¿Qué podemos esperar de la Cumbre del G20 en India?

08 de septiembre, 2023 | 00.05

Durante este sábado y domingo se llevará a cabo en Nueva Delhi, India, la 18° Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del G20, signada por la ausencia de Xi Jinping y Vladimir Putin. La novedad para la región es que Luiz Inácio Lula Da Silva, presidente de Brasil, asumirá la presidencia del foro para 2024 y recibirá el año que viene en su país su 19° Cumbre, así como también la próxima cumbre de los BRICS y la conferencia del clima COP30.

La Cumbre, a la que asisten los líderes de los países miembros e invitados, así como también, en carácter de observadores, el secretario general de la ONU, António Guterres, y los dirigentes del FMI y el Banco Mundial, tiene como eslogan “Una Tierra, una familia, un futuro”. 

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Las actividades prevén tres sesiones temáticas, con ejes como el desarrollo verde sostenible, ambiente y clima; transiciones energéticas y cero neto global. Otros temas a tratar serán el crecimiento inclusivo y el cumplimiento con las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La salud, la educación, la infraestructura, los cambios tecnológicos, las reformas de organismos multilaterales y el futuro del trabajo y el empleo también estarán en el temario. Además, en la agenda del evento se incluyen múltiples encuentros bilaterales entre diferentes mandatarios.

Según Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Joe Biden “discutirá una serie de esfuerzos globales conjuntos para la transición a la energía limpia, la lucha contra el cambio climático, los impactos sociales y económicos de la guerra de Rusia en Ucrania, incrementar la capacidad de los bancos de desarrollo multilaterales como el Banco Mundial, luchar contra la pobreza y afrontar los grandes retos transnacionales que afectan a países de todo el mundo”. Además, presentará una reforma “vinculada a la modernización de los bancos multilaterales de desarrollo, incluyendo el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional”. 

Sin embargo, el clima político internacional dista mucho de mostrar lo que el eslogan pretende. Con el anuncio de China de que su delegación estará encabezada por el Primer Ministro Li Qiang, se confirmó la primer ausencia al G20 de Xi Jinping desde que es presidente (2013), lo que podría ser leído como un vaciamiento de la Cumbre por parte de un actor central en el mundo. Biden, al ser consultado por la ausencia del líder chino que impedirá mantener una reunión bilateral entre ambos mandatarios, dijo: “estoy decepcionado”, en una declaración que advierte la relevancia de la ausencia.

Además de Xi Jinping, tampoco participarán Vladimir Putin (quien tampoco había asistido a la Cumbre anterior) y Andrés Manuel López Obrador, quien se ha caracterizado en su gestión por no salir mucho del país y que de hecho no ha participado en ninguna cumbre del G20 durante su presidencia.

Al respecto de las ausencias de Xi y Putin, el ministro de Asuntos Exteriores de la India, Subrahmanyam Jaishankar, dijo: “En diferentes momentos del G20 ha habido algunos presidentes o primeros ministros que, por cualquier motivo, han optado por no asistir. Pero ese país y su posición la refleja quien sea el representante en esa ocasión”, y agregó respecto de la decisión de los mandatarios: “no creo que tenga nada que ver con la India, creo que sea cual sea la decisión que tomaron, ellos saben mejor”. Las declaraciones parecen ser una respuesta a las especulaciones acerca de que el conflicto fronterizo entre India y China pudiera tener que ver con esta decisión.

Si las declaraciones del canciller indio son certeras, entonces la ausencia más previsible de Putin y más sorpresiva de Xi, pueden leerse también como una decisión de "Oriente" de escalar las tensiones con "Occidente", en un contexto donde estos mandatarios acaban de obtener un rutilante triunfo geopolítico con la reciente ampliación del BRICS. 

Otro aspecto relevante de esta cumbre, tanto a nivel internacional como regional, es que Lula asumirá la presidencia del foro para 2024. Esto ubica a Brasil, cuyas posiciones se han fortalecido con el ingreso de Argentina en el BRICS, es decir de los dos principales socios del Mercosur, en el centro de la política internacional ya que presidirá este espacio al mismo tiempo que preside el Banco de Desarrollo de los BRICS y será sede de las cumbres de ambos espacios en 2024.

