El pueblo francés contra Macron al son de las cacerolas

El presidente y sus ministros perturbados por cacerolazos en todo el país. Gremios y partidos de izquierda preparan una gigantesca marcha el 1º de mayo.

24 de abril, 2023 | 15.08

La noche del lunes 17 de abril a las 20 horas, mientras el presidente Emmanuel Macron presentaba su “plan de cien días”, los franceses salieron a la calle con cacerolas en más de 300 ciudades de Francia para protestar contra la reforma jubilatoria. Desde hace una semana, gracias a la iniciativa de Attac, varios sindicatos y partidos de izquierda, cientos de manifestantes impidieron al presidente y a varios de sus ministros, intervenir tranquilamente en sus diferentes encuentros “con el pueblo”.

La visita de Macron a una fábrica de casas de madera en Alsacia, donde fue abucheado por muchos presentes, sufrió un corte de luz al igual que en el sur de Francia cuando tenía que dar una charla a la comunicad educativa en un colegio. La prefectura emitió un decreto prohibiendo cualquier "dispositivo sonoro portátil o que emane de vehículos no debidamente autorizados", lo que motivó la confiscación de los utensilios a varios manifestantes por los numerosos policías presentes y el comentario del presidente: "No son las cacerolas las que hacen progresar a Francia"…

"El cacerolazo durante el discurso de Macron el lunes 17 reflejó un sentimiento general: no queremos oírle decir que pasa página", explica Lou Chesné, coportavoz de la organización altermundialista Attac. El Museo de Orsay ocupado por la manifestación de la CGT el viernes 14 por la mañana, o el camión alquilado por la misma CGT por la tarde circulando frente al Elíseo con carteles "A nuestra pensión, no se la toca" y "Macron dimisión", son muestras de métodos creativos de oposición a la reforma de las pensiones. Pero es el método del cacerolazo es el más utilizado durante los desplazamientos de Macron y sus ministros, facilitados por la publicación de las fechas y lugares por Attac en las redes sociales.

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El “cacerolazo”, una tradición francesa

La “casserolade” (cacerolazo), forma de protesta extensamente utilizada en diferentes países en la actualidad, tiene su origen histórico en Francia durante la Edad Media, en lo que se conoce como “charivari”, ritual carnavalesco consistente en un estallido sonoro realizado con ollas y cacerolas con la intención de señalar y reprobar una transgresión de las normas establecidas. Era un ritual de humillación dirigido a los "matrimonios mal avenidos". Así, los viudos vueltos a casar con chicas jóvenes eran recibidos por un coro de cacerolas en el pueblo, según varios historiadores.

En Francia, en su forma politizada, las "casserolades" se remontan a la década de 1830, a principios de la Monarquía de Julio. "Fueron esencialmente los republicanos, opositores al régimen de Luis Felipe, quienes trataron de hacer oír su voz tomando prestado de un ritual consuetudinario bien conocido por los etnólogos, llamado "charivari"", recuerda el historiador Emmanuel Fureix. El año 1832 estuvo marcado por una campaña nacional de cacerolazos que duró varios días consecutivos.

Los disturbios políticos, todavía poco frecuentes en aquella época, eran un medio de expresión para los oprimidos, un instrumento para controlar a sus representantes. En 1960 se convirtió en la herramienta de los “pieds-noirs” y de la organización ultraderechista OAS, a favor de la Argelia francesa, contra la política de autodeterminación del general De Gaulle y la independencia del país.

La práctica se exportó a América Latina a principios de los años 70. En las calles de Chile resonaron las cacerolas de los opositores de clase media alta a Salvador Allende. En los años 80, los chilenos de los barrios pobres sacaron sus cacerolas para protestar contra la dictadura del general Pinochet. Lo mismo ocurrió en Venezuela a favor y en contra de Hugo Chávez y en Argentina durante la crisis de diciembre del 2001.También en Islandia, cuando sus bancos quebraron en 2008. La revolución islandesa se llamó la "revolución de las cacerolas". Luego, en 2012, en Quebec, con la "Primavera del Arce", en la que los estudiantes protestaron contra el aumento de las tasas académicas.

