Francia: los sindicatos paran la economía para frenar la reforma previsional

Las medidas de fuerza crecen en contra de la reforma impulsada por el presidente de Emmanuel Macron, que se tratará esta semana en el Senado.

07 de marzo, 2023 | 14.58

Cientos de miles de personas se movilizan en las calles de Francia en una nueva jornada de huelga general y paralización de los servicios en contra de la reforma de pensiones impulsada por el Gobierno del presidente, Emmanuel Macron. Hay más de 300 puntos de movilización en distintas partes del país con escuelas cerradas, trenes paralizados, vuelos cancelados y bloqueos de refinerías, a las que se sumaron los camioneros y basureros, que marcaron el inicio de una "nueva fase" de protestas, tal como señalaron desde la Confederación General del Trabajo (CGT). "La responsabilidad es únicamente del Gobierno", advirtió el secretario general de la Confederación, Philippe Martinez, en una entrevista a Franceinfo. El mandatario, por su parte, se juega una parte importante de su crédito político al cabo de que la pandemia le obligara a abandonar una anterior reforma durante su primer mandato, marcado además por la protesta social de los "chalecos amarillos".  

Según los sondeos, dos de cada tres franceses se oponen a su proyecto de retrasar la edad de jubilación para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42, como ahora) para cobrar una pensión completa. Por eso, los sindicatos llamaron a la sexta jornada de movilización desde el 19 de enero en la segunda economía de la Unión Europea (UE). Durante el día, se detuvieron todos los envíos de combustibles en las refinerías de los grupos TotalEnergies, Esso-ExxonMobil y Petroineos, según la CGT.

"No quiero trabajar hasta los 64 años (...) estamos luchando para no perder nuestros derechos", dijo el camionero Mickael Lormeau, de 50 años, en una marcha de protesta en la ciudad de Saint-Nazaire, en el oeste de Francia. Eric Sellini, representante sindical de la CGT en TotalEnergies, dijo a Reuters que se esperaba que una paralización que actualmente bloquea por completo la refinería de petróleo de Gonfreville, en Normandía, se prolongara hasta el jueves, y otra en la refinería de Donges, en el oeste de Francia, hasta el viernes.

Es que para los sindicatos, los planes de elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años es una amenaza a todo el modelo social francés. Mientras, el proyecto de ley es debatido en el Senado francés esta semana.

Laurent Berger, secretario general del sindicato CFDT, dijo que, según las cifras iniciales, el número de manifestantes movilizado en todo el país se encaminaba a ser el mayor desde el comienzo de las protestas. La intención es congelar la economía francesa con paros laborales en múltiples sectores, más visiblemente con una huelga abierta en la autoridad ferroviaria nacional SNCF: "La responsabilidad es únicamente del Gobierno. No se puede hacer oídos sordos a este movimiento social", dijo el líder de la CGT, Philippe Martinez, a la radio France Info, subrayando que entran en una "nueva fase" con huelgas prorrogables.

"El objetivo es que el Gobierno retire su proyecto de reforma. Punto final", sentenció.

Las y los trabajadores, paralizaron el lunes tres de las cuatro terminales metaneras por siete días y, desde el viernes, se fijaron como meta hacer caer la producción eléctrica en el sector nuclear tras semanas de infructuosas protestas pacíficas, entre ellas la más importante en tres décadas contra una reforma social el 31 de enero con 1,27 millones de personas, según la policía (2,8 millones, para la CGT), ahora buscan "paralizar" la economía.

La primera ministra, Élisabeth Borne, calificó anoche de "irresponsable" este objetivo, en la cadena France 5, centrada ahora en desacreditar al movimiento opositor tras fracasar en su intento de convencer sobre la necesidad de la reforma. Al mismo tiempo, dos de cada tres franceses, según los sondeos, se oponen a su proyecto de retrasar la edad de jubilación para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42, como ahora) para cobrar una pensión completa.

En tanto, la defensa por parte del Gobierno de elevar una de las edades de jubilación más bajas de Europa busca busca evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones, en un contexto de aumento de la esperanza de vida de la población.

La última vez que los franceses lograron frenar una reforma de las pensiones fue en 1995. Los sindicatos paralizaron los servicios de tren y metro durante tres semanas y lograron mantener un apoyo masivo en la opinión pública. Este martes, los sindicatos esperan sacar "más de dos millones" de personas a la calle, indicó el líder de FO, Frédéric Souillot, a la radio RTL.

Con el servicio de trenes y el transporte público de París, clave para la economía de la capital, "muy perturbados", el Gobierno llamó a los franceses que puedan a trabajar desde casa.

Sin embargo, con un 60% de los maestros de educación infantil y primaria en huelga y miles de escuelas cerradas, según los sindicatos, muchos de ellos se vieron obligados a buscar alternativas para el cuidado de sus hijos. Una quinta parte de los vuelos se cancelaron en el aeropuerto Charles de Gaulle de París y alrededor de un tercio de los vuelos se cancelaron en el aeropuerto de Orly. Los trenes que van y vienen de Gran Bretaña y Bélgica redujeron su actividad en un tercio, según la autoridad ferroviaria SNCF. Y, la mayoría de los trenes de alta velocidad y regionales no funcionaban. El transporte público se interrumpió en la mayoría de las ciudades francesas. En la Riviera francesa, no había trenes interurbanos, incluidos los que unían Francia con Italia a través de Mónaco, lo que afectaba a decenas de miles de viajeros diarios al principado.

Aunque el objetivo es bloquear la economía, el impacto económico de las huelgas será "limitado", según los analistas del banco ING, para quienes, incluso en caso de largos bloqueos, no será superior a 0,2 puntos porcentuales del PIB.

Macron se juega una parte importante de su crédito político, después que la pandemia le obligara a abandonar una anterior reforma durante su primer mandato, marcado además por la protesta social de los "chalecos amarillos". A falta de una mayoría en el Parlamento, que discute actualmente la medida, el Gobierno escogió un polémico procedimiento que le permite aplicarla a partir de finales de marzo, si las dos cámaras no llegaran a pronunciarse.

Con información de Télam

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