Las inundaciones repentinas provocadas por lluvias torrenciales han matado al menos a 172 personas en todo Yemen durante el último mes, dañando hogares y sitios importantes de la ciudad vieja de Saná, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La destrucción ha asestado un nuevo golpe a un país que ya está en lo que Naciones Unidas describe como la peor crisis humanitaria del mundo después de años de guerra entre un gobierno respaldado por Arabia Saudita y rebeldes aliados de Irán.
En la provincia de Maarib, principalmente controlada por el gobierno, al este de la capital, 19 niños estaban entre las 30 personas muertas por las inundaciones, dijo un funcionario del gobierno. En los campamentos de desplazados de la provincia, 1.340 familias vieron arrasadas sus carpas y pertenencias.
En la provincia de Lahij, en el sur controlado por el gobierno, siete personas murieron ahogadas cuando su vehículo fue arrastrado río abajo. Otras cuatro personas murieron en la carretera que conecta las provincias sureñas de Hadramawt y Shabwa.
En el norte controlado por los rebeldes, las inundaciones mataron a 131 personas e hirieron a 124 entre mediados de julio y el 7 de agosto. Destruyeron 106 casas y edificios y dañaron gravemente otras 156, agregó el ministerio rebelde.
Patrimonio de la Humanidad, en peligro
Casas en la ciudad vieja de Saná, en Yemen, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se están derrumbando bajo las fuertes lluvias. Las distintivas casas de adobe de color marrón y blanco de los barrios históricos, que datan de antes del siglo XI, han estado durante mucho tiempo amenazadas por el conflicto y el abandono.
Aqeel Saleh Nassar, subdirector de la Autoridad de Conservación de Ciudades Históricas, dijo que los ciudadanos de hoy no mantienen estos edificios antiguos como en el pasado, lo que genera grietas y debilidades.
Alrededor de 5.000 de los imponentes edificios de la ciudad vieja tienen techos con goteras y 107 tienen techos parcialmente derrumbados, dijo. La autoridad ha estado trabajando con la UNESCO y otros fondos para preservar algunos.
Las lluvias excepcionalmente intensas de este año, que comenzaron a mediados de abril y duraron hasta principios de septiembre, se han sumado a la peor crisis humanitaria del mundo. Cinco años de guerra han matado a más de 100.000 personas y han dejado al 80% de la población dependiente de la ayuda y a millones al borde de la hambruna.
Además del nuevo coronavirus, que se cree que se está propagando en gran parte sin ser detectado, las fuertes lluvias propagan enfermedades como el cólera, el dengue y la malaria.
Las autoridades hutíes alineadas con Irán que han controlado Saná desde que derrocaron al gobierno yemení respaldado por Arabia Saudita, reconocido internacionalmente, a fines de 2014, hicieron un llamamiento esta semana a la UNESCO para salvar el patrimonio de la ciudad. Dijeron que alrededor de 111 casas se habían derrumbado parcial o completamente en las últimas semanas.