Medio siglo después, Irlanda del Norte conmemoró el "Domingo Sangriento"

30 de enero, 2022 | 11.43

Cincuenta años después de que los soldados británicos mataran a 14 civiles, una marcha honró hoy la memoria de las víctimas del "Domingo Sangriento", uno de los días más oscuros de las tres décadas de enfrentamientos en Irlanda del Norte entre católicos unionistas y protestantes republicanos, en medio de una tensión latente por la situación de la región tras el Brexit.

El desfile, en el que participaron centenares de personas, con rosas blancas y enarbolando los retratos de las víctimas, pasó por el monumento que rinde homenaje a los fallecidos a manos del Ejército británico en un hecho retratado e inmortalizado por la banda U2 en la canción "Sunday Bloody Sunday".

El primer ministro irlandés, Micheál Martin, fue el primer dirigente de la República de Irlanda en participar en esa ceremonia, de carácter anual, informó la agencia de noticias AFP.

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Tanto él como su ministro de Relaciones Exteriores, Simon Coveney, depositaron un ramo de flores al pie del memorial.

Fue "una masacre en nuestras calles", subrayó Michael McKinney, a cuyo hermano mataron durante la manifestación pacífica por los derechos cívicos que terminó en un derramamiento de sangre el 30 de enero de 1972 en Londonderry (Derry para los republicanos), segunda ciudad de Irlanda del Norte..

En la masacre hubo 16 heridos y fallecieron 14 civiles, seis de los cuales tenían 17 años. Todos murieron por balas, la mayoría por la espalda, otros estando en el suelo, mientras agitaban un pañuelo blanco. Un herido, que murió unos meses después de un tumor, suele ser contemplado también entre las víctimas fatales.

"Hemos hecho un largo camino desde el horror de ese día", añadió McKinney, subrayando que las familias continúan pidiendo "que los criminales de uniforme que mataron a los nuestros sean procesados".

Por la tarde se convocó otra manifestación coincidiendo con la hora en la que los paracaidistas del primer batallón abrieron fuego contra los manifestantes católicos.

Entonces, el Domingo Sangriento empujó a muchos jóvenes católicos republicanos a abrazar el IRA (Ejército Republicano Irlandés), un grupo paramilitar opuesto a que los británicos estén presentes en la isla de Irlanda.

Hubo que esperar a 1998 cuando se firmó el acuerdo de paz del Viernes Santo, para poner fin a tres décadas de un conflicto que dejó 3.500 muertos.

El ejército británico afirmó que los paracaidistas respondieron a los tiros de los "terroristas" del IRA, una versión que más tarde apoyaría un informe realizado a toda prisa.

Pero, a pesar de todos los testimonios que contradijeron esa versión, hasta 2010 no se reconoció oficialmente la inocencia de las víctimas.

Al cabo de la investigación más larga, de 12 años, y más cara que haya conocido el Reino Unido (casi 268 millones de dólares al cambio actual), el entonces primer ministro David Cameron se disculpó oficialmente por unos actos "injustificados e injustificables".

Sin embargo, ningún soldado fue procesado por el Domingo Sangriento.

El caso que se abrió contra uno de ellos fue abandonado por cuestiones jurídicas y el gobierno británico presentó un proyecto de ley para terminar con cualquier causa que se pueda empezar relacionada con el conflicto, algo que todas las partes vieron como una "amnistía".

Hace unos días, una bandera de los paracaidistas izada en un barrio leal a la corona británica de la ciudad causó un gran revuelo, y llegó incluso a hablarse de ella durante una sesión en el Parlamento, en Londres.

En los últimos meses, las consecuencias de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) subrayaron la fragilidad del equilibrio establecido por el acuerdo de paz de 1998.

Las criticadas disposiciones aduaneras, destinadas a evitar la imposición de una frontera terrestre con Irlanda -pero que establecen una frontera marítima de facto con Gran Bretaña- se están negociando actualmente entre Londres y Bruselas.

Las tensiones comunitarias también se revitalizaron durante unos disturbios ocurridos en Belfast en los que ardieron los "muros de la paz" que separan los barrios católicos y protestantes.

Las elecciones locales de mayo se anuncian decisivas para el delicado equilibrio político instaurado.

Con un retroceso de los unionistas (favorables a permanecer dentro del Reino Unido), una victoria de los republicanos parece factible.

El Sinn Fein, brazo político del IRA, desea que se convoque un referéndum en un plazo de cinco años sobre la reunificación de la isla.

Con información de Télam

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