La revuelta de los agricultores en Francia

Los bloqueos de rutas continúan a pesar de los anuncios del primer ministro Gabriel Attal y los dos sindicatos mayoritarios anuncian el bloqueo de París a partir del lunes 29 de enero.

27 de enero, 2024 | 19.09

El viernes 26 a las 17h, el recién llegado Primer ministro francés, pronunció su discurso dirigido a los agricultores en una granja apoyando sus notas en un fardo de paja. En lugar de Matignon, Gabriel Attal eligió ese escenario ofreciendo una imagen de cercanía con una profesión que le provoca la primera gran crisis a 17 días de haber asumido.

La simplificación de los trámites y la continuidad de la exoneración de la tasa sobre el GNR, el gasóleo agrícola (1,26 €/litro contra 1,95 € del gasóleo normal), no fueron suficientes para destrabar dos semanas de intensa movilización. A los 77 puntos de bloqueo de rutas en todo el país se sumaron ataques a las sedes de las prefecturas: en varias ciudades del sur se vivieron momentos de mucha tensión:

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- en Burdeos, los agricultores atacaron la prefectura, arrojando delante de la puerta, paja, estiércol y neumáticos antes de prenderles fuego.

- En Agen el miércoles 24 los manifestantes rodearon la prefectura rompiendo las vallas que la rodeaban y al día siguiente vertieron estiércol frente a la estación de tren y bloquearon las vías, provocando la interrupción de la circulación.

- En la ciudad de Nîmes, agricultores enfurecidos incendiaron la aduana el viernes 26, con daños importantes en el edificio y ocho vehículos calcinados.

- En Narbona, el edificio de la Mutualidad Social Agrícola (MSA) fue incendiado durante una manifestación de agricultores, acto calificado de "intolerable" por su presidente.

Un grave incidente ocurrió el martes 22 cuando un coche se estrelló contra un bloqueo matando a una joven manifestante de 35 años y a su hija. El marido sigue internado en estado grave.

Camiones provenientes de España cargados de fruta y verduras fueron bloqueados y la mercancía descargada y tirada en la ruta.

Frente a esta situación, el ministro del interior Gerald Darmanin, declaraba en la televisión: "¿Tienen derecho los agricultores a plantear exigencias? ¿Están sufriendo? Sí, están sufriendo y tienen derecho a exigir. ¿Debemos dejar que lo hagan sin enviar a los CRS (gendarmes)? Sí. Yo los dejaré". No es una postura nueva, pues ya había declarado el lunes 22 que no tenía intención de intervenir mientras "no haya degradación".

Estos comentarios provocaron fuertes reacciones en dirigentes de izquierda y ecologistas. La repentina tolerancia del gobierno con los agricultores contrasta con la brutalidad con la que ha reprimido en los últimos años a los “chalecos amarillos, a los manifestantes opuestos a la reforma de las pensiones y a las revueltas en los barrios populares. También contrasta con sus diatribas contra los movimientos ecologistas acusados de "ecoterroristas".

Origen del movimiento

Detrás de las exigencias de "simplificación" y "menos normas" se esconde un problema fundamental: una profesión mal remunerada y una política gubernamental confusa con respecto a la necesaria transición ecológica.

La explosión de cólera se venía gestando desde hacía semanas. Lanzado en otoño por el sindicato de Jóvenes Agricultores, el movimiento "On marche sur la tête" ("Caminamos sobre la cabeza"), que consistía en dar vuelta los carteles de entrada a las ciudades rurales, fue provocado por los retrasos en el pago de ciertas subvenciones europeas de la PAC (Política Agrícola Común), y por la oposición a un aumento de los impuestos sobre los pesticidas y el consumo de agua. El sindicato ganó: se pagaron las subvenciones y en diciembre, el gobierno abandonó los planes de aumentar los gravámenes.

Sin embargo, la ola de manifestaciones de agricultores polacos, alemanes, rumanos, holandeses, la proximidad de las elecciones europeas en junio, la ofensiva de la extrema derecha de Le Pen (RN) y la perspectiva de elecciones profesionales en el mundo agrícola el año que viene han vuelto a movilizar las filas sindicales de la familia mayoritaria – FNSEA ( Federación Nacional de Sindicatos de Operadores Agrícolas) y “Jóvenes Agricultores” (que suman 55% en las elecciones de 2019) - pero también la “Coordinación rural” (21%), aún más a la derecha, .

La “Confédération paysanne” (Confederación campesina, 20,4%), tercer sindicato en importancia y ubicado a la izquierda, también participa del movimiento, pero acusando a la FNSEA de ser responsable de "la modernización de la agricultura mediante la mecanización, los productos químicos, los acuerdos de libre comercio y el desarrollo de la industria agroalimentaria" según declara a la prensa Gaspard Manesse, vocero de la “Confederación” de la región parisina.

