Relatos del infierno en Gaza

El crudo testimonio de dos relatores de la ONU ante miembros del Congreso no sólo exhibió las condiciones inhumanas que se viven en la Franja de Gaza sino que también puso en evidencia la "tímida" legislación internacional que no puede evitar un genocidio como el que atraviesa el pueblo de Palestina

27 de octubre, 2024 | 00.05

Cada día una nueva atrocidad cometida en Gaza nos sacude el corazón y la conciencia. Ayer sábado 26 de octubre, redadas del ejército israelí en el campo de refugiados Jan Yunis (en el sur de la Franja) exterminó familias palestinas enteras, niños incluidos. El viernes 25, el fuego abierto de Israel contra los hospitales en el norte y los bombardeos contra escuelas como las de Nuseirat dejaron decenas de muertos. Y así un día tras otro, al punto que los grupos de rescate palestinos tuvieron que suspender temporariamente su trabajo por ser blancos de ataques constantes.

Este horror, que ya lleva más de un año, fue descripto a través de datos fehacientes y en detalle, el pasado lunes 21, en la Cámara de Diputados de la Argentina, por cinco funcionarios de las Naciones Unidas invitados por el Grupo Parlamentario de Amistad (GPA) con Palestina en colaboración con la Liga de los Estados Árabes ante nuestro país. Los informes de los cinco relatores de la ONU (expuestos de manera virtual, a sala llena, pero con nula repercusión mediática) conmovieron a los representantes diplomáticos, diputados y diputadas, representantes de diversos cultos religiosos y público en general que asistió al conversatorio.

A modo de ejemplo se reproducirán aquí dos de los cinco testimonios brindados por los especialistas de la ONU: uno relativo a las atrocidades que sufren específicamente las mujeres, las niñas y adolescentes (sumado a todo lo demás que se padece en una guerra) y otro sobre la situación vinculada con el agua y las epidemias.

“El estado de nuestro mundo es insostenible debido a la impunidad, la desigualdad y la incertidumbre”, dijo la diputada Lorena Pokoik, citando al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres. Pokoik habló en representación de los integrantes del GPA de Argentina. “Estamos acá para reflexionar sobre la crisis humanitaria que atraviesa Palestina y elevar la voz en un llamamiento a la paz para el bien los pueblos que padecen este conflicto y para el bien de toda la humanidad”, continuó. Además de Pokoik, integraban la mesa del conversatorio el embajador de la Liga de los Estados Arabes ante la Argentina, Sesham Hassan Ahmed Abdel Wahab; las diputadas Carolina Gaillard, Mónica Macha y Vanina Biasi y el diputado Pedro Carro.

Los cinco relatores fueron Francesca Albanese (italiana), Dorothy Estrada (mexicana), Paula Gaviria Bentacur (colombiana), Astrid Puentes (colombiana) y Pedro Arrojo (español), cada uno conocedor de distintas tradiciones jurídicas, culturales y políticas, pero con un nexo común: el derecho internacional y los Derechos Humanos.

Ser mujer y niña

“El sufrimiento es desproporcionado”, aseguró, entre alarmada y furiosa, Dorothy Estrada, relatora sobre la discriminación contra las mujeres y las niñas en Gaza y en Palestina. “Además del conflicto armado, hay violaciones a los DDHH vinculados con el género y con la edad que son aún más atroces. Según los datos que contamos, en Gaza se ha constatado además de la violencia psicológica, torturas sexuales en atroces condiciones humanas y la violación sexual utilizada como arma".

“Aunque es imposible conocer las cifras exactas, las estimaciones más sobrias hablan de un millón de mujeres desplazadas y 10.000 mujeres muertas desde el comienzo del conflicto en octubre de 2023. Han muerto más 6.000 madres que han dejado a más de 19.000 niños y niñas huérfanos”, continuó Estrada. “Las niñas y adolescentes corren alto riesgo de caer en trabajo infantil, en explotación sexual, en matrimonio infantil o forzado y en situaciones de trata de personas. Las mujeres mayores, las que están solas o aisladas o son discapacitadas también están expuestas a situaciones gravísimas", remarcó.

“Las mujeres embarazadas en situación de parto o posparto, con la infraestructura hospitalaria destruida, carecen de atención sanitaria. No hay anestesia, ni siquiera para las cesáreas. Las condiciones son atroces para ellas y para los recién nacidos porque además faltan los medicamentos más vitales y hay cortes de energía por falta de combustible", detalló.

