Europa, enfrentada por la paz en Ucrania

El enfrentamiento entre la Europa atlantista y neoliberal, por un lado, y la encarnada por el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, por otro. Su presidencia pro tempore de la UE puso a Europa ante un dilema existencial. 

21 de julio, 2024 | 00.05

Europa está en una encrucijada. La asunción del primer ministro de Hungría, Viktor Orban, como presidente pro tempore de la Unión Europea, dejó expuesto el abismo político que la atraviesa. El gran factor de división es la guerra –o la paz- en Ucrania, pero, en realidad se trata de dos modelos enfrentados.

Uno de los bandos es la Europa atlantista y neoliberal –Francia y Alemania a la cabeza- que defiende el globalismo y la cruzada belicista de Joseph Biden. Este grupo es mayoría en la UE y aboga por continuar la guerra hasta el último ucraniano. El otro, encarnado por Orban (euroescéptico, proteccionista e intolerante con la inmigración) sigue la hoja de ruta de Donald Trump quien prometió –si es elegido nuevamente presidente de Estados Unidos- poner fin a la guerra.

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La polarización política es tan brutal que en el seno del Consejo de la Unión Europea se declaró una rebelión contra el presidente –Orban- y se amenazó con boicotear cada una de las reuniones que él convoque.

La presidencia de la Unión Europea, como la del Mercosur, es rotativa y cambia cada seis meses. El primero de julio asumió ese mandato Hungría por lo que le corresponde a su primer ministro coordinar y presidir las reuniones y fijar la agenda de los 27 países que la integran, hasta fin de año.

Lejos de la inercia burocrática, Orban, en los primeros doce días, dio vuelta todo. A menos de 24 horas de asumir -el 2 de julio- viajó a Kiev, se entrevistó con el presidente Volodimir Zelensky y le propuso un alto el fuego con el fin de poder iniciar conversaciones de paz ruso-ucranianas. La relación entre el prorruso Orban y Zelensky siempre fue tirante. Basta recordar las imágenes de ambos discutiendo intensamente, en el Congreso argentino, durante la asunción de Javier Milei el 10 de diciembre de 2023.

Después de Ucrania, Orban viajó a Rusia. El 5 de julio se entrevistó con Vladimir Putin. El Kremlin informó que “hubo una conversación sincera” y aclaró que el húngaro no le había transmitido a Putin ningún mensaje de Zelensky.

Tres días después, Orban fue recibido calurosamente en Beijing por el presidente Xi Jinping, quien aseguró: "a todas las partes les interesa buscar una solución política mediante un pronto alto el fuego”. Desde allí, el flamante presidente de la UE viajó a Washington para el 75 aniversario de la OTAN, del 9 al 11 de julio. Fue recibido con recelos. La ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, habló de “irritaciones” en la UE por la gira que Orban había encarado por su cuenta, sin consultar con nadie.

Pero el premier húngaro no paró: abandonó anticipadamente la cumbre de la OTAN y voló a Miami para reunirse con Donald Trump. El 12 de julio (un día antes del atentado) el estadounidense escribió en su plataforma Truth Social: “Gracias, Viktor. Debe haber paz y con rapidez. Ha fallecido mucha gente en una guerra, que no tendría que haber empezado nunca”.

Simultáneamente, Orban envía una carta a los líderes de la UE con “una evaluación resumida de las recientes conversaciones con los dirigentes de Ucrania, Rusia, China, Turquía y el ex presidente Donald Trump”. Cabe recordar que el único intento de negociaciones de paz que hubo entre Moscú y Kiev tuvo lugar en Estambul, en marzo de 2022, a un mes de iniciado el conflicto, y que fue boicoteada por la OTAN mediante una acción llevada a cabo por del británico Boris Johnson.

Los planes de Trump

En el mensaje a sus pares europeos, Orban asegura que Trump tiene “planes detallados y bien fundamentados para convertirse en mediador de paz”; alerta de que “el conflicto militar se intensificará radicalmente en un futuro próximo” y sugiere que, si Trump decide retirar el apoyo financiero a Ucrania, la mayor carga recaerá sobre la UE. “Propongo debatir si la continuación de esta política es racional en el futuro”, dice en la carta.

Para Orban, la UE carece de una planificación soberana e independiente y su estrategia es apenas una réplica de la estadounidense por lo que sostiene, la actual coyuntura es una ocasión para que los europeos reconsideren su enfoque. “En la situación actual podemos encontrar una oportunidad con una sólida base moral y racional para iniciar un nuevo capítulo en nuestra política”, escribió. Las posturas de Moscú y Kiev “están muy alejadas entre sí” por lo que una negociación de paz depende de “los tres únicos actores globales que podrían influir en eso: la UE, Estados Unidos y China, con Turquía desempeñando un papel clave” como en 2022.

Después del atentado del 13 de julio en Pensilvania, la perspectiva de que Trump gane las elecciones es enorme, pero el día en que Orban envió la carta no lo era. No obstante, escribió: “Puedo afirmar con seguridad que, poco después de su victoria electoral, Trump no esperará hasta su investidura, sino que estará dispuesto a actuar como mediador de paz inmediatamente”. 

La furia de la mayoría de los líderes de la UE no se hizo esperar. “Las visitas de Orban no nos comprometen de ninguna manera, porque no nos informó con antelación y no recibió un mandato”, afirmó el presidente francés Emmanuel Macron, mientras el canciller alemán Olaf Scholz declaró que “es importante que todo el mundo tenga claro que el primer ministro húngaro actúa como tal” y no dentro del ámbito de las tareas de la presidencia del Consejo de la UE. La presidenta del recién elegido parlamento europeo, Roberta Metsola, fue más lejos aún: “Vamos a redoblar nuestro inquebrantable respaldo, todo el tiempo que sea necesario hasta la victoria de Ucrania”.

Las represalias contra Orban comenzaron de inmediato. Varios ministros de Trabajo confirmaron que no acudirán a la reunión convocada por Budapest los próximos 9 y 10 de octubre y ha trascendido que se planifica un boicot para desairar la cumbre de Asuntos Exteriores del 28 y 29 de agosto. Los medios españoles afirman que Josep Borrell, representante de Exteriores y Seguridad de la UE, está organizando un “consejo formal” de altos cargos de esas carteras para esa misma fecha, por lo que los ministros no podrán viajar a Hungría.

Hay apenas una minoría que no acepta el boicot como el canciller de Austria quien avisó que enviará a sus ministros a las reuniones en Budapest. “Orban rompió un tabú al actuar por su cuenta en la cuestión ucraniana”, dijo Karl Nehammer “pero el bloque comunitario no puede responder del mismo modo y romper otro tabú boicoteando la presidencia de turno.”

La presidencia pro tempore de Orban ha puesto a Europa ante un dilema existencial. Su plan de paz tiene un fundamento económico. “El mayor desarrollo de Europa se produjo en la década de la paz”, declaró en una conferencia de prensa antes de viajar a China. El conflicto ucraniano “empezó a repercutir en el crecimiento económico y en la competitividad europea en la arena global”. “Llevamos dos años y medio viviendo bajo la sombra” de un conflicto militar “que está causando enormes dificultades. Para Europa la paz es importante”.

¿Qué hará la Europa sumisa ante un cambio drástico de modelo cuando el timón lo maneje Donald Trump?

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