El jefe del aparato judicial de Irán, Gholamhosein Mohseni Ejei, instó hoy a los magistrados a no emitir "condenas débiles" contra los implicados en los "disturbios" desatados en la república islámica tras la muerte de una joven bajo custodia de la policía de la moral, una ola de protestas que el Gobierno volvió a atribuir a Estados Unidos.
Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años, murió el pasado 16 de septiembre tras haber sido detenida por esta fuerza policial en la capital, Teherán, por incumplir el estricto código de vestimenta que obliga a las mujeres a cubrirse la cabeza y el pecho con un velo.
Su muerte provocó una enorme ola de manifestaciones en todo el país, las más importantes desde las de 2019 contra el aumento del precio de la nafta, protagonizadas principalmente por estudiantes mujeres que corean lemas antigubernamentales, prenden fuego a sus pañuelos y se enfrentan a las fuerzas de seguridad en las calles.
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Duramente reprimidas por las autoridades, las movilizaciones dejaron al menos 201 muertos, entre ellos 23 menores, y miles de detenidos, según el último balance de la ONG Irán Human Rights (IHR), con sede en Noruega.
"Una compasión equivocada y los veredictos débiles son los principales elementos de opresión del pueblo y el futuro", señaló el responsable judicial, quien pidió a los jueces "evitar la ingenuidad" y "la simpatía no debida" a la hora de abordar los casos de los "principales implicados en los disturbios".
No obstante, reconoció que "deben considerarse algunos elementos de reconciliación" y "diferenciar" entre los "cabecillas" y "las personas menos culpables", según consignó la agencia iraní de noticias Mehr.
Al igual que defiende el Gobierno del conservador Ebrahim Raisi, Ejei señaló que "pueden verse las manos de los enemigos maniobrando tras el escenario" de estas protestas.
El propio Raisi volvió a acusar hoy a fuerzas extranjeras de avivar las protestas, en particular a Estados Unidos.
"Tras el fracaso de Estados Unidos en la militarización y las sanciones, Washington y sus aliados han recurrido a la fallida política de desestabilización", dijo el presidente en una cumbre en Kazajistán, según su despacho.
Una crítica expresada en la víspera por el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, quien afirmó que "estos disturbios e incidentes de seguridad fueron diseñados por Estados Unidos y el régimen falso y usurpador sionista" de Israel.
Las protestas en Irán dieron lugar a manifestaciones de solidaridad en ciudades de todo el mundo, así como a sanciones de Washington y la Unión Europea contra los funcionarios iraníes implicados en la represión.
Por cuarta semana consecutiva, manifestantes salieron anoche a las calles en todo el país, donde las fuerzas policiales volvieron a abrir fuego y lanzar gas lacrimógeno, sobre todo en las ciudades de Ispahan (sur), Machhad (noreste), Rasht (norte), Saghez (ciudad natal de Amini) y en la capital, Teherán.
Videos publicados en redes sociales muestran a los manifestantes enfrentándose a las fuerzas de seguridad, obligando en ocasiones a la policía a huir.
"Mujer, vida, libertad" -el lema de las movilizaciones- volvió a escucharse en Bukan (noroeste), donde la gente quemó la bandera iraní, según una publicación cuya autenticidad fue verificada por la agencia de noticias AFP.
La agencia de prensa Human Rights Activists News Agency (Hrana) deploró ayer en un informe el "uso no regulado de escopetas de perdigones por parte de las fuerzas del orden, que ha causado lesiones a muchos manifestantes", entre ellos ancianos, adolescentes e incluso niños.
"Se calcula que el número de detenidos es de al menos 5.500 personas" desde el inicio del movimiento, según la agencia.
De acuerdo a la ONG IHR, obreros del sector energético se sumaron al movimiento de protesta esta semana y están en huelga en varias plantas petroquímicas.
Las autoridades iraníes han bloqueado el acceso a las redes sociales, incluidas las aplicaciones Instagram y WhatsApp, y han lanzado una campaña de detenciones masivas a medida que aumenta la represión.
Con información de Télam