Con el anuncio de su renuncia, el primer ministro Boris Johnson se sumó hoy a la lista de mandatarios británicos que no pudieron culminar su mandato en Reino Unido en lo que va del siglo, entre abruptas pérdidas de apoyo y escándalos, en un país sumido en una fuerte crisis política dos años y medio después de abandonar la Unión Europea (UE).
El país ingresó al siglo XXI de la mano de Tony Blair, bajo cuya administración Downing Street vivió una de sus etapas políticas más estables de la historia reciente, diez años en los que el laborista permaneció en el poder hasta dimitir en 2007, y dar el salto a la escena mundial como enviado internacional para Medio Oriente.
Su renuncia le abrió las puertas del Gobierno a su entonces ministro de Finanzas, Gordon Brown, quien asumió el mando a mitad de la legislatura y con el desafío de aguantar el envite conservador.
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En las elecciones de 2010, sin embargo, no logró una mayoría y tras asumir su incapacidad para formar Gobierno, presentó su dimisión ante la reina, Isabel II, y cedió el sitio al 'tory' David Cameron, al frente de un inédito Ejecutivo de coalición en el que el Partido Conservador se alió con el Partido Liberal Demócrata para poder gobernar.
Cameron logró revalidar su mandato en las elecciones cinco años después, al frente de un Gobierno en solitario y con promesas bajo el brazo como la convocatoria de un referendo para que los británicos pudiesen decidir si querían salirse de la UE, una decisión que causaba profundas divisiones al interior de su partido y que a la larga desató una -por ahora- interminable crisis política en Reino Unido .
La consulta del denominado Brexit se celebró el 23 de junio de 2016 y, un día después del triunfo de los partidarios del divorcio del bloque, Cameron presentó su dimisión, tras reconocer que no fue capaz de convencer a la ciudadanía de que la mejor opción pasaba por mantenerse dentro de la UE.
Su salida trajo el ascenso de su correligionaria conservadora Theresa May, quien triunfó en los comicios generales de 2017, pero terminó siendo víctima del mismo "fuego amigo" que ya le había costado el cargo a su predecesor.
Una serie de discrepancias internas sobre las negociaciones del Brexit gatillaron una moción de censura promovida por sus propios socios conservadores.
La premier aguantó el embate en un primer momento, pero en mayo de 2019 anunció su dimisión tras varios meses de presión.
Esta renuncia abrió las puertas a Johnson, exalcalde de Londres, excanciller y principal rostro de la campaña en favor de la salida británica de la UE.
En diciembre de 2019, consolidó su liderazgo con una rotunda victoria en las urnas, pero terminó corriendo la misma suerte que sus predecesores, en este caso asediado por los escándalos, por una criticada gestión de la pandemia de coronavirus y por un Brexit cuyos efectos aún golpean la política británica.
Su autoridad quedó muy golpeada en una moción de censura interna el mes pasado, en la que el 41% de sus diputados le retiraron su apoyo.
Sin embargo, la gota que colmó el vaso fue el caso del diputado Chris Pincher, acusado de acoso sexual a dos hombres en un exclusivo club privado de Londres.
Johnson fue acusado de mentir cuando dijo hace unos días que no estaba al tanto de esa investigación, algo que no resultó cierto.
Tras tomar estado público este hecho, fueron sus propios compañeros quienes le pidieron abiertamente la dimisión y, aunque ya venía resistiendo los golpes durante meses, hoy dio un paso al costado tras quedar cada vez más solo, luego que más de 50 miembros de su Gobierno presentasen sus dimisiones.
Con información de Télam