Los ministros de Relaciones Exteriores del G7 advirtieron hoy que habrá "severos costos" para aquellos países que ayuden a Rusia en su guerra en Ucrania, en un mensaje que pareció apuntar a China.
Tras dos días de reunión en Karuizawa, un pueblo japonés de montaña, los ministros de las principales economías no presentaron nuevas medidas contra Moscú, pero prometieron responder a quienes ayuden a Rusia a evadir las sanciones impuestas o a adquirir armas.
En un comunicado, los ministros también mostraron su oposición a las "actividades de militarización" de China en el mar de China Meridional y reiteraron su política sobre Taiwán.
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La declaración generó la reacción de China, que acusó al G7 de "maliciosamente calumniar y difamar a China".
Si bien Ucrania dominó la temática de la reunión, los ministros también abordaron otras problemáticas de la geopolítica internacional.
Los jefes diplomáticos del G7 pidieron a Corea del Norte "abstenerse" de realizar nuevos lanzamientos de misiles o test nucleares.
Además, en medio de combates entre el Ejército y grupos paramilitares en Sudán, los firmantes urgieron en su comunicado a "detener inmediatamente la violencia (...) y devolver el poder civil a Sudán".
También condenaron las crecientes restricciones impuestas contra las mujeres y las minorías por las autoridades talibanas en Afganistán, que describieron como "abusos sistemáticos".
El mensaje a los talibanes provocó la reacción del vocero del Gobierno afgano, Zabihullah Mujahid, quien respondió que "los países extranjeros no deben inmiscuirse en los asuntos internos de Afganistán", cuyos principios y leyes son asunto de los afganos.
Pero las dos crisis que dominaron las discusiones de este grupo -formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido- fueron Ucrania y el creciente peso militar y económico de China.
Los ministros de G7 prometieron continuar "intensificando" las sanciones contra Rusia y aumentar los esfuerzos para imponer "severos costes" a quienes ofrezcan a Moscú apoyo armamentístico o de otro tipo.
También arremetieron contra "la irresponsable retórica nuclear" de Rusia y consideraron "inaceptable" el despliegue de armas nucleares tácticas rusas en Bielorrusia, informó la agencia de noticias AFP.
"Mientras Ucrania se prepara para lanzar una contraofensiva para recuperar su territorio (...) estamos con Ucrania", declaró a periodistas el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken.
El comunicado dejó claro que los ministros eran conscientes de la controversia provocada por las palabras del presidente francés Emmanuel Macron tras su visita a Beijing, donde instó a la UE a no ser "vasallo" de Estados Unidos en relación con la disputa entre China y Taiwán.
"No hay cambios en las posiciones básicas de los miembros del G7 sobre Taiwán", dijo el comunicado, que destaca que la paz y la estabilidad en esa zona es "indispensable" para la seguridad y la prosperidad global.
"Por primera vez en la historia del G7, pudimos confirmar por escrito nuestro compromiso con un orden internacional libre y abierta basada en el imperio de la ley", declaró el ministro de Relaciones Exteriores japonés, Yoshimasa Hayashi.
Blinken aseguró que nunca había visto una "mayor convergencia" de criterios sobre China y Taiwán.
El G7 reprochó a China la expansión "acelerada" de su arsenal nuclear y expresó su preocupación de que esté desarrollando "sistemas vectores cada vez más complejos sin transparencia, control armamentístico de buena fe o medidas de reducción de riesgos".
Incluso la advertencia contra apoyar a Rusia en Ucrania puede leerse como un mensaje hacia China, que ha recibido varios avisos de países occidentales de no suministrar armas a Moscú.
Los países occidentales le reprochan a China no haber condenado la invasión rusa a Ucrania y haberse mantenido neutral en el conflicto.
El portavoz diplomático chino, Wang Wenbin, respondió que los ministros ignoraron "los hechos objetivos, interfirieron groseramente en asuntos internos de China y maliciosamente calumniaron y difamaron a China".
Esta reunión preparó el terreno para la cumbre de líderes del G7 el próximo mes en Hiroshima, donde el primer ministro nipón, Fumio Kishida, quiere situar como cuestión prioritaria el desarme nuclear.
Con información de Télam