Más de 50.000 manifestantes salieron hoy a las calles en toda Grecia y los trabajadores organizaron huelgas para expresar su indignación por la peor tragedia ferroviaria que sufrió el país hace casi 10 días.
Al menos 57 personas murieron y 14 siguen hospitalizadas después de que un tren de pasajeros chocara frontalmente con un convoy de mercancías el 28 de febrero.
Después del mediodía, la policía informó que cerca de 53.000 manifestantes salieron a las calles en todo el país para expresar su indignación por el accidente.
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Los empleados del servicio público también están en huelga durante 24 horas, al igual que los profesores de primaria, los médicos y los conductores de subte y colectivo y los responsables de los enlaces marítimos con las numerosas islas del país.
En Atenas se congregaron unas 30.000 personas; en Tesalónica -la segunda ciudad más importante del país- unas 15.000, y en el puerto de Patras la policía estimó que protestaron unas 10.000.
En la manifestación en la capital de Grecia, muchas pancartas llamaron a la dimisión del gobierno del primer ministro, Kyriakos Mitsotakis.
En Atenas los manifestantes portaron pancartas con la consigna "No es un accidente, es un crimen" y también con el mensaje "Cualquiera de nosotros podría haber ido en ese tren", informó la agencia de noticias AFP.
Muchas pancartas repiten el lema "Llámame cuando llegues", en referencia al mensaje enviado por una madre a su hijo fallecido en el accidente.
Numerosos griegos expresan además su resentimiento hacia lo que consideran como la decadencia de los servicios públicos desde los planes de austeridad impuestos por los acreedores de Grecia para rescatar al país.
"Estoy aquí para expresar mi homenaje a los fallecidos pero también mi indignación y mi frustración: el gobierno tiene que irse", dijo en Atenas Niki Siouta, un ingeniero civil de 54 años.
Una vocera de la policía dijo que 14 personas fueron detenidas para ser interrogadas en Atenas, sospechosas de portar bengalas, entre otros cargos.
El domingo se produjeron violentos enfrentamientos entre manifestantes y policías en Atenas y Tesalónica.
Muchas de las víctimas eran jóvenes y estudiantes. En los últimos días, las imágenes de padres desmoronados enterrando a sus hijos, a menudo transmitidas en directo por televisión, han conmocionado aún más al país.
El jefe de estación de Lárisa, que reconoció su responsabilidad en el accidente, está en prisión provisional.
Los dos trenes recorrieron varios kilómetros por la misma vía, sin que nadie se percatase, hasta colisionar frontalmente el 28 de febrero en la noche cerca de Lárisa, 350 kilómetros al norte de Atenas.
Luego de esta "tragedia nacional", como la calificaron las autoridades, los griegos exigieron cuentas a sus dirigentes, comenzando por el primer ministro.
El jefe del gobierno, que enfrenta elecciones generales en la primavera boreal, fue duramente criticado por haber asegurado horas después de la catástrofe que se trató de un "trágico error humano".
Los sindicatos ferroviarios recordaron enfurecidos que habían advertido sobre los graves fallos técnicos en esa línea mucho antes del drama y que no fueron escuchados.
El primer ministro pidió disculpas a las familias de las víctimas el domingo, demasiado tarde para muchos.
También solicitó ayuda a la Unión Europea, que debe enviar esta semana a expertos de la Agencia Ferroviaria de la Unión Europea (ERA) a Atenas.
La ira también se dirige a la sociedad ferroviaria Hellenic Train, propiedad de los ferrocarriles estatales de Italia, cuya sede en Atenas quedó manchada en una protesta el viernes con la palabra "asesinos".
Esta empresa privada, que gestiona el tráfico de viajeros y de mercancías, respondió a las acusaciones señalando que la responsabilidad del mantenimiento de la red recaía en la compañía pública OSE.
Con información de Télam