Después de mucha tensión y largas negociaciones, los Estados miembro de la Unión Europea (UE) acordaron este martes reducir su consumo de gas en un 15% durante el segundo semestre del año y hasta marzo de 2023, en un esfuerzo por fortalecer las reservas energéticas del bloque y disminuir la dependencia del suministro de Rusia en el próximo invierno. Solo Hungría, un Gobierno ultraconservador y nacionalista que se opone a las sanciones contra Moscú por la invasión a Ucrania desde el comienzo, votó en contra; pero el consenso mayoritario se consiguió solo porque la medida será voluntaria, no obligatoria.
La decisión se tomó un día antes de que el operador del principal gasoducto que envía gas a Alemania, Gazprom, redujera una vez más el suministro hasta limitarlo a un 20% de la capacidad máxima. Según el anuncio oficial, van a apagar una nueva turbina por mantenimiento. Sin embargo, países europeos dependientes de estas exportaciones hacía tiempo que venían denunciando que Rusia usaría alguna excusa para cortar el suministro de gas, algo que Moscú niega rotundamente. Ese temor aún existe porque desde la UE han advertido que podría cortar el envío de manera completa, especialmente en el momento más crudo del invierno, a fin de año.
La reducción anterior de Gazprom, que ya había bajado el suministro a través del gasoducto Nord Stream 1 en junio a un 40% de su capacidad máxima, empezó a afectar a los países europeos más dependientes como Alemania, meses antes de la llegada del invierno. Hay empresas que redujeron su producción y el Estado busca formas de ahorrar energía tanto en las dependencias públicas como en el sector privado.
"En un esfuerzo por aumentar la seguridad del suministro energético de la UE, los Estados miembros llegaron hoy a un acuerdo político sobre la reducción voluntaria de la demanda de gas natural de 15% este invierno", anunció en un comunicado el consejo de ministros de la UE tras la votación de este martes, según Télam. "El objetivo de la reducción de la demanda de gas es ahorrar de cara al invierno para prepararse ante posibles interrupciones del suministro de gas por parte de Rusia, que utiliza continuamente los suministros de energía como arma", agregó.
Países como España, Portugal, Grecia, Polonia y Chipre habían advertido en los últimos días que no apoyarían un ahorro obligatorio ya que sus países no dependían del suministro ruso y, por lo tanto, no se ven tan afectados por la lluvia de sanciones políticas, financieras y comerciales que las potencias occidentales impusieron en los últimos meses a Rusia por la invasión a Ucrania. Alemania les pidió que se plegaran por solidaridad, un argumento que a muchos les sonó irónico viniendo de la potencia económica de la UE que les impuso una austeridad extrema en la crisis de 2008, cuando esos mismos países del sur del continente atravesaban fuertes crisis económicas.
Finalmente, el acuerdo fue que la reducción del consumo será voluntaria. "El reglamento del consejo también prevé la posibilidad de activar una alerta sobre la seguridad del suministro, en cuyo caso la reducción de la demanda de gas sería obligatoria", aclaró el comunicado final.
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El único Estado miembro que estuvo en contra fue Hungría, el país gobernado por el primer ministro Viktor Orban, un referente de la extrema derecha regional que se opone desde el primer día a las sanciones contra Rusia, que han complicado y, en algunos rubros, suspendido las exportaciones desde ese país. Esta vez, el canciller húngaro, Peter Szijjarto, calificó a la medida de "inaplicable, injustificable, inútil, inaplicable y perjudicial." "Fuimos los únicos en señalar que votamos no, dado que este decreto ignora por completo los intereses del pueblo húngaro", agregó el funcionario desde Bruselas, donde se realizó la reunión y la votación.
"¿Alguien en Bruselas les va a explicar a los húngaros que hay gas en Hungría que los particulares y las empresas no pueden usar? ¡Es un sinsentido!", concluyó el canciller, defendiendo la posición de aquellos países europeos que no son dependientes del suministro ruso. Szijjarto incluso había viajado a Moscú la semana pasada, cuando la UE ya discutía esta medida, para discutir la compra de 700 millones de metros cúbicos adicionales de gas, que se sumarían a los 4.500 millones suministrados cada año a Budapest antes del conflicto en Ucrania.
Este martes, sin embargo, el Gobierno húngaro volvió a quedar solo en su posición frente a las sanciones a Rusia. "Esta es la mejor medida para reaccionar al chantaje del gas de (el presidente ruso, Vladimir) Putin", sentenció el ministro de Energía luxemburgués, Claude Turmes, para defender la decisión final de hoy.