Apenas unos días después de reconocer dos regiones separatistas de Ucrania y encender todas las alarmas en Kiev y entre sus aliados occidentales, que impusieron una serie de sanciones financieras y políticas contra empresas, políticos y empresarios rusos, Rusia lanzó este jueves una campaña de bombardeos aéreos contra varias ciudades ucranianas, incluso fuera de la zona en disputa del Este, y ya se multiplican los rumores de un ingreso de tropas terrestres desde la frontera. Moscú sostiene que no inició una guerra, sino que está tratando de evitar una guerra mundial. Las potencias occidentales y la ONU denunciaron una invasión y violación de la soberanía ucraniana. ¿Cómo empezó esta guerra? ¿Por qué atacó Moscú? ¿Ucrania está peleando sola? ¿Cómo puede esto impactar en el mundo?
1. Ucrania tiene un conflicto interno hace ocho años.
En 2014, un levantamiento popular apoyado públicamente por Estados Unidos y la Unión Europea (UE) y reprimido ferozmente con más de 100 muertos puso fin al último gobierno pro ruso en Ucrania e inauguró una serie de ejecutivos que buscaron un acercamiento con las potencias occidentales y siguen reclamando ser miembros de la UE y de la alianza militar OTAN. Este giro político de 180 grados provocó la invasión y anexión rusa de la península de Crimea, donde Moscú mantiene una de sus principales bases navales, y desató una guerra separatista protagonizada por milicias pro rusas en dos provincias del este del país, fronterizas con Rusia, que rechazaban a los sectores nacionalistas de ultraderecha que apoyaban al nuevo poder político en Kiev.
La guerra nunca se resolvió en las provincias de Donetsk y Lugansk, aunque Rusia, Ucrania, Francia y Alemania firmaron un acuerdo (conocidos como los Acuerdos de Minsk) para declarar un alto el fuego -que en general no fue respetado, pero sí bajó la intensidad de los combates- y establecer una hoja de ruta para abrir un proceso de paz. A grandes rasgos, Moscú se comprometía a no reconocer a las dos repúblicas fundadas por las milicias separatistas y, a cambio, el gobierno ucraniano discutiría una mayor autonomía para esas regiones y una amnistía general. Estos acuerdos naufragaron y, desde 2014, más de 14.000 personas murieron en esta guerra, entre ellos más de 3.000 civiles, según la ONU, quien denunció crímenes de guerra de ambos lados.
Cuando el ataque ruso comenzó este jueves, las milicias separatistas pro rusas seguían controlando alrededor de un tercio de Donetsk y Lugansk, es decir, el frente de batalla casi no se había movido dentro de Ucrania.
2. Rusia movilizó tropas a la frontera y la OTAN quedó en el centro de la escalada
Desde el año pasado, Rusia movilizó a miles de militares en la zona fronteriza con Ucrania, tanto dentro de su territorio como en Crimea y en la vecina Bielorrusia, uno de sus últimos grandes aliados en la región. Oficialmente, informó que se trataban de ejercicios militares que no buscaban amenazar a nadie. Sin embargo, el gobierno de Ucrania lo interpretó como una forma de amedrentamiento y pidió ayuda a sus aliados occidentales, Estados Unidos y las potencias europeas, principalmente. Les pidió armas, sanciones preventivas contra Moscú y, una vez más, ingresar a la OTAN para garantizar que ese bloque lo defenderá en caso de una nueva agresión externa. Solo les dieron armas, pero el gobierno estadounidense de Joe Biden y el británico de Boris Johnson se hicieron eco con especial convicción de las alarmas encendidas por Kiev y, desde principio de año, pronostican casi diariamente una invasión masiva rusa en Ucrania y amenazaron con sanciones.
Aunque el presidente ruso Vladimir Putin negaba una y otra vez que estuviera planeando una invasión o una agresión contra Ucrania, comenzó a aclarar que el eventual ingreso de Ucrania a la OTAN era una línea roja que su país no estaba dispuesto a aceptar. En los últimos años, la expansión hacia el Este de la alianza militar fue constante y hoy ya incluye todo el ex espacio soviético, excepto por Ucrania y Bielorrusia.
Sin embargo, ni Estados Unidos ni las potencias europeas realmente abrieron las puertas de la OTAN a Ucrania en estos últimos ocho años, pese a los repetidos pedidos. Por eso, la razón para la movilización de tropas de Rusia, según algunos analistas ucranianos, debe buscarse en las sanciones y los ataques que el gobierno ucraniano de Volodimir Zelensky lanzó contra la oposición más cercana a Moscú. “En el gobierno de Rusia creían que iban a perder a Ucrania para siempre. Consideraron que ya no iban a poder esperar cambios más favorables en el futuro a partir de elecciones”, explicó Volodymyr Ishchenko, sociólogo ucraniano e investigador asociado del Instituto de Estudios de Europa del Este de la Universidad Libre de Berlín (Freie Universität Berlin) a El Destape.
