(Por Marianela Mayer) La espectacular irrupción del candidato de extrema derecha Éric Zemmour fue uno de los elementos perturbadores de la campaña presidencial en Francia, en la que durante meses logró imponer a la inmigración y la seguridad en el centro del debate electoral y llegó incluso a ser el segundo en intención de voto en los sondeos, si bien esta efervescencia inicial se ha reducido drásticamente con la cercanía de los comicios.
La especulación en torno a la posible candidatura del periodista -conocido por sus polémicas posturas sobre la inmigración, el islam y la identidad francesa- fue tomando fuerza desde mediados de 2021 y terminó catapultándolo oficialmente en noviembre pasado a la carrera presidencial, en una fulgurante ascensión que fue calificada de "fenómeno" por la prensa.
"Es un personaje que no tenía experiencia y que logró crear un partido, organizar actos muy concurridos y espectaculares, además de focalizar la atención de los medios y reunir hasta 15% de las intenciones de voto", dijo a Télam el analista político Jérome Sainte-Marie.
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"Todo eso casi únicamente con el tema de la inmigración y la defensa de la civilización occidental frente al islam", agregó.
Aunque el poder adquisitivo lideraba las preocupaciones de los franceses, el polemista -condenado en dos ocasiones por incitación al odio racial- consiguió polarizar el debate electoral en torno a sus temáticas, lo que hizo de él el "fenómeno llamativo" de la precampaña, consideró, por su parte, el director de la socialdemócrata Fundación Jean-Jaures, Gilles Finchelstein.
En consecuencia, temas hasta entonces tabúes como la teoría conspirativa de extrema derecha del "gran reemplazo", según la cual la sociedad judeocristiana europea será sustituida por inmigrantes musulmanes, fueron evocados incluso por la candidata del conservador Los Republicanos (LR), Valérie Pécresse.
"Hay cosas que antes no podían decirse en el espacio público francés y hoy sí, porque logró que el debate girara hacia la extrema derecha", explicó a Télam el periodista independiente y autor del libro Generación Z, Vincent Bresson, quien decidió infiltrarse entre las juventudes zemmouristas para conocer el movimiento desde dentro.
Si Zemmour logró pasar del 5% al 19% en los sondeos en apenas cuatro meses fue en parte a la novedad que supuso su figura en unas elecciones similares a las de hace cinco años y en las que los principales aspirantes se postulan por segunda o tercera vez.
No obstante, este ascenso inicial fue ante todo posible gracias a la degradada imagen que tenía entonces la líder de ultraderecha Marine Le Pen, quien en 2017 fue derrotada por el actual presidente Emmanuel Macron y cuyo partido fue uno de los grandes perdedores en las elecciones regionales de junio pasado.
Una situación que hizo que muchos de sus electores vieran al polemista como "una fórmula política ganadora", precisó Sainte-Marie.
Pero Zemmour no solo atrajo a parte de las bases de la líder de Agrupación Nacional (AN), sino también a varios de sus pesos pesados e incluso a legisladores de LR.
El periodista es defensor de la "unión de las derechas", un concepto rechazado por Le Pen, que defiende que la derecha francesa debe reunir en un gran partido a los conservadores con la ultraderecha para volver a acceder al poder.
"Algo que se ve reflejado en varias de sus adhesiones, principalmente la de Marion Maréchal Le Pen (sobrina de la candidata de AN)", dijo a Télam Bernard Dolez, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad París 1 Panteón-Sorbona.
Sin embargo, en los últimos meses, la subida en las encuestas se detuvo y el polemista empezó a perder puntos, hasta situarse actualmente en torno al 10%.
"El tema que se fue imponiendo poco a poco es el del poder adquisitivo y Zemmour no tiene mucho para decir sobre las cuestiones económicas y sociales", señaló a Télam Finchelstein.
Una opinión compartida por Sainte-Marie: "Creyó que podía defender solamente los intereses materiales de la burguesía y tener el voto popular hablando de inmigración y seguridad. Es un claro error en un país como Francia, donde existe un importante Estado social", sentenció.
Otro aspecto que afectó particularmente su candidatura fue la guerra en Ucrania, destacó Dolez, quien explicó que el periodista se vio perjudicado por sus posturas favorables a Putin y opuestas a la OTAN.
De la caída de Zemmour se vio beneficiada Le Pen.
Además de tener una base electoral mejor asentada, la líder de AN hizo del poder adquisitivo su caballo de batalla en estos meses y pasó a tener una mejor imagen entre los franceses, mucho más moderada que la de su rival.
"Inversamente, Zemmour conoció el fenómeno de diabolización que habían sufrido hasta entonces los dirigentes de AN", subrayó Sainte-Marie.
De ahí que Le Pen sea percibida hoy como el voto útil en la extrema derecha y luche por serlo también en la derecha.
Ante esta situación, Zemmour y su partido Reconquista denuncian que las encuestas "mienten" y existe un "voto oculto" a su favor, una estrategia opuesta a la de hace unos meses atrás.
"Antes era algo que se ponía de manifiesto porque había una dinámica. Ahora que ya no está, dejó de ser un argumento a su favor, por lo que me parece que están intentando dar vuelta la cosa", manifestó Bresson.
Si bien aún es pronto para saber cuál será el futuro de Zemmour y su movimiento, para el responsable de la Fundación Jean-Jaures el polemista será un elemento "muy importante" después de la campaña.
"Lo que hizo Zemmour fue el inicio de una tentativa de unión de derechas y esto podría ser el principio de una recomposición del paisaje político a la derecha", concluyó Finchelstein.
Con información de Télam