(Agrega número de manifestantes, declaraciones de sindicatos y detenciones)
Decenas de miles de personas marcharon hoy en Francia por tercera vez contra la reforma del sistema de jubilaciones impulsada por el presidente Emmanuel Macron, en una jornada que registró paros en el transporte público, la educación y el suministro de energía y combustibles, y en la que sindicatos anticiparon "huelgas más duras" para el sábado.
"El mensaje de esta noche será un llamado a manifestar masivamente el sábado", aseguró Laurent Berger, líder del principal sindicato, la CFDT, para quien el Gobierno cometería una "locura democrática" si no escucha el rechazo mayoritario.
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Unas 757.000 personas, según el Ministerio del Interior, y casi dos millones, según el sindicato CGT, se manifestaron en Francia para aumentar la presión sobre el Parlamento, que tiene de plazo hasta marzo para pronunciarse sobre dicha reforma.
Las nuevas protestas llegaron un día después de que el Parlamento empezara a debatir el polémico proyecto de ley, que contempla el retraso progresivo de la edad de jubilación de 62 a 64 años de acá a 2030 y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años -y no 42 como ahora- para cobrar una pensión completa.
Decenas de miles de personas marcharon por las calles de Niza, Marsella, Toulouse, Nantes y otras ciudades, así como en París, la capital.
"Si el Gobierno sigue sin escuchar, tendremos que pasar al siguiente nivel", advirtió el líder del sindicato CGT, Philippe Martinez, que pidió huelgas "más duras, más numerosas, más masivas e indefinidas", al inicio de la marcha en París, que contó con una mayoría de manifestantes jóvenes y pancartas que decían "Salve su pensión" y "Graven a los multimillonarios, no a las abuelas".
De acuerdo con un balance provisional de Prefectura, 17 personas fueron detenidas durante las marchas.
El Ejecutivo francés defiende una reforma necesaria para evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones y para acercar la edad de jubilación en Francia, una de las más bajas de la Unión Europea (UE), a la de sus vecinos.
Amparados en altas cifras de rechazo a la medida y tras la mayor manifestación contra una reforma social en tres décadas, con entre 1,27 y 2,8 millones de personas en las calles el 31 de enero, los sindicatos libran su ofensiva con paros y protestas pacíficas.
El servicio de trenes y el transporte público de París estaban hoy "perturbados", aunque menos que en protestas anteriores, mientras que un vuelo de cada cinco tuvo que ser anulado en el aeropuerto parisino de Orly, comunicaron autoridades.
La compañía eléctrica estatal EDF precisó que las protestas provocaron la reducción temporal de los suministros de electricidad, sin causar apagones.
Más de la mitad de la fuerza laboral estaba en huelga en las refinerías de TotalEnergies, agregó la empresa en un comunicado, informó la agencia de noticias AFP.
El Ministerio de Educación detalló que cerca del 13% de los docentes estaba en huelga, una disminución en comparación con el día de protesta de la semana pasada.
Por ahora, la relación de fuerzas parlamentaria no favorece a los pedidos de los sindicatos: ayer, en la primera jornada de debate plenario en la Asamblea (cámara baja), 292 diputados votaron en contra y 243 a favor de una moción de la izquierda que pedía la retirada del proyecto.
"Es la reforma o la quiebra" del sistema de reparto, les había advertido el ministro de Cuentas Públicas, Gabriel Attal. La caja de las pensiones enfrentará un déficit de unos 14.600 millones de dólares en 2030, según el Gobierno.
Aunque la reforma es una promesa electoral de Macron, los observadores estiman que su reelección en 2022 se debió en gran parte al deseo de los electores de evitar la victoria de su rival en el balotaje, la ultraderechista Marine Le Pen.
Semanas después, el oficialismo perdió su mayoría absoluta en la Asamblea. Ahora busca los votos de la oposición de derecha de Los Republicanos (LR) para aprobar la reforma, ante la negativa de Le Pen y de la izquierda.
En una concesión de última hora, la primera ministra, Elisabeth Borne, anunció que las personas que empezaron a trabajar entre 20 y 21 años podrán jubilarse con 63 años, pero sin lograr convencer a todos los diputados de LR.
El Gobierno, decidido a sacar adelante la reforma pese al rechazo popular, usó un procedimiento parlamentario que limita el tiempo de debate en la Asamblea y en el Senado.
Después de que la pandemia obligara a retirar un primer intento, el Gobierno escogió una maniobra que le permite aplicar el actual plan si las dos Cámaras del Parlamento no se pronuncian para el 26 de marzo.
Desde la llegada de Macron al poder en 2017, sus reformas de corte liberal le valieron una imagen de "presidente de los ricos", como durante la protesta social de los chalecos amarillos, el movimiento social que sacudió a Francia y países vecinos en 2018 en reclamo de mejores salarios.
Con información de Télam