3. Putin reconoce a las regiones separatistas del este ucraniano
En medio de las amenazas que volaban entre Washington y Moscú, Putin reconoció "la independencia y soberanía" de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, en el este ucraniano, sobre todo el territorio de esas dos provincias, no solo sobre el tercio que realmente controlan. Desde ese momento, todo se desencandenó con mucha rapidez: primero ordenó el envío de "una misión de soldados de paz" a esa zona en disputa para detener lo que calificó como "un genocidio", pese a que no hay ninguna evidencia de un crimen de esta envergadura. Al día siguiente, aclaró que el traslado de tropas no será inmediato y, al otro día, lanzó un ataque masivo contra varias ciudades, dentro y fuera de las regiones separatistas.
La respuesta de Estados Unidos y sus aliados al reconocimiento ruso fue una serie de sanciones: EEUU impuso sanciones contra bancos y la deuda soberana rusa para asifixiar la posibilidad ee Moscú de financiarse en los mercados occidentales; Europa se concentró en los dirigentes políticos y empresarios cercanos al gobierno de Putin, y Alemania, en particular, frenó la inauguración de la gran apuesta energética que compartió en estos últimos tiempos con Rusia: el gasoducto Nord Stream 2.
La avanzada rusa en los últimos días fue cualquier cosa menos gradual. Primero Putin anunció el reconocimiento de los separatistas con un discurso en el que desconoció cualquier legitimidad, presente o pasada, al Estado ucraniano -llegó a decir que la Unión Soviética había creado el país-, lo acusó de corrupto, débil y mera plataforma para los intereses de Estados Unidos y sus aliados europeos que están empeñados "en convertir a Rusia en su enemigo". Después, firmó con los líderes separatistas de Donetsk y Lugansk que lo habilita a construir bases militares en ese territorio ucraniano. Y finalmente, lanzó el ataque masivo del jueves con una misión nada concreta y, por lo tanto, de dimensión aún desconocida: "desnazificar" a Ucrania.
4. Las preguntas del momento
Es aún muy temprano para imaginar hasta dónde puede llegar este conflicto armado. La gran incógnita de este momento en cómo reaccionarán los aliados occidentales de Ucrania: ¿finalmente le abrirán las puertas a la OTAN? ¿Apoyarán militarmente a Kiev para frenar los ataques rusos, enfrentándose directamente las fuerzas estadounidenses o europeas con las rusas? ¿Rusia avanzará, ocupará y anexará las dos regiones separatistas como hizo con la península de Crimea hace ocho años?
La OTAN informó que no hay tropas de ningún país miembro de la alianza militar dentro del territorio de Ucrania, aunque en los últimos días Estados Unidos desplegó miles de militares en Polonia, cerca de la frontera con Ucrania, y en los países bálticos, cerca de la frontera con Rusia y Bielorrusia. Mientras, el titular de la OTAN, Jens Stoltenberg, prometió una reunión mañana viernes para discutir la guerra lanzada por Rusia, los líderes de las potencias occidentales que hablaron hasta ahora ninguno mencionó un posible apoyo militar directo para el gobierno ucraniano y continúan hablando de ampliar las sanciones económicas, financieras y políticas para asfixiar al gobierno de Putin y su base política.
La participación directa de la OTAN o de sus miembros, como Estados Unidos o las potencias europeas, en una guerra contra fuerzas rusas no es apenas un detalle. Se trataría de una confrontación directa entre fuerzas regulares de dos o más países con capacidad nuclear.
Del lado ruso, en tanto, nadie sabe cuál es plan militar de Putin. El gobierno ucraniano denunció ataques en al menos 16 localidades en todo el país, que van desde el oeste del territorio, no muy lejos de la frontera con Polonia, hasta el este, donde hace ocho años pelean los separatistas pro rusos.
Cuando Putin anunció el envío de "una misión de soldados de paz" a las regiones separatistas, algunos analistas internacionales adelantaron que el presidente ruso podría estar aspotando a repetir lo que consiguió en Georgia, cuando congeló el conflicto en otra región separatista amiga de Moscú. No es lo mismo que las Fuerzas Armadas ucranianas peleen contra milicianos que contra fuerzas regulares rusas; sin ayuda de sus aliados occidentales, Kiev no tiene la capacidad militar para asumir este tipo de conflicto armado.
5. Principales efectos para el mundo
Los efectos globales de la guerra en Ucrania dependerán según el escenario que se confirme. En principio, la escalada de tensión de las últimas semanas ya afectó en un aumento del precio internacional del petróleo y del trigo, ya que esta región es responsable de la producción de una porción muy importante del mercado global. Pero el golpe en los mercados internacionales de energía y alimentos se sentiría con mucha más fuerza si Estados Unidos y sus aliados europeos amplían las sanciones contra Rusia hasta tal punto de obstaculizar todas sus importaciones y exportaciones, una de las versiones que circularon en la prensa internacional en los últimos días.
En este escenario incierto, una incógnita importante es cómo reaccionará China si la confrontación militar o diplomática escala mucho más entre Rusia y las potencias occidentales. Hasta ahora este actor poderoso asumió una posición prescindente en este tipo de pulseadas y escaladas militares entre potencias. Sus declaraciones de los últimos días han sido cautas, sin asumir ninguno de los dos lados.