Tres días después de la brutal evacuación de inmigrantes de la Place de la République en París, un nuevo video de un escandaloso operativo policial provocó la indignación general este jueves 26. Muchas voces, incluida dentro de la mayoría gubernamental, señalan la responsabilidad del Ministro del Interior y del Prefecto Didier Lallement.
Según el sitio Loopsider, un productor musical parisino, llamado "Michel" fue seguido hasta su estudio de grabación en el barrio 17 después de ser visto sin máscara en la calle. Luego, tres policías lo golpearon durante varios minutos con una violencia increíble. En las imágenes captadas por una cámara de video-vigilancia y difundida por las redes sociales y en los medios franceses, se ve a los tres policías entrando al estudio, agarrando al hombre y luego golpeándolo y pateándolo. La escena dura cinco minutos.
El gobierno se dio cuenta rápidamente de la naturaleza potencialmente explosiva de lo que, más que un error más, parece equivaler a una agresión racista absoluta. Así se desprende del claro testimonio de la víctima quien testificó este jueves frente a las instalaciones de la Inspección General de la Policía Nacional (IGPN) donde se encontraba recibido con su abogado. Los tres policías fueron inmediatamente suspendidos.
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El lunes 23 de noviembre por la noche, cientos de exiliados, evacuados una semana antes del suburbio de la Seine-Saint-Denis, habían instalado un acampe en la Place de la République exigiendo un lugar donde dormir. Una hora después y con total impunidad, a pesar de la presencia de parlamentarios, abogados y periodistas, la policía se desahogó brutalizando a estas personas sin techo, y de paso, a los periodistas que documentaban esta ignominia.
A menos de veinticuatro horas del voto de la ley “Seguridad global” destinada a limitar la difusión de estas imágenes, agentes de policía persiguieron a jóvenes africanos y afganos por las calles de París, brutalizando a un fotógrafo en el suelo o atrapando a los inmigrantes, dando vuelta sus carpas, haciéndolos caer como si fueran basura o ropa sucia justo debajo de la estatua de la República que sostiene en una mano una rama de olivo, y en la otra una tabla con la inscripción "Derechos humanos".
Además de su inhumanidad, estas imágenes de cachiporras y gases lacrimógenos relatan la crueldad de una estrategia policial destinada a evitar que los militantes acompañen a los exiliados, dividiéndolos y atrapándolos en pequeños grupos; una “misión” absurda que llevó a la dispersión de los exiliados por la ciudad, algunos de ellos obligados a abandonar el lugar sin zapatos. En dos horas pudimos ver un resumen de todo el arsenal de violencia desplegado durante los últimos tres años por la policía contra los chalecos amarillos, contra los opositores a la ley laboral o a la reforma previsional.
Esto ocurre por la orientación del ministro del Interior, Gerald Darmanin: enmiendas liberticidas, declaraciones de guerra contra los medios de comunicación, guiños a los sindicatos policiales donde el racismo imperante más abyecto contra los inmigrantes no es ningún secreto. Orientación que preconiza el Presidente de la República con su silencio ensordecedor.
El martes 24, el ministro del Interior denunció en un tuit las "imágenes impactantes" y pidió al IGPN (Inspección general de la policía nacional) que investigue los hechos. Imágenes, que se difundieron en todos los medios y redes sociales sin las cuales los hechos siniestros no hubieran trascendido. La ley que fue votada ayer, incluye el artículo 24 donde se especifica que quienes difundan imágenes de personal policial con la “intención de atentar contra su integridad física o psíquica”, serán castigados con un año de cárcel y una multa de 45 000 euros.
En una entrevista publicada por el diario Le Monde, el abogado Patrice Spinosi, integrante del Consejo de Estado y del Tribunal de Casación, denuncia una acumulación sin precedentes de medidas de seguridad. Lo ve como un punto de inflexión que amenaza el equilibrio democrático. Según él, “un Trump a la francesa” elegido en 2022 tendría a su disposición, sin necesidad de cambiar la ley, “todas las herramientas legales que le permitirían vigilar a la población y controlar a sus oponentes políticos”.
Varios periódicos europeos y estadounidenses se han hecho eco de los riesgos para la libertad de prensa del proyecto de ley de “Seguridad global”, preocupados por el giro autoritario y derechista del presidente francés. La RTBF, (radio y televisión del servicio público belga), denuncia un texto "peligroso" y una "grave violación de los derechos de prensa". Mientras que el Washington Post se hace eco de la "indignación" de los periodistas franceses, pero también de los "defensores de los derechos humanos", entre ellos la francesa Claire Hédon, la Defensora de los Derechos, la ONU y Reporteros sin Fronteras.
Según el periódico holandés “De Volkskrant” esta nueva ley reduce el derecho de los ciudadanos a difundir imágenes, pero otorga a la policía "más poder para usar las imágenes de drones y cámaras". La “Libre Belgique” teme que Francia y su presidente quieran “encubrir la violencia perpetrada por ciertos policías”. “¿Cómo es posible demostrar la violencia policial sin filmar a la policía? Pregunta De Volkskrant.
El proyecto de ley, que sanciona la difusión "maliciosa" de la imagen de los policías, especialmente durante las manifestaciones, fue aprobado por 388 votos a favor, 104 en contra y 66 abstenciones, y se espera que sea examinada por el Senado en enero. Al final de su trayecto legislativo, la ley será remitida al Consejo Constitucional, según anunció el primer ministro Jean Castex. Varios expertos sostienen que este órgano supremo declarará el articulo 24 inconstitucional.
Imponer este tipo de ley en plena pandemia es una expresión perversa de la deriva represiva señalada desde hace mas de tres años y que solo podrá detenerla la movilización ciudadana. Esta nueva ley representa un retroceso de las libertades históricas de informar, de expresarse, de manifestarse, una amenaza real a los derechos fundamentales del pueblo francés.
Desde su llegada a su ministerio, Gérald Darmanin no ha dejado de halagar a los policías más extremistas. El resultado es un desorden generalizado en medio del aumento de la violencia policial. Ya es hora de que este incendiario ministro del Interior y el prefecto de Paris sean destituidos. Una marcha contra las leyes liberticidas esta convocada para este sabado 28 en la Plaza de la República en Paris.