Una buena noticia que no augura nada bueno

04 de marzo, 2022 | 00.05

La segunda ronda del diálogo entre enviados de los gobiernos de Ucrania y Rusia terminó este jueves con una buena noticia: "una solución para la organización de corredores humanitarios" que permitan la evacuación de miles de civiles que quieren escapar de las zonas bajo ataque pero tienen miedo. Sin embargo, este tipo de medida, que venía siendo reclamada por la ONU y muchos países, suele acordarse cuando, aún lejos de una resolución pacífica, una o ambas partes saben que las acciones militares están por profundizarse

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Las imágenes de la destrucción masiva en la localidad de Irpin, justo en las afueras de Kiev, al oeste, o los bombardeos sobre una zona residencial de la ciudad de Chernihiv, al norte de la capital, se sumaron a las de los últimos días del centro de las densamente pobladas Jarkov y Jerson, dos de los epicentros de los ataques y combates en el este del país esta semana. Rusia aún no ha utilizado ni toda su capacidad aérea ni terrestre en esta invasión, por eso, la gran incógnita para muchos analistas occidentales por estas horas es por qué y cuándo lo hará. 

Este jueves, en un momento en que la avanzada diplomática de las potencias occidentales está pegando por todos los frentes a Rusia (económico, financiero, deportivo, cultural, mediático, etc) el presidente Vladimir Putin habló ante el Consejo de Seguridad de Rusia y su mensaje fue transmitido en vivo por varios canales internacionales. En él buscó dejar claras dos ideas: 1. "La operación militar" -su gobierno no habla de invasión ni guerra- avanza según lo planeado y 2. Moscú diferencia entre la población ucraniana y lo que llamó "grupos nacionalistas", "neonazis" y "mercenarios extranjeros".

"No renunciaré a mi convicción de que rusos y ucranianos somos parte de un mismo pueblo", dijo y luego acusó a estos "nacionalistas" y "neonazis" de tener "secuestrados" y usar como escudos humanos a estos ucranianos a los que reivindicó como hermanos. Por eso, explicó, autorizó que se acuerde en la mesa de negociación el establecimiento de corredores humanitarios para que estos puedan ser evacuados. 

Lejos de parecer la primera de una posible serie de concesiones, este gesto fue presentado como el preludio de lo que será una profundización de la guerra contra estos "nacionalistas" y "neonazis", que Putin ha dejado claro una y otra vez que es como se refiere al gobierno de Volodimir Zelensky y al menos una parte de las Fuerzas Armadas ucranianas, debido a la integración de antiguas milicias de extrema derecha que se identifican con símbolos e ideas nazis. Por eso, ha identificado su objetivo de "desnazificar" al pais vecino con el de destruir su capacidad militar. 

Aún no están claros los detalles del acuerdo que se alcanzó en la mesa de negociación. Horas después del anuncio de una tregua para garantizar los corredores humanitarios, nuevas explosiones se sentían en Kiev, la capital, y autoridades locales ucranianas denunciaban el avance de tropas rusas en el sureste del país, el epicentro hoy del avance terrestre de Moscú. 

Pero aún si esta tregua se concreta y por unas horas o unos días miles -o millones, como pronostican algunas voces del mundo humanitario- de ucranianos abandonan sus casas y buscan refugio dentro o fuera del país, nada hasta ahora permite imaginar un horizonte promisorio en el corto plazo para esta guerra.

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María Laura Carpineta

Licenciada en Ciencia Política de la UBA y magister en Seguridad Internacional de Sciences Po. Escribí sobre el mundo, fui unos años corresponsal desde Francia, y unos meses desde Israel y Palestina. Pasé por Página 12, Tiempo Argentino y Télam -además de coquetear un poco con la radio-, y ahora soy secretaria de redacción en el Destape Web. Me cuesta escribir (y hablar) corto, claro y conciso, pero lo intento.