La movilización continúa

A pesar de la promulgación de la ley que obliga a los franceses a trabajar dos años más, la situación sigue tensa en todo el país. Además de los “cacerolazos” cotidianos, los movimientos de huelga persisten en algunos sectores, alimentados por un rechazo cada vez mayor a la política neo-liberal de un presidente arrogante cuya forma “jupiteriana” y monárquica de gobernar, lo aísla cada vez más de un pueblo que exige mayor participación en las decisiones.

En una nota de opinión publicada el 21 de abril en el portal AOC (Análisis, Opinión, Critica), el filósofo Jacques Rancière analiza “el orden republicano de Emmanuel Macron”. Traduzco algunos párrafos significativos: “En las últimas semanas, Emmanuel Macron y sus ministros han cruzado a sabiendas tres líneas rojas en las que se habían detenido sus predecesores. En primer lugar, impusieron una ley que la Cámara no había votado y cuya impopularidad era evidente. Después, dieron su apoyo incondicional a las formas más violentas de represión policial. Por último, en respuesta a las críticas de la Ligue des Droits de l'Homme, sugirieron que las asociaciones de interés público podrían ver retiradas sus subvenciones si expresaban reservas sobre la actuación del gobierno.”

“Evidentemente, estos tres cruces forman un sistema y nos permiten ver con bastante precisión la naturaleza del poder que nos gobierna. Por supuesto, el primero contrasta con la actitud adoptada por Jacques Chirac durante las huelgas de 1995 y por Nicolas Sarkozy durante el movimiento contra el primer contrato de trabajo en 2006. Ninguno de los dos tenía una fibra social muy marcada. El primero fue elegido con un programa para recuperar a la derecha y el segundo había anunciado su intención de poner a Francia a trabajar. Sin embargo, ambos consideraron que no era posible aprobar una ley de modificación del mundo laboral que fuera rechazada masivamente por los propios ciudadanos. Como políticos a la antigua usanza, seguían sintiéndose en deuda con un sujeto llamado pueblo: un sujeto vivo que no se limitaba al recuento electoral y cuya voz no podía ser ignorada a través de la acción sindical, los movimientos de masas en las calles y las reacciones de la opinión pública. Así, en 2006 no se promulgó la ley aprobada por el Parlamento…”

“El Estado reducido a su expresión más simple no es el Estado gestor, es el Estado policial. El caso de Macron y su gobierno es ejemplar en este sentido. No tiene nada que discutir con la oposición parlamentaria, ni con los sindicatos, ni con los millones de manifestantes. No le importa ser reprobado por la opinión pública. Le basta con ser obedecido y la única fuerza que le parece necesaria para ello, la única en la que su gobierno puede apoyarse en última instancia, es la que tiene la misión de obligar a obedecer, es decir, la fuerza policial.”

La nota termina con una mención histórica necesaria: “Es hora de recordar que en Francia no hay una, sino dos tradiciones republicanas. En 1848, ya existían la República de los realistas y la República democrática y social, aplastada por la primera en las barricadas de junio de 1848, excluida del voto por la ley electoral de 1850 y aplastada de nuevo por la fuerza en diciembre de 1851. En 1871, fue la República de Versalles la que ahogó en sangre a la república obrera de la Comuna. Es probable que Macron, sus ministros y sus ideólogos no tengan intenciones asesinas. Pero han elegido claramente su república.”

Un 1° de mayo que se anuncia gigantesco

Llamado por la Intersindical, todos los partidos de izquierda, sindicatos y organizaciones estudiantiles y ONGs preparan una marcha gigantesca para el día de los trabajadores. “La intersindical llama a que el 1° de Mayo sea un día de movilización masiva, unitaria y popular contra la reforma de las pensiones en todo el país, de forma serena y decidida. Invita a todos los trabajadores, jóvenes, jubilados y al público en general a acudir en masa, entre compañeros, amigos y familiares, para obtener la derogación de esta reforma injustificada, brutal e injusta.” dice el comunicado.

