El Banco Mundial, el FMI, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) emitieron un comunicado conjunto llamando a una urgente acción coordinada para abordar la crisis alimentaria derivada del conflicto en Ucrania. Millones de personas se encuentran en una situación de inseguridad alimentaria por los daños colaterales que despierta el conflicto bélico en Europa.
"Llamamos a la comunidad internacional a apoyar de forma urgente a los países vulnerables a través de acciones coordinadas, que pueden ir desde la provisión de suministros alimentarios de emergencia hasta apoyo financiero, una mayor producción agrícola y apertura comercial", señala el texto en el que detallan las consecuencias que de la guerra.
En ese sentido, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, afirmó que "alrededor de 1.700 millones de personas han estado muy expuestas a interrupciones en el suministro de comida y energía en el marco del conflicto en Ucrania".
"Tanto como 1.700 millones de personas, un tercio de las cuales están ya viviendo en la pobreza, están ahora muy expuestas a interrupciones en el suministro de comida, energía y sistemas financieros, que están disparando los aumentos de la pobreza y la hambruna", sostuvo Guterres en conferencia de prensa.
En un informe especial para The New York Times, Sara Menker -fundadora de Gro Intelligence, y Rajiv Shah, presidente de la Fundación Rockefeller, señalaron que "el Grupo de los 7 y China deben liderar una nueva ronda de alivio de emergencia de la deuda oficial para que los países vulnerables puedan responder al hambre".
"El mundo debe ayudar a que las economías vulnerables tengan más seguridad alimentaria. La iniciativa Feed the Future del gobierno de Estados Unidos, creada en 2010 con apoyo bipartidista, ha ayudado a transformar la agricultura en África y en otros lugares”, subrayaron en el documento.
Además, aseguraron que el mundo necesita nuevas inversiones en la transformación de sistemas alimentarios especialmente en la agricultura regenerativa, para que las naciones sean más resistentes a las crisis energéticas, climáticas, sanitarias y geopolíticas.