Este domingo debía asumir primero el nuevo Congreso de Guatemala y, luego, su nuevo mandatario, Bernardo Arévalo. Pero pasó lo que hace meses el presidente electo y sus aliados vienen denunciando: el oficialismo salientes y sectores del Poder Judicial están intentando evitarlo con todo tipo de argumentos legales. Las denuncias y advertencias internacionales sobre que no se aceptaría un golpe de Estado no evitó a que se retrasara con argumentos burocráticos la asunción de los diputados y, entre empujones, acusaciones y gritos, quedara en suspenso todo el cronograma del traspaso del poder durante varias horas. Bien entrada la noche, Arévalo seguía sin poder jurar en el cargo.
En el momento de máxima tensión, cuando se acercaba la hora establecida por ley para la asunción presidencial y la calle comenzaba a recalentarse, Arévalo intentó llevar un mensaje de tranquilidad con un breve mensaje por Twitter: "Todo está listo para que, a las 16 horas, como lo establece la ley, Karin Herrera y yo, seamos el Presidente y la Vicepresidenta de la República. Así como lo establece la ley." En paralelo, desde adentro del Congreso, sus diputados informaban que se reanudaba la sesión para certificar a los nuevos diputados y se pedía "calma"; mientras el presidente colombiano, Gustavo Petro, uno de los invitados internacionales informaba de una reunión de cancilleres de urgencia en la capital guatemalteca.
Sin embargo, unos minutos pasados el plazo legal para la asunción presidencial, Arévalo volvió a tuitear, esta vez advirtiendo a los diputados: "Tienen la responsabilidad de respetar la voluntad popular expresada en las urnas. Se está intentando vulnerar la democracia con ilegalidades, nimiedades y abusos de poder." Poco después, el Gobierno colombiano informaba de una reunión entre Arévalo, Petro y su canciller, Álvaro Leyva, y una hora después se conoció una declaración en apoyo al mandatario electo de los invitados internacionales. Esto pareció terminar de reimpulsar el proceso de traspaso de mando en el Congreso, aunque el oficialismo saliente mantuvo su parsimonia para continuar retrasando la asunción de los nuevos diputados y del presidente y su vice.
Ya entrada la noche, el nuevo Congreso logró asumir, pero ni bien lo hizo estallaron las peleas, los gritos y las acusaciones. En medio del griterío, no quedaba claro cuánto tardarán en elegir a la Junta Directiva, la misma que debe tomar juramento al presidente y vicepresidente, que desde hace rato esperaban en el Teatro Nacional para asumir.
Una transición en constante asedio
El día empezó con un retraso de varias horas en el Congreso. Lo que debía ser una sesión administrativa se dilató durante horas y, en el medio de ese paréntesis, se supo que la Corte de Constitucionalidad guatemalteca había decidido rechazar el amparo pedido por el partido de Arévalo, el Movimiento Semilla, para que se reconociera su fuerza política, que había sufrido un bombardeo judicial desde que se convirtió en la favorita electoral en la primera vuelta presidencial, el año pasado. Con esta decisión, la máxima corte constitucional del país -que hace meses está en disputa con el Supremo Tribunal Electoral que sí validó los resultados y a Semilla- decidía entonces que la personería quedaba suspendida y, por lo tanto, los 23 diputados de Semilla -de un pleno total de 160 miembros- debían asumir como independientes, sin una banca propia. En otras palabras, sin posibilidad de pelear lugares en la Junta Directiva del nuevo Poder Legislativo.
El Movimiento Semilla había estado negociando con otras formaciones la composición de la Junta Directiva e incluso se especuló con un acuerdo por el que los diputados del partido de Arévalo habrían pactado hasta 90 votos favorables a su propuesta, informó la agencia de noticias Europa Press. Ahora todo eso se volvía casi imposible. Además, legisladores de Semilla y sus aliados comenzaron a denunciar a que sus opositores aprovechaban el tiempo ganado por la Corte para "comprar" apoyos en el nuevo Congreso para conservar la conducción de la Junta Directiva.
Pero la estrategia de ganar tiempo de la nueva oposición no terminó con el anuncio de la Corte. Una vez que se conoció, ahora sí dio inicio a la sesión de la Junta Calificadora, una instancia meramente administrativa y burocrática que debe ratificar la asunción de cada diputado y diputada elegida en las urnas. Primero se reunieron a puertas cerradas. No dejaron entrar a la prensa ni a los representantes de Semilla. Cuando estos últimos lograron irrumpir en la sala, la nueva oposición se indignó y suspendió la sesión.
No anunciaron aún cuándo retomarán la certificación de los nuevos diputados para que puedan asumir. Una de las autoridades solo adelantó ante la prensa que el plazo máximo es la medianoche porque los legisladores deben asumir, por ley, el 14 de enero. El problema que denunciaban los líderes de Semilla es que el Presidente también debe asumir el 14 y, según la ley, debe hacerlo a las 16 (19 hora argentina).
Por eso, las dudas sobre el motivo real de la lentitud del proceso comenzaron a multiplicarse con las horas y, especialmente, sobre si llegará a asumir Arévalo este domingo. Afuera del Parlamento, un grupo de manifestantes comenzó a congregarse y de a poco a enojarse. Para mitad de la tarde ya amenazaban con "tomar el Congreso" si no se conforma la Junta Directiva con los diputados de Semilla adentro y se avanza con la asunción presidencial.
El movimiento indígena, en tanto, llamó a todas sus comunidades en el país a que se reúnan en asamblea y queden en alerta hasta que se concrete el cambio de Gobierno. En paralelo, el diario La Hora informó que se movilizó a la policía alrededor del edificio Legislativo. La tensión era tal que uno de los comandantes de la Policía habló a la multitud y prometió que "no se va a reprimir". Pese a eso, hubo forcejeos, golpes, corridas y lanzaron gases lacrimógenos.
Recién unas horas después, cuando se impuso el temor que toda la transición de poder quedara en suspenso, la situación se rencausó. A media hora del horario establecido por ley para la asunción presidencial, la sesión de la Junta Certificadora se reanudó en el Congreso y, según los mismos legisladores de Semillas, el proceso volvió a avanzar. Casi una hora después de cuando tendría que haber asumido Arévalo, la reunión terminó y los nuevos diputados fueron certificados para tomar juramento.
Mientras tanto, la reunión de cancilleres y otros invitados internacionales emitía una fuerte declaración en apoyo del mandatario electo y la democracia de Guatemala. El Gobierno argentino recién se pronunció después, sumándose a esa declaración. En paralelo, se habilitaba el ingreso de todos los que participarían de la jura presidencial en el Teatro Nacional. El próximo paso, antes de la asunción presidencial, fue la asunción de los nuevos diputados y luego debía elegirse la Junta Directiva del nuevo pleno legislativo.
La batalla judicial
Arévalo fue elegido democráticamente en con más del 60% de los votos en el balotaje de agosto de 2023. En ese momento, se impuso a la ex primera dama Sandra Torres y fue proclamado presidente electo de Guatemala.
Sin embargo, allí comenzaron una serie de batallas de la Justicia y de la oposición contra el presidente electo y su partido. Días atrás, cuando el jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad, Rafael Curruchiche, presentó una apelación para frenar la llegada al Ejecutivo de la dupla de la izquierda progresista.
La presentación de Curruchiche llegó a la Corte Constitucional para pedir dejar sin efecto la resolución emitida por el Juzgado Noveno Penal, del 15 de diciembre, que había solicitado garantizar la toma de posesión del nuevo Gobierno pese a las denuncias de supuestas irregularidades del mismo fiscal.