La pulseada contra la reforma de pensiones se dará también en el terreno parlamentario. El 3 de mayo el Consejo Constitucional se pronunciará sobre el segundo pedido de referéndum propuesto por los diputados de izquierda de la NUPES. Por su parte, el grupo centrista Liot, quien estuvo a la iniciativa de una moción de censura transversal contra el gobierno que fracasó por 9 votos, presentó el jueves 20 de abril un proyecto de ley para derogar el artículo 7 de la reforma de las pensiones, retrasando la edad legal de jubilación a los 64 años, y organizar "una conferencia de financiación para garantizar la sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones". Se examinará el 8 de junio, día del nicho parlamentario de los 20 diputados de Libertés, Indépendants, Outre-mer et Territoires (Liot). "Queremos asegurarnos de que el presidente Macron no decide por su cuenta", dijo Bertrand Pancher, líder del grupo, con la esperanza de "devolver el poder al Parlamento". Este proyecto de ley sólo necesitaría mayoría simple para ser aprobado, a diferencia de la moción de censura, que requiere mayoría absoluta.

Ayer en su blog, Jean-Luc Mélenchon escribía: “Desde el fracaso del discurso de Macron tras la decisión del Consejo Constitucional, hemos entrado en una nueva fase eruptiva. Es la fase "destituyente" en el proceso de la revolución ciudadana. Se cuestiona toda autoridad. Así lo demuestra cada salida del presidente y de sus ministros. Pero también, el abuso de poder al que se ven obligados los prefectos, prohibiendo ilegalmente la más mínima manifestación con el pretexto de la ley anti-terrorista. Así lo demuestra también la proliferación de detenciones policiales utilizadas ilegalmente como modo ordinario de castigo para los manifestantes capturados al azar. No hay que subestimar la fuerza de lo que está ocurriendo. Las provocaciones verbales de Macron también son muy útiles para fortificar el rechazo popular a esta mala reforma. Una vez más, la relación de fuerza es una construcción. La secuencia de cacerolazos es actualmente una acumulación exitosa...”

“...La desbandada de los partidarios de Macron se acrecienta. Prueba de ello es el creciente apoyo mediático a Marine Le Pen, ya que el colapso político de Macron parece irreversible. No podemos dejar de leer o escuchar a los columnistas anunciar la victoria de Le Pen. Una forma más de banalizarla y desdiabolizarla. Ya no es un temor, sino un deseo. Según las encuestas, el trasvase de votos de Macron a Le Pen ha comenzado. En Europa, ya es una figura impuesta. Véase Italia, Hungría, Finlandia, Suecia, Austria, Polonia. Pero no hay automatismos. Porque, al mismo tiempo en Francia, el desmoronamiento del bloque que va de Macron a Zemmour es mucho más profundo que nunca. Macronistas y lepenistas luchan por crear una unión transversal. Pero cada uno juega para sí mismo. Cada uno para su propio beneficio...”

Este lunes 24 de abril se cumple un año de la reelección de Macron, que preside Francia desde hace seis. Un gran cacerolazo está previsto a las 20 horas en 315 ciudades de Francia. El presidente – le quedan aun 4 años por delante - se encuentra sin aliento, con un rechazo del 74% de los franceses según la última encuesta del instituto Ifop y “cohabitando” con una Primera Ministra en capilla, encabezando una mayoría relativa parlamentaria cada vez más embargada por la duda, y con potenciales amigos de la derecha que están a su vez demasiado fuera de juego para representar una salvación sólida.

La unidad de la izquierda expresada en la NUPES es la única alternativa creíble en la medida en que pueda capitalizar el descontento generalizado contra el gobierno, su presidente y las instituciones obsoletas de la 5a República. Una perspectiva que por ahora existe en el terreno de las hipótesis posibles.