La tensión generada por las denuncias e imágenes de una masacre de civiles cometida en una pequeña localidad en las afuera de la capital ucraniana, Bucha, no parece haber alcanzado su pico aún. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, participó por primera vez desde que empezó la invasión rusa de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU y pidió que se expulse a Moscú -un miembro permanente con poder de veto- del mayor órgano decisor de las Naciones Unidas. En paralelo, la Unión Europea propuso a sus miembros aumentar significativamente las sanciones contra Rusia e imponer un embargo sobre sus exportaciones de petróleo y carbón. A ambos pedidos, el mandatario Vladimir Putin respondió con nuevas acusaciones, condenas y amenazas. Por un lado, condenó la presión europea sobre sus empresas, tras la toma de su filial en Alemania; mientras que por otro lado, volvió a rechazar cualquier responsabilidad en la masacre y advirtió que podría tomar represalias sobre "países hostiles", por ejemplo, con sus exportaciones de alimentos.
En paralelo, la ONU volvió a pedir este martes una investigación independiente para saber qué pasó en Bucha. "Todas las señales apuntan hacia el hecho de que las víctimas fueron un objetivo deliberado y asesinadas directamente. Y estas pruebas son muy preocupantes", dijo Elizabeth Throssell, en una conferencia de prensa en Ginebra y recordó que el derecho humanitario internacional prohíbe atacar deliberadamente a civiles, según recogió Télam. "Se tiene que investigar, pero aunque podemos entender que un edificio, por ejemplo, sea bombardeado en un contexto militar, es difícil de imaginar cuál sería el contexto militar de un individuo tendido en el suelo con una bala en la cabeza o de tener su cuerpo quemado", insistió.
Mientras autoridades ucranianas anunciaron que está reuniendo evidencia para presentarla frente a la Corte Penal Internacional en La Haya, el vocero del gobierno ruso, Dmitri Peskov, puso en duda este martes si será posible investigar de manera imparcial lo que sucedió en Bucha: "Hay que pensar en qué medida es posible ahora una investigación verdaderamente imparcial", dijo Peskov, citado por la agencia de noticias rusa Sputnik. Rusia, agregó, llama una vez más a los líderes de los países occidentales y al Consejo de Seguridad de la ONU a "hacer abstracción de las emociones" y "comparar los hechos para entender de qué tipo de falsificación monstruosa se está hablando".
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La semana pasada, tras la retirada de una de las localidades de esta zona periférica de la capital, Bucha, la prensa internacional logró ingresar y se encontró con imágenes que aún shockean a gran parte del mundo. Rusia sostiene que abandonó la zona el miércoles 30 de marzo, mientras que periodistas internacionales dicen haber ingresado por primera vez el sábado 2 de abril. El argumento de Moscú es que "los llamados crímenes de Bucha recién aparecieron al cuarto día (que ellos se retiraron) y cuando el servicio de seguridad de Ucrania y miembros de los medios ucranianos llegaron".
El gobierno ruso, que dio a entender que se trataría de una puesta en escena montada por las autoridades o las fuerzas ucranianas en la ventana de tres días entre su retirada y la llegada de la prensa internacional, denunció esta semana que el presunto "montaje" busca "disrumpir" el diálogo de paz. Las autoridades ucranianas y sus aliados en cambio, han acusado a las fuerzas de Rusia de haber cometido una masacre deliberada contra los habitantes de Bucha durante las semanas que ocuparon y controlaron esa localidad.
En el Consejo de Seguridad
"Ayer regresé de Bucha, recientemente liberada de las tropas rusas no lejos de Kiev. No hay un solo crimen que no cometerían. El Ejército ruso buscó y mató a propósito a cualquiera que sirviera a nuestro país. Dispararon y mataron a mujeres afuera de sus casas, mataron a familias enteras, adultos y niños y trataron de quemar los cuerpos", denunció este martes Zelensky de manera remota durante la sesión del Consejo de Seguridad que exigió Rusia para desmentir las acusaciones en su contra.
"Estamos ante un Estado que está convirtiendo el veto en el derecho a morir", dijo al solicitar la exclusión de Rusia del Consejo de Seguridad y agregó, como una segunda opción, una reforma total del órgano: "Su presencia socava toda la arquitectura de la seguridad global. Les permite quedar impunes. Así que están destruyendo todo lo que pueden. Si no hay otra alternativa, la siguiente opción es que se disuelvan."
Ya Estados Unidos había propuesto suspender a Rusia del consejo, algo difícil de imaginar ya que cualquier decisión chocaría con el veto de Moscú. Por eso, Peskov sostuvo que es "imposible" e "impensable" que Rusia no participe en los organismos de Naciones Unidas: "Como miembro permanente del Consejo de Seguridad, por supuesto, el trabajo de las unidades de la ONU y las instituciones de la ONU sin la participación de Rusia es impensable."
La otra guerra, la económica
En paralelo, en Bruselas, la Comisión Europea -una suerte de Poder Ejecutivo de la Unión Europea (UE) dio un paso más en su política de sanciones contra Rusia. Le propuso a todos los Estados miembros -la decisión final deben tomarlo los líderes de cada país en la próxima cumbre- que impongan un embargo a todas las exportaciones de petróleo y carbón de Rusia. Una vez más, el gas, el recurso energético más importante en el intercambio comercial entre Moscú y los países europeos, quedó afuera de la ecuación.
La titular de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen dijo que la prohibición de las importaciones de carbón tiene un valor de 4.000 millones de euros al año y agregó que la UE ya comenzó a trabajar en sanciones adicionales, incluso sobre las importaciones de petróleo. Además, pidió sumar al embargo las exportaciones de material y componentes industriales cruciales hacia Rusia, como los semiconductores avanzados, por un valor de 10.000 millones de euros.
A esta decisión se sumó la toma de control temporal por parte del Estado alemán de la filial de Gazprom, la principal empresa petrolera rusa, esta semana.
Frente a este avance, Putin lanzó una fuerte amenaza: "En un contexto de escasez mundial de alimentos, este año deberemos ser prudentes con las entregas al extranjero y vigilar con cuidado esas exportaciones a países que son claramente hostiles con nosotros", dijo Putin, informó la agencia de noticias AFP. También pidió fijar "objetivos claros" para hallar productos de reemplazo tras la suspensión en Rusia de muchas importaciones, a causa de las sanciones.
Las palabras del presidente podrían desastabilizar aún más los mercados internacionales de alimentos, especialmente de commodities, en el que Moscú tiene un peso importante y que ya ha sufrido una fuerte alza de precios por las tensiones generadas por la guerra en Ucrania.