Rusia declaró el jueves que no prorrogará más allá del 18 de mayo el acuerdo sobre cereales del mar Negro, negociado por la ONU y Turquía en julio del año pasado. Para continuar con el pacto, que se concretó para ayudar a aliviar una crisis alimentaria mundial agravada por el conflicto bélico que interrumpe las exportaciones de dos de los principales proveedores de grano del mundo, el país comandado por Vladimir Putin exigió que las potencias occidentales eliminen una serie de obstáculos a la exportación de cereales y fertilizantes rusos.
"Sin avances en la resolución de cinco problemas sistémicos...no hay necesidad de hablar de una nueva ampliación de la iniciativa del mar Negro después del 18 de mayo", declaró el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso en un comunicado.
"Observamos que, a pesar de todas comentarios altisonantes sobre la seguridad alimentaria mundial y la ayuda a los países necesitados, la Iniciativa del mar Negro sirvió y sigue sirviendo exclusivamente a las exportaciones comerciales de Kiev en interés de los países occidentales", afirmó el ministerio. El acuerdo constó de varias instancias en las que participaron Rusia y Ucrania para que se pudieran exportar los granos ucranianos, así como para que Rusia pudiera concretar con sus exportaciones de alimentos y fertilizantes, por eso, las autoridades rusas consideraron que se trata de "partes interconectadas de un 'paquete", y reprendió a la Secretaría de la ONU por lo que calificó de distorsión de los hechos.
Las potencias occidentales impusieron duras sanciones a Rusia por su invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022. Aunque sus exportaciones de alimentos y fertilizantes no están sancionadas, Moscú dice que las restricciones en los pagos, la logística y los seguros son un obstáculo para los envíos. En ese sentido, el Ministerio de Relaciones Exteriores dijo que el Banco Agrícola Ruso (Rosselkhozbank) tenía que volver a conectarse al sistema de pagos SWIFT, que era necesario reanudar el suministro de maquinaria agrícola y piezas de repuesto y levantar las restricciones sobre seguros y reaseguros.
Otras exigencias son el acceso a los puertos, la reanudación del oleoducto de amoníaco Togliatti-Odesa, que permite a Rusia bombear el producto químico hasta el puerto ucraniano; y el desbloqueo de los activos y las cuentas de las empresas rusas dedicadas a la exportación de alimentos y fertilizantes: "La eliminación de los obstáculos a las exportaciones agrícolas nacionales debía producirse en el marco de la aplicación del Memorándum Rusia-ONU", reclamaron.
Rusia afirmó que se había producido un fallo en el régimen de inspección de los buques que transportan grano desde Ucrania. "Actualmente, 28 buques que transportan más de un millón de toneladas de alimentos están a la espera de ser inspeccionados en las aguas territoriales de Turquía", declaró el Ministerio de Asuntos Exteriores y acusó al personal de la ONU del Centro de Coordinación Conjunta de negarse a elaborar un calendario de inspecciones. "A su vez, se creó una situación aún más difícil en torno al registro de graneleros", declaró el ministerio, negando que Rusia fuera responsable de la congestión y acusando a los funcionarios portuarios ucranianos de aceptar sobornos para acelerar el registro.
Con información de Reuters