Francia vive una nueva jornada de protestas contra la reforma jubilatoria, a dos días de un último intento por derogarla y casi tres meses después de que el presidente, Emmanuel Macron, la aprobara mediante un decreto para que entre en vigencia en septiembre. "No se trata de un último cartucho", pero podría ser "una de las últimas jornadas de movilización", dijo el líder del sindicato CFDT, Laurent Berger, en declaraciones a la emisora Europe 1. Las autoridades esperan entre 400.000 y 600.000 participantes en las 250 protestas previstas en toda Francia, para lo que el Gobierno desplegó unos 11.000 policías y gendarmes.
En marzo, Macron invocó el artículo 49.3 de la Constitución francesa, que permite al gobierno aprobar una ley sin necesidad de que sea votada, para adoptar la reforma que iba a ser rechazada por los diputados y que retrasa de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantó a 2027 la obligación de cotizar 43 años (y no 42) para cobrar una jubilación completa.
Pese a que cientos de miles de personas, convocadas por los sindicatos, protestaron desde enero contra esta reforma, el presidente la promulgó en abril con la intención de que entrara en vigencia en septiembre. Aún así, los sindicatos no se rinden y, con la esperanza de que el Parlamento derogue la ley --algo que se anuncia muy complicado--, convocaron una 14° jornada de protestas y manifestaciones para este martes, dos días antes de una votación en la Asamblea Nacional (Cámara baja) para derogar la reforma.
El oficialismo, que ya apeló a mecanismos constitucionales para imponer esta reforma, podría el jueves usar uno nuevo para declarar inadmisible un punto clave de la propuesta de derogación presentada por el grupo parlamentario centrista LIOT. Esto sería "un escándalo democrático", advirtió la secretaria general del sindicato CGT, Sophie Binet. De hecho, LIOT y la oposición de izquierda consideran que ese accionar del Gobierno recrudecería "la ira y la violencia", sostuvo la sindicalista, citada por la agencia de noticias AFP.
La alcaldesa de París, la socialdemócrata Anne Hidalgo, manifestó su apoyo a las protestas y lamentó que no se haya consultado a la población antes de aprobar la reforma jubilatoria: "Doy la bienvenida a ese movimiento. Brinda un ejemplo, es pacífico y unido. Los sindicatos lograron expresar los temas que los políticos, incluida la izquierda, no han podido llevar al debate público", expresó Hidalgo en declaraciones a la emisora de radio France Inter.
"Muestran que el sistema es profundamente injusto" y que sigue "castigando a los más pobres", lo que expone el "colapso total" de la democracia, aseveró Hidalgo, informó la agencia de noticias Europa Press. Desde que comenzaron, Pero la participación parece lejos de los 1,28 millones de manifestantes del 7 de marzo (3,5 millones, según la CGT). El impacto de la huelga, en el sector eléctrico y los transportes, también se anuncia menor. Desde enero, las calles de París y de distintos puntos del país, cuyas convocatorias llegaron a tener hasta 1,28 millones de manifestantes en las calles el 7 de marzo (3,5 millones, según la CGT) con fuertes impactos en distintos sectores de la economía francesa como el sector eléctrico y los transportes.
Por su parte, Macron, de visita en el Monte Saint-Michel con motivo del milésimo aniversario de la abadía ubicada en el noroeste del país, dijo el lunes que se puede debatir "de todo", pero "respetando la Constitución".
Con información de Télam