible uso de armas nucleares por parte de Rusia en Ucrania.
"Declaramos inequívocamente que cualquier uso de un arma nuclear por parte de Rusia en Ucrania sería un acto de hostilidad contra la humanidad e injustificable en modo alguno", indicaron los líderes tras su reunión, según un comunicado conjunto difundido por la Casa Blanca.
"Biden y Kishida afirmaron que cualquier posible uso de armas nucleares por parte de Rusia en Ucrania sería un acto hostil contra toda la humanidad. Es una vergüenza tan monstruosa que ni siquiera comentaré la paranoia sobre los planes nucleares de nuestra nación", respondió el funcionario del Kremlin en su canal de Telegram.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
"El jefe del gobierno japonés dice tonterías sobre Rusia en un humillante éxtasis de lealtad, traicionando la memoria de cientos de miles de japoneses que ardieron en los incendios nucleares de Hiroshima y Nagasaki", manifestó.
"Y a Kishida le importa un bledo que el único país que utilizó armas nucleares en su totalidad fue Estados Unidos. Y la única víctima fue su propia patria. Debería habérselo recordado al Presidente de Estados Unidos y haberle exigido que se arrepintiera por ese acto de guerra, algo que los dirigentes estadounidenses nunca hicieron", prosiguió y añadió: "Kishida es sólo un sirviente de los estadounidenses y los sirvientes no pueden tener valor".
"Semejante vergüenza sólo puede lavarse cometiendo un harakiri a su regreso, justo en su reunión de gabinete. Aunque el concepto de honor no es propio de esta generación de vasallos japoneses", remató, haciendo referencia al ritual de suicidio japonés que consiste en clavarse un arma corta en el abdomen.
Kishida y Biden se reunieron ayer a la noche en la Casa Blanca, en un encuentro en el que el premier japonés se comprometió a modernizar el ejército de su país, al advertir que la invasión rusa de Ucrania abrió una nueva era y puede envalentonar a China.
Japón, de postura pacifista desde su derrota en la Segunda Guerra Mundial, se aleja cada vez más de esa tradición a medida que China se refuerza y que Corea del Norte acelera su programa de prueba de misiles.
"Japón y Estados Unidos enfrentan en la actualidad el contexto más desafiante y complejo en materia de seguridad en su historia reciente", dijo Kishida a Biden, según declaraciones que cita la agencia de noticias AFP.
En un discurso tras el encuentro con el mandatario estadounidense, Kishida planteó que Japón marca un hito en la alianza con Estados Unidos tan importante como el tratado de mutua defensa de 1960.
"La agresión de Rusia contra Ucrania marcó el fin total de la era posterior a la Guerra Fría", expresó Kishida en su discurso en la universidad Johns Hopkins.
"Si dejamos sin respuesta este cambio unilateral y por la fuerza del statu quo, pasará en cualquier otra parte del mundo, incluyendo Asia", remarcó Kishida en una referencia velada a los temores de una invasión de China a Taiwán.
Japón se unió a las sanciones occidentales contra Rusia y provee ayuda humanitaria, pero no militar, desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.
En diciembre, Tokio modificó su estrategia de defensa con la promesa de incrementar el gasto hasta 2% del PBI para 2027, así como mayores capacidades de fuerza ante la Corea del Norte y China.
La nueva postura de defensa de Japón va a "asegurar la paz y la prosperidad en la región", agregó el primer ministro japonés en su primera visita a Washington, en un año en el que el país asiático preside el G7.
Con información de Télam