¿Por qué los franceses son tan reticentes a vacunarse contra el coronavirus?

Según una encuesta reciente, solo 42 % aceptaría vacunarse contra la COVID-19.

03 de enero, 2021 | 00.05

Una hipótesis sobre esta reticencia viene de lejos. Particularmente a raíz de la campaña de vacunación contra la Hepatitis-B, que fue lanzada con fuerte publicidad por Philippe Douste-Blazy, el entonces Ministro de Salud. Esta campaña implicó a cerca de veinte millones de personas, niños y adultos, entre 1994 y 1998. Algunas de estas personas se quejaron, en las semanas y meses posteriores de ciertas manifestaciones neurológicas, entre las que se destacan los brotes de esclerosis múltiple. Las autoridades sanitarias analizaron en ese entonces 1.300 casos relacionados a la vacuna. A partir de 1997 se presentaron varias denuncias penales. Hubo 29 acciones civiles en los tribunales, cinco de las cuales representaban a personas fallecidas. En 2005, el Tribunal de Justicia francés desestimó una denuncia contra los ex ministros de salud: Jean-François Mattei, Bernard Kouchner y Philippe Douste-Blazy, acusados de "poner en peligro la vida ajena".

Algunos científicos sostienen que es posible que haya ocurrido un gran número de primeros brotes de esclerosis múltiple, por pura casualidad. En 1998, la cobertura mediática de estos casos llevó a las autoridades públicas, a pesar de la ausencia de evidencia de vínculo alguno, a interrumpir la campaña de vacunación en los colegios, manteniendo la de pre-adolescentes del sector liberal así como la de los lactantes y los profesionales de la salud para quienes esta vacunación es obligatoria. 

El lobby anti-vacuna es muy importante en Francia. Síntoma de la desconfianza a la vacuna fue el lanzamiento de un "documental" llamado “Hold-Up”, que reúne un abigarrado conjunto de teorías complotistas sobre la Covid-19 y sobre la vacuna, que se compartió ampliamente en las redes sociales en el espacio de unos días.

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Muertes diarias por coronavirus en Francia, desde el inicio de la pandemia. Fuente: Our World in Data.

Vacunación a paso de tortuga

Con apenas 200 dosis distribuidas de la vacuna Pfizer-BioNtec, Francia ni siquiera aparece en las estadísticas. Si bien la vacunación empezó el 27 de diciembre como en toda Europa salvo algunos países por razones de logística como en España, el gobierno decidió comenzar por los geriátricos y residencias para ancianos con un protocolo complejo: un médico entrevista cada paciente para que otorgue su consentimiento. En caso de incapacidad, la familia es consultada y es ella la que tiene la última palabra. "Tres consultas para administrar una vacuna, lleva demasiado tiempo", dijo Edouard Obadia, médico reanimador del hospital de Montreuil, entrevistado por la televisión. Muchos médicos denuncian un engorro administrativo que llega hasta indicar el tamaño de las jeringas... Resulta difícil imaginar cómo se podrá cumplir, a este ritmo, el objetivo de inmunizar a los 22 millones de franceses con mayor riesgo para fines de abril. 

El gobierno asume la lentitud de la vacunación. "No confundo velocidad con precipitación", declaró Olivier Véran, ministro de Salud, el 29 de diciembre, asegurando que Francia habrá recuperado su retraso a finales de enero. Otros miembros del gobierno invocan la reticencia de los franceses que quieren vacunarse. “No será pasito a paso que seremos capaces de convencerlos, al contrario. Dirán que si vamos tan despacio, significa que no estamos seguros de nosotros mismos y que puede haber algún riesgo ”, denunció el genetista Axel Kahn en la emisora Europa 1.

Los países de la Unión Europea lanzaron su campaña esta semana, a la misma hora, pero a diferentes velocidades. Alemania, que instaló mas de 400 centros de vacunación, ya ha vacunado a más de 78.000 personas, Portugal y Dinamarca a casi 5.000, Polonia a 2.000. Francia solo ha vacunado a un pequeño centenar de personas en 23 geriátricos.

El Reino Unido, que acaba de inaugurar su Brexit este 1° de enero, no solo ha comenzado su vacunación antes que los demás, sino que la campaña se está llevando a cabo a un ritmo desenfrenado. Ya se han inyectado más de 800.000 dosis desde el 8 de diciembre, es decir 1,18 personas vacunadas por cada 100 habitantes. Para acelerar aún más el ritmo, el país acaba de aprobar la vacuna de AstraZeneca: con un pedido de 100 millones de dosis, 4 millones estarán disponibles en los próximos días. Y dado que se pueden almacenar en una heladera normal, esto debería facilitar enormemente la distribución. Un cambio de protocolo importante: en lugar de quedarse con la mitad de los lotes para una segunda inyección, tres o cuatro semanas después de la primera, se están preparando para distribuir todas sus dosis lo más rápido posible, para llegar a la mayor cantidad de personas posible. El ministro ingles de Salud, Matt Hancock, espera que el Reino Unido salga de la epidemia en la primavera.

También en Francia se estudia la posibilidad de utilizar una sola dosis ya que una sola inyección llegaría al doble de personas. Pero si su efectividad a corto plazo parece asegurada, quedan serias dudas sobre la duración de la protección. Sin duda, todo dependerá de la evolución de la epidemia. Su empeoramiento podría abogar por la dosis única. "Esto no conduciría a una vacunación óptima, pero es una posible estrategia de emergencia", dijo el genetista Axel Kahn.

Frente a esta enorme diferencia con los países vecinos, la polémica sobre la lentitud recrudeció en los medios y en las redes sociales francesas. Hay voces que reclaman incluso la obligatoriedad de la vacuna. El Ministro de salud reaccionó anunciando que a partir del lunes 4 de enero, el personal hospitalario sera también vacunado.

Un programa de vacunación difuso

La vacunación en Francia es gratuita. Luego de los residentes en geriátricos y su personal - que representa poco menos de un millón de personas - serán vacunados los adultos mayores de 65 años y los trabajadores de la salud con riesgo de desarrollar formas graves de Covid-19, como aquellos con signos de comorbilidad (diabetes, obesidad o incluso, después de haber desarrollado cáncer reciente de menos de tres años). Se trata de algo menos de 15 millones de franceses.

En tercer lugar, las personas de 50 a 65 años, otras personas en riesgo, todos los profesionales del sector sanitario y médico-social podrán recibir la vacuna, lo que representa un total de 17 millones de franceses. También tendrán acceso los operadores en sectores "esenciales" - "esenciales para el funcionamiento del país [a determinar] por el gobierno, los sectores de seguridad o educación por ejemplo" según la HAS (Alta autoridad sanitaria). En esta etapa, más de 30 millones de personas, o sea casi la mitad de la población francesa, deberían haber tenido acceso prioritario a las vacunas.

Sin un discurso claro y medidas drásticas y pragmáticas por parte del gobierno para acelerar la vacunación, la desconfianza de los franceses respecto de la vacuna podría aumentar. Las muestras de improvisación y la cantidad de errores de comunicación del gobierno de Macron desde el inicio de la pandemia, no auguran demasiado optimismo en este nuevo año que comienza.