La mayoría de los agricultores cuestiona todo un sistema basado en los elevados márgenes de la cadena agroalimentaria, el sobre-endeudamiento de los agricultores y la injusta asignación de los recursos públicos. Porque a pesar de las cuantiosas ayudas públicas que ya están sobre la mesa, muchos agricultores son incapaces de salir adelante, ahogándose en deudas.

Pero más allá de las exigencias del momento, está la cuestión de una política agrícola que sigue encerrada en un programa productivista, en detrimento de la transición agroecológica. Cada semana desaparecen en Francia doscientas explotaciones agrícolas. Y en 2030, la mitad de los agricultores que trabajaban en 2020 se habrán jubilado.

Según la Cámara de Agricultura francesa existían en el año 2000, 698 535 explotaciones en Francia, incluidos los departamentos de ultramar. Según el último censo agrario realizado en 2020, habían disminuido a 416.436 con una superficie media de 69 hectáreas. La agricultura francesa se enfrenta al serio problema de la no renovación generacional: actualmente se instala solo un joven de cada tres agricultores que se jubila.

El centro del problema

Para el senador Henri Cabanel (ex PS), él mismo viticultor, sostiene que la rentabilidad es el nervio de la guerra. “Dirigí una misión sobre el malestar de los agricultores. Recorrimos los departamentos franceses afectados. Dos agricultores se suicidan cada tres días. Descubrimos que el principal problema eran los ingresos. Hoy, la renta media es de unos 1.035 euros al mes, sobre la base de 70 horas de trabajo, lo que equivale aproximadamente a menos de 5 euros la hora" (el salario mínimo neto en Francia es de 1380 euros).

Por otro lado el agro-economista Jean-Marie Séronie, es categórico: “hay que disipar la idea de que los agricultores se pagan mal. Eso es cierto para algunos agricultores, pero dista mucho de serlo para todos. A grandes rasgos, el agricultor medio ingresa unos 25.000 euros al año, es decir, 2.000 euros netos al mes. No es en absoluto la miseria que la gente imagina". "Por supuesto, hay agricultores que se pagan a sí mismos mucho más y otros que luchan por pagarse 10.000 euros al año. Es un apretón muy fuerte", admite Jean-Marie Séronie.

Para Romaric Godin, periodista de Mediapart y especializado en macroeconoia, “el sector agrícola es, ante todo, un sector capitalista que se enfrenta a una presión a la baja sobre su rentabilidad y tiene que hacer frente a la doble crisis ecológica y económica. Sin aumentos significativos de productividad, la competitividad en los mercados internacionales se deteriora. Si bien el sector sigue registrando un superávit comercial, Francia salió del top 5 mundial y su participación en el mercado se estancó en 2022, a pesar de que el año había sido muy bueno gracias a la crisis de Ucrania.”

Según la Francia Insumisa, en el 2023 los precios agrícolas se hundieron un 10%, y los alimentos subieron un 14% y los márgenes de las grandes empresas agroalimentarias se dispararon.

Para responder a la bronca de los agricultores, la Francia insumisa propone en su ultimo boletín:

► Introducir precios mínimos para los productos agrícolas que garanticen una remuneración justa a los productores.
► Poner fin a los acuerdos de libre comercio firmados a nivel europeo que crean una competencia desleal para nuestros productos.
► Bloquear los márgenes de los distribuidores para que todo el mundo pueda comer como es debido
► Introducir ayudas urgentes a la tesorería para acabar con el sobre endeudamiento de los agricultores
► Reforzar las ayudas a la instalación de jóvenes y nuevos agricultores para lograr la soberanía alimentaria
► Condonar la deuda agraria a los agricultores que se conviertan a la agricultura ecológica
► Aplicar la cláusula de salvaguardia para frenar la importación a Francia de productos que no cumplan nuestras normas sanitarias o medioambientales

Ultimo momento:

La FNSEA y los “Jeunes Agriculteurs du Grand Bassin parisien” llaman a "sitiar la capital" a partir del lunes. En un comunicado conjunto publicado el sábado 27, ambos sindicatos llaman a "sitiar la capital por tiempo indefinido" a partir de las 14.00 horas del lunes.

Los agricultores de Lot-et-Garonne, donde las protestas han sido muy fuertes estos últimos días, "subirán a París" a partir del lunes para bloquear el mercado de interés nacional de Rungis (Val-de-Marne), anunció el sábado la “Coordination rurale” del departamento. Rungis es el mercado central de París, que abastece a los profesionales de toda la región de Île-de-France y el mayor mercado de productos agrícolas del mundo.

Mientras el presidente Macron promulga desde la India la nueva ley de inmigración, retocada por el Consejo Constitucional, su flamante primer ministro deberá encontrar rápidamente una solución a las demandas de los agricultores antes que la situación se le escape de las manos.