Al final del encuentro, Lula pronunciará un discurso en el cual abordará las perspectivas de su futura presidencia. Complementando esto, el pasado viernes anticipó: “Voy allí para discutir con ellos algo que me molesta, quiero discutir la desigualdad. La desigualdad de género, la desigualdad racial, la desigualdad en la atención médica, el salario, la desigualdad de una persona que come 20 veces al día y otra que se queda 20 días sin comer”.

¿Foros internacionales que no funcionan?

La 17a. Cumbre, (la última que convocó a Jefes de gobierno en Bali) terminó con una declaración vinculada principalmente a compromisos conjuntos para paliar las situaciones provocadas por la Guerra de Ucrania, que se sumaron a los compromisos asumidos en la 16a. Cumbre, relacionados con la recuperación  luego de la crisis económica causada por la pandemia de Covid-19. La transición energética, el aprestamiento para la digitalización y el cambio climático, vienen siendo temas centrales y recurrentes también. 

Todos estos debates, hacen a la discusión de lo que se ha definido rotundo cambio de fase de modo de producción capitalista, y el G20 ha pretendido erigirse como el ámbito institucional más relevante de la "gobernanza global". La estrategia unilateral que emanó desde la Casa Blanca durante la administración trumpista, los magros resultados de las últimas cumbres y los faltazos a este próximo encuentro de Rusia y de China, han puesto en duda está definición.

Las declamaciones de las últimas cumbres han aportado proyecciones sobre los consensos con los que el mundo se dirige a velocidades vertiginosas hacia transformaciones profundas, que, según se vaticina solo dejarán mayores índices de desigualdad.

¿Cómo podría combatirse esa desigualdad que Lula, el presidente del país que asumirá la conducción del foro al cierre de esta  Cumbre, menciona entre los temas más apremiantes? La respuesta no parece clara, en un escenario geopolítico en el que las acciones y las propuestas responden más a la profundización de las condiciones actuales que a transformaciones estructurales.

En 2020, en una absurda carta firmada por un grupo de 83 milmillonarios, exhortaba al G20 a establecer compromisos para imponer obligaciones tributarias a las grandes fortunas, con el argumento de que mientras ellos se enriquecían, los trabajos esenciales eran “groseramente” mal pagados. Una sospechosa generosidad, que, según documentaba el diario Página 12, representaba tan solo el 0,1 por ciento de sus fortunas, cuyos poseedores, en casos como los de Jeff Bezos, se dedican de manera magistral a la evasión impositiva. No sorprende que la medida no haya ido mucho más allá de exclamaciones épicas y algunas acciones unilaterales. 

En esta edición del Foro, mientras se espera que el gobierno argentino, parado en la experiencia de la inmensa deuda que contrajo Mauricio Macri contra las propias reglas del Fondo,  vuelva a insistir en la necesidad de reestructurar la arquitectura financiera mundial, Joseph Biden abogará por la modernización de dicho organismo y del Banco Mundial (muy anclados a un diseño institucional de la fase anterior del capitalismo), para garantizar financiamiento a países en desarrollo y competir, de alguna manera, con los préstamos chinos, que calificó como coercitivos e insostenibles.

Una dimensión que evidencia la hasta ahora insalvable disputa entre China y EEUU por el control de las economías emergentes del mundo, especialmente aquellas que poseen recursos estratégicos para la tan mentada transición energética y el salto de escala que requiere el capitalismo en su fase digital.

En el marco del Foro, el presidente estadounidense aprovechará también para viajar a Hanoi para fortalecer las relaciones diplomáticas con Vietnam, una economía clave en la cadena de agregado de valor de las nuevas tecnologías, por su rol en la producción de semiconductores.

Pese a las dificultades de este organismo, habrá que prestar especial atención a la presidencia de Brasil. Desde el retorno de Lula al palacio del Planalto el juego geopolítico del gigante del sur ha sido de los más disruptivo en la política internacional. 

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