“Esta no es una crisis humanitaria causada por un desastre natural, sino que se deriva de acciones humanas concretas”, increpó Estrada. “Hay carencia de productos de primera necesidad, como alimentos, agua, suministros menstruales para una menstruación con dignidad. No existen los requisitos mínimos que exige el derecho internacional de los derechos humanos. Las mujeres están teniendo que enterrar a sus hijos, que deambular de un lugar a otro, viven en una precariedad enorme y absoluta inseguridad", agregó.

“Pedimos por sus derechos violados día tras día. Las mujeres son esenciales para la construcción de una paz sostenible y duradera y para las posibilidades reales de reconciliación”, concluyó la relatora.

El agua, necesidad vital

Pedro Arrojo, relator especial para los DDHH, saneamiento y servicios de agua informó sobre la dramática situación que viven 2.300.000 de palestinos de Gaza, “aunque 1.700.000 de ellos no eligieron vivir allí y fueron obligados por Israel”. “El consumo normal de cualquiera de nosotros, en nuestras casas, es de cien litros de agua por día por persona. Según la Organización Mundial de la Salud, en una situación de absoluta y extrema urgencia, el ser humano necesita como mínimo -para una vida digna- 15 litros de agua diarios por persona. Los 2,3 millones de palestinos de Gaza tienen acceso a sólo 4,7 litros cada uno por día”, criticó Arrojo.

Peor aún, el agua que se consume está salinizada y contaminada. La Franja tiene una sola fuente natural de agua dulce, el acuífero costero. “Antes de la guerra, por la gran cantidad de gente, se requería tres veces más agua que la capacidad de realimentación del acuífero por lo que esta fuente se fue salinizando masivamente por intrusión marina”, señaló.

“También antes de la guerra, la estructura sanitaria era mala porque el 70% de los materiales de construcción que se necesitan para las plantas de saneamiento han sido considerados por Israel como 'materiales de doble uso' (civil y militar) y, por lo tanto, impidieron su llegada. Como consecuencia de todo esto el acuífero no sólo está salinizado sino contaminado por fluidos fecales", explicó.

¿Cómo conseguían agua potable los palestinos antes de la guerra? Arrojo explicó que "durante 15 años hubo plantas desalinizadoras financiadas por la Unión Europea y UNICEF, a lo que se sumaba un suministro muy limitado de agua vendida por la empresa pública israelí, Mekorot, que llegaban a través de 3 tuberías". Por este motivo el agua potable "alcanzaba sólo para el 40% de 2 millones y pico de pobladores". "Durante 15 años no se ha cumplido con los derechos humanos de los palestinos por causa del bloqueo que ha hecho Israel”, apuntó.

“Esto empeoró con la guerra porque de inmediato Israel cortó radicalmente la energía y el suministro de agua de Mekorot. Al cortar la energía se paralizaron las desalinizadoras y las pocas estaciones de saneamiento que había. Y no se trata de ‘daños colaterales’. En este año de guerra, ha habido bombardeos, sabotajes y dinamitados muy precisos contra pozos y depósitos de agua, estaciones de bombeo, etc. La consecuencia es que la población dispone por día por persona 4,7 litros", planteó, y recalcó que "esto ha producido varias epidemias de diarrea (70.000 por semana desde hace varios meses, en su mayoría de niños y niñas), y riesgo de epidemias de cólera y de polio, sin atención médica".

Miles de miles de niños muertos de manera silenciosa. Esto no va contra los combatientes. Esto no está dirigido a ganar una guerra. Está dentro de una lógica que va indiscriminadamente contra la población y que se teoriza en declaraciones de alto nivel de gobierno y del ejército israelí, calificando a los niños palestinos de ‘hijos de la oscuridad’ pata justificar su exterminio", destacó Arrojo.

Muy conmovido, el relator español admitió que le “resulta muy difícil hablar del tema porque es tremendamente inhumano y porque pone en riesgo no solo a un pueblo entero sino a la legalidad internacional que se esté incumpliendo con un silencio cómplice inaceptable de las principales potencias y de buena parte del mundo”.

Para Arrojo, la situación en Oriente Medio está poniendo “en riesgo la existencia misma de la ONU". "Se pone en riesgo la tímida legislación internacional que hemos hecho para evitar genocidios como el que se hizo contra el pueblo judío y como el que hoy se está haciendo contra los palestinos”, añadió.

La comisión legisladora para lograr un alto el fuego y para que se cumplan con los derechos humanos de los palestinos está en proceso de constitución. El aporte es valiosísimo y está en consonancia con los valores de los argentinos. Es un gran ejemplo a seguir y a alentar.