La economía rusa se contraerá "un poco más del 2%" en 2022, mucho menos que lo previsto inicialmente, mientras que la inflación se situará por debajo de las estimaciones anteriores, según informó este lunes el viceprimer ministro Andrei Belousov.
La economía rusa se vio afectada por las sanciones de las potencias occidentales que siguieron a la decisión de Moscú de invadir con decenas de miles de soldados a Ucrania el 24 de febrero. Pero las consecuencias económicas no han sido tan dolorosas como se temía inicialmente.
Belousov afirmó que el Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia caerá "un poco más del 2%" este año, seguido de un descenso de "no más del 1%" en 2023.
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La última serie de previsiones del Ministerio de Economía a mediados de agosto sugería que el PIB se contraería un 4,2% este año, tras haber advertido anteriormente de una caída de más del 12%, lo que habría supuesto la mayor contracción de la producción económica desde la crisis de mediados de los años noventa tras el colapso de la Unión Soviética.
A pesar de las sanciones sin precedentes y de la salida de muchas empresas extranjeras desde Rusia, el Gobierno no vio signos de que la situación del mercado laboral esté empeorando, según Belousov, aunque había riesgos de que así fuera.
La tasa de desempleo se situó en junio en el 3,9%, la más baja desde que el servicio de estadísticas empezó a publicar la cifra en 1992, según la base de datos Eikon. La inflación de todo el año, en tanto, será del 12% a 13%, dijo Belousov, luego que se disparara en abril a un máximo de 20 años de 17,8%, después de que el rublo se desplomó a un mínimo histórico.
Las sanciones impuestas por las potencias occidentales dañaron mucho en un primer momento la economía rusa, pero con el pasar de los meses Moscú logró reorientar sus exportaciones de energía, alimentos y fertilizantes, por ejemplo, a otros grandes compradores como China, India, Irán y Turquía.
Con información de Reuters