Primer paro general contra Netanyahu en 11 meses de guerra: qué demandan y por qué la justicia lo interrumpió

Israel vivió 24 horas de convulsión por la represión a protestas de 500 mil personas en todo el país y un paro general a favor de una salida negociada para liberar rehenes. Sectores ultras del Gobierno insisten en la vía militar en Gaza, donde ya son más de 40 mil los muertos palestinos.

02 de septiembre, 2024 | 15.25

El primer paro general contra el gobierno de Benjamin “Bibi” Netanyahu tuvo lugar este lunes en todo el país, aunque con adhesión irregular. La Justicia lo interrumpió a mitad del día por considerarlo “político”, ya que fue convocado para protestar contra la alianza gobernante por su falta de acuerdo con Hamas para liberar a los israelíes secuestrados en Gaza desde el 7 de octubre. La medida llegó horas después de que el Ejército israelí informara del hallazgo de seis rehenes que fueron asesinados por Hamas pocas horas antes de su hallazgo. Familiares de los secuestrados salieron a la calle junto a miles de personas para responsabilizar a Netanyahu por su estrategia belicista, en una de las manifestaciones más grandes en casi un año de guerra y donde se repitieron escenas de violenta represión.

La noche del domingo, en medio de las masivas protestas, la mayor central sindical de Israel, Histadrut, llamó a un paro general para este lunes, el primero en casi un año de guerra en Gaza, con el objetivo de presionar al gobierno para que firme un acuerdo sobre los rehenes. La medida tuvo adhesión irregular, ya que si bien se registraron cierres de oficinas gubernamentales como la Knesset (parlamento) y varios municipios, otras como los servicios de clínicas, bancos, transporte público, aeropuertos solo estuvieron reducidos, según informaron los diarios Times of Israel y Haaretz. Además, cerca del mediodía, un tribunal laboral de Tel Aviv ordenó a los huelguistas volver a sus puestos de trabajo, al aceptar una cautelar del gobierno y del Foro Tikva -familias de rehenes que respalda la estrategia oficial de priorizar la acción militar en Gaza en lugar de la negociación para liberar a los rehenes- que sostenía que el paro era ilegal por tener una motivación política, y que no tenía que ver con derechos laborales. Así, el tribunal rechazó la postura de la Histadrut de que la incapacidad del gobierno para llegar a un acuerdo perjudicaba a la economía.

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“Bibi mata a los rehenes”, decía una de las pancartas de la manifestación de anoche y que dan en la tecla para entender el motivo de la manifestación y el paro general de este lunes. Este sector de la población responsabiliza al Gobierno de Netanyahu de impulsar una estrategia que consiste en dilatar las negociaciones y que en dos semanas ya ha devuelto sin vida a doce rehenes israelíes secuestrados por la milicia-partido islamista palestino Hamas. El fin de semana, el Ejército israelí informó del hallazgo de seis rehenes en túneles de Gaza y que tenían disparos a quemarropa. Los cadáveres de Hersh Goldberg-Polin, de 23 años, Eden Yerushalmi, de 24, Ori Danino, de 25, Alex Lobanov, de 32, Carmel Gat, de 40, y Almog Sarusi, de 27, fueron descubiertos en un túnel de Rafah, ciudad del sur de Gaza y -según las pericias informadas por medios locales- habrían recibido los disparos en un máximo de 72 horas antes de que las fuerzas israelíes los encontraran. Se presume que Hamas, al verse cercado por Israel, habría asesinado a los seis antes de huir.

"La mayoría (de los rehenes encontrados sin vida) eran jóvenes que habían sido secuestrados el 7 de octubre en el festival de música electrónica Nova, salvo uno, realmente jóvenes, algunos activistas por la paz. El trato realmente no fue bueno. Se sabe que el asesinato por parte de los terroristas de Hamas fue unas horas antes de haberlos encontrado, o sea que estuvieron con vida 11 meses, y eso desató una bronca por parte de la sociedad israelí y muchos salieron a manifestarse en favor de conseguir un tratado ahora y presionando al gobierno de Netanyahu", dijo a El Destape el trabajador social argentino israelí Enrique Rosenburt, quien acompaña a familiares de los rehenes en Tel Aviv. “Seguiremos haciendo lo que se pueda para lograr un acuerdo”, agregó.

Los manifestantes no dejan de responsabilizar al grupo islamista por los cerca de 1200 personas asesinadas el 7 de octubre en territorio israelí, en su mayoría civiles, y por el secuestro de otras 250 personas -entre ellos una veintena de argentinos-, llevadas como rehenes a Gaza. Sin embargo, ahora ponen el acento en las fallas Netanyahu y su coalición de gobierno, dominada por la presencia de líderes radicales del movimiento nacional colono que ocupa el territorio palestino de Cisjordania, y quienes insisten en que la única forma de rescatar al centenar de rehenes que aún quedan en Gaza es por la vía militar, la cual ya dejó al menos 40.786 palestinos asesinados, en su mayoría civiles, y más de 94 mil heridos, según informaron este lunes las autoridades sanitarias de Gaza.

