Funcionarios mexicanos de seguridad y migración bloquearon el domingo el paso a una nueva caravana de migrantes y detuvieron a varias personas, como parte de las acciones del gobierno para disolver el grupo apenas un día después de que partiera desde el sur de México hacia Estados Unidos.
El sábado, cerca de 400 migrantes, sobre todo centroamericanos y haitianos, salieron desde Tapachula con destino a la frontera norte, cansados de haber esperado hasta un año en territorio mexicano en espera de trámites y solo a un par de días desde que autoridades dispersaran a otro gran grupo.
Alrededor de las 5.00 hora local (10:00 GMT) del domingo, efectivos de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración (INM) irrumpieron en la cancha deportiva donde pernoctó en Huixtla, Chiapas, la caravana que partió en la víspera, para contenerlos y frenar su avance.
Mientras algunos todavía dormían tras caminar durante casi 12 horas a una temperatura promedio de 30 grados centígrados, los efectivos llegaron en varias camionetas al sitio, se bajaron e intentaron "encapsularlos", cerrándoles el paso por el puente y hacia el pueblo, según relató un testigo de Reuters.
Esto ocasionó que entre 250 y 300 migrantes comenzaran a correr bordeando los márgenes de un río cercano, mientras en las calles de Huixtla se desplegaba un operativo para perseguirlos que duró una hora y media y se enfrentó con mucha resistencia de los que intentaban huir y denunciaron agresiones.
"Nos tiraron piedras, cuando nosotros subimos ellos nos estaban tirando piedras del lado de acá. Corrimos hacia por todo aquí el borde y por miedo a que nos agarrraran", relató María Ramos, hondureña de unos 60 años, y agregó que esperaba volver a reunir al grupo para poder seguir adelante.
Aunque la mayoría logró escapar, varias decenas de mujeres, muchas con niños, quedaron atrapadas en el recinto deportivo y terminaron entregándose a las autoridades, según el testigo.
En la conmoción que siguió, algunos padres del grupo donde también viajaban venezolanos y cubanos fueron separados de sus hijos mientras los funcionarios buscaban interceptar a los migrantes que corrían por las orillas del río Huixtla.
Algunos de los migrantes que viajaron en diferentes caravanas en días pasados se quejaron de haber sido objeto de un trato brutal por parte de funcionarios mexicanos, y el INM del país condenó los incidentes de violencia capturados en video.
El presidente Andrés Manuel López Obrador instó a los migrantes a quedarse en el sur de México y dijo que reiterará al gobierno estadounidense que es necesario otorgarles visas de trabajo temporal.
El padre Heyman Vázquez, párroco de Huixtla y defensor de los migrantes, describió lo ocurrido la madrugada del domingo como un "inhumano y cruel" abuso de la fuerza que esparció terror entre los viajeros.
Con información de Reuters