Multitudes tomaron este jueves las calles de ciudades de Francia en la primera jornada de huelgas y movilización general desde que el presidente Emmanuel Macron agravó la indignación pública al aprobar por decreto una resistida reforma jubilatoria. Manifestantes bloquearon rutas, estaciones de tren, el aeropuerto Charles de Gaulle de París, refinerías y puertos, y las clases se vieron casi paralizadas por una huelga a la que adhirió la mitad de los maestros de primaria de todo el país, dijo su sindicato.
Los trenes regionales y de alta velocidad, el subte de París y los sistemas de transporte público en otras ciudades importantes se vieron interrumpidos. Alrededor del 30% de los vuelos en el aeropuerto de París Orly fueron cancelados, informaron autoridades. Más de 250 manifestaciones tuvieron lugar en ciudades de la segunda economía de la Unión Europea (UE), algo que las centrales obreras definieron como "gran movilización" de los trabajadores contra la decisión de elevar la edad jubilatoria a 64 años.
En París, decenas de miles de personas se reunieron en la plaza de la Bastilla en un ambiente alegre, muchos ondeando banderas de sus sindicatos al son de canciones de protesta. "¡Aquí estamos! ¡Aquí estamos, aunque Macron no quiera!", cantaban los manifestantes.
En el oeste del país, en las ciudades de Rennes y Nantes, manifestantes -en su mayoría estudiantes- se enfrentaron con la Policía, que disparó cañones de agua y gases lacrimógenos sobre la multitud.
Desde el inicio de las protestas el 16 de marzo, casi 1.000 personas fueron detenidas, unos arrestos que la ONG Amnistía Internacional calificó de "detenciones arbitrarias". La oposición de izquierda, abogados, magistrados y la defensora del pueblo expresaron su preocupación por la actuación policial.
Tras la movilización de este jueves, el Gobierno dijo esperar que la movilización "decaiga" y todo vuelva a la normalidad "el fin de semana". Los sindicatos no tiran la toalla y decidirán en la noche los próximos pasos.
La violencia ha recrudecido en los últimos días en manifestaciones espontáneas -principalmente por la noche- contra la reforma y contra Macron, aunque las protestas multitudinarias convocadas para este jueves por los sindicatos comenzaron de manera ordenada.
En los suburbios del norte de París, varias decenas de trabajadores sindicalizados bloquearon una estación de ómnibus en Pantin, impidiendo que unos 200 vehículos salieran durante la hora pico.
Las palabras de Macron que desataron la ira en Francia
Macron admitió ayer la "impopularidad" de elevar la edad jubilatoria de 62 a 64 años, pero dijo que la reforma debe regir "para fin de año", cargó contra los sindicatos y la oposición y acusó de "sediciosos" a los manifestantes que hayan cometido desmanes.
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Los comentarios del presidente liberal en una entrevista para la televisión fueron los primeros suyos en público sobre la reforma desde que la aprobó por decreto, la semana pasada, pese a las masivas protestas que provocó.
"Esta declaración alimentará la ira", advirtió este jueves el secretario general de la central obrera CGT, Philippe Martinez, a la radio RTL, al inicio de la que es la novena jornada de huelga y movilización contra la reforma desde mediados de enero.
La reforma jubilatoria de Macron que desató las protestas
Los gremios son la punta de lanza desde enero de la contestación contra el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años, y no 42 como ahora, para cobrar una pensión completa.
Macron, reelecto el año pasado hasta 2027, dice que la reforma es necesaria para evitar un déficit en la caja de pensiones en un país donde crece la expectativa de vida, cae la natalidad y se reduce la proporción de personas que trabajan.
El 7 de marzo, los sindicatos lograron movilizar entre 1,28 millones y 3,5 millones de personas, en las protestas más grandes contra una reforma en tres décadas, pero la reforma aún no había sido aprobada por decreto.
El Gobierno francés invocó una disposición constitucional la semana pasada para que se adoptara la ley de jubilaciones sin la aprobación de la Asamblea Nacional, la Cámara baja del Parlamento. Ahora la reforma debe pasar una revisión por parte del Consejo Constitucional de Francia antes de que Macron pueda promulgarla.
Con información de Télam