Hasta el momento, el método que más resultados tuvo para la liberación de los cautivos fue un acuerdo de cese al fuego de una semana que se logró en noviembre pasado, y por la cual se liberaron un centenar de ellos a cambio de presos palestinos y que permitió el ingreso de un mayor volumen de ayuda humanitaria al enclave. Por la vía militar, Israel solo rescató a ocho personas con vida y 37 muertas -entre ellos, 3 asesinadas por error por el propio Ejército israelí-, según un recuento de la Agencia Judía de Noticias (AJN).

Las fuerzas de defensa y los servicios de inteligencia de Israel han dado señales de no acordar con la estrategia del gobierno. En concreto, el jefe del Estado Mayor, teniente general Herzl Halevi, el jefe del Mossad, David Barnea, el jefe del servicio secreto interior Shin Bet, Ronen Bar, y el jefe de la Dirección de Rehenes, general Nitzan Alon, “han expresado en numerosas ocasiones su convicción moral y su juicio profesional de que cerrar un acuerdo de alto el fuego y de liberación de rehenes lo antes posible beneficiaría a la seguridad y la posición estratégica de Israel”, reseñó el analista Yossi Melman en el diario israelí Haaretz el fin de semana.

El nudo del conflicto entre estos sectores y Netanyahu está en la reticencia del primer ministro a aceptar el plan que propuso el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en mayo y que consiste en tres etapas que incluyen la liberación de rehenes a cambio de un alto el fuego de al menos seis semanas, una retirada parcial israelí de Gaza y la liberación de prisioneros palestinos. Este había sido diseñado con la venia Tel Aviv, luego fue aceptado por Hamas, pero en el camino Bibi quiso introducir modificaciones que fueron rechazas por los palestinos. “Públicamente, Estados Unidos sigue acusando principalmente a Hamas de intransigencia, pero entre bastidores, los funcionarios estadounidenses responsabilizan a ambos dirigentes, Netanyahu, y el jefe de Hamas, Yahya Sinwar, de sabotear el acuerdo. En una de sus recientes llamadas telefónicas, Biden habría dicho a Netanyahu: ‘Deja de tomarme el pelo’”, informó el mismo columnista de Haaretz.

La postura de Netanyahu hizo crecer las sospechas de que el líder del Likud estaría empantanando las negociaciones, ya sea por convicción propia o para ceder a las presiones de su gabinete radical de colonos ultranacionalistas, que insisten en que un acuerdo sería “rendirse”, y de quienes depende su supervivencia como primer ministro. En esa línea, el ministro de Finanzas, el líder colono de derecha Bezalel Smotrich, se opuso a las medidas de fuerza del mayor sindicato israelí y dijo que este, en lugar de dar una mano a la economía israelí en tiempos de guerra, “en realidad está cumpliendo el sueño de (el líder de Hamas, Yahya) Sinwar, y en lugar de representar a los trabajadores israelíes, opta por representar los intereses de Hamas”. Lo mismo dijo Netanyahu en una reunión de gabinete, según informaron fuentes que estuvieron presente a la prensa israelí, y prometió que Israel va a “exigir un precio de Hamas por el asesinato de los rehenes”.

“Policía, ¿a quién proteges?”

Si bien las manifestaciones en Israel son una constante desde hace meses, las protestas del domingo a la noche fueron inéditas en términos de participación. Los organizadores calcularon que 300.000 personas se reunieron en Tel Aviv y otras 200.000 participaron por todo el país, aunque no hubo cifras oficiales de la policía. En tanto, la empresa Crowd Solutions calculó que unas 280.000 se movilizaron en Tel Aviv, en lo que sería la mayor concentración en casi 18 meses, en tiempos anteriores al 7 de octubre, cuando la población se movilizó en contra la propuesta de reforma judicial del gobierno, que hacía peligrar los equilibrios entre los poderes del Estado, y en medio de procesos abiertos en contra de Netanyahu por causas de corrupción.

Tampoco fueron inéditas las escenas de represión contra los manifestantes, pero la prensa destacó que los niveles de violencia fueron superiores a las que la antecedieron. Cabe aclarar que las masivas movilizaciones que vive Israel en los últimos años, principalmente desde la formación del sexto gobierno de Netanyahu en diciembre de 2022, tanto por la reforma judicial como por la liberación de los rehenes en manos de Hamas, no han levantado la consigna en contra de la ocupación israelí en los territorios palestinos. Salvo excepciones, en que se vieron manifestantes con banderas palestinas, este no ha sido un factor relevante en las protestas.

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