A una semana de ganar las elecciones, Donald Trump está armando su gabinete y eligiendo a los alfiles que tendrá en su segundo mandato en la Casa Blanca, que empezará el próximo 20 de enero. En las últimas horas, designó al congresista Michael Waltz como su asesor de seguridad nacional, su entorno empujó al senador y ex gobernador Rick Scott como jefe de la bancada mayoritaria en el Senado -aunque fracasó-, y este miércoles también fue confirmado el senador Marco Rubio como próximo secretario de Estado. Los tres tienen en común que representan al estado de Florida y tienen un fuerte vínculo con las influyentes comunidades latinas en ese estado. Lógicamente, siguen de cerca los intereses de Estados Unidos en América Latina y los tres, en este último año, elogiaron a Javier Milei y su gobierno libertario. Por eso, en la Rosada ya festejan.
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Mike Waltz
En 2018 se convirtió en el primer miembro de la fuerza especial Green Beret del Ejército en ser electo como congresista federal. Después de 27 años en las filas castrenses se metió en política y ganó la banca que había dejado el hoy gobernador de Florida, Ron DeSantis. Para los estadounidenses, es uno de los críticos más duros y verborrágicos contra China. Impulsó proyectos de ley para limitar la financiación a universidades que mantienen cualquier vínculo, aún si es solo académico, con la potencia asiática. Y, además, fue uno de los que más claro expresó la forzada síntesis entre la imagen de halcones de los republicanos y las críticas al apoyo multimillonario del gobierno de Joe Biden a Ucrania para resistir la invasión rusa: "Frenar a Rusia antes que arrastre a la OTAN y, por lo tanto, a Estados Unidos a una guerra es lo correcto. Pero el peso no lo puede seguir llevando solo el pueblo estadounidense sobre sus hombros, especialmente cuando Europa occidental no asume costos." Acto seguido, en una columna publicada en Fox News en septiembre pasado,
Sin dudas, estas posiciones fueron las que convencieron a Trump, quien pese a su extremismo, demostró ser pragmático en su primer gobierno. Las prioridades de la política exterior de Estados Unidos no cambian cuando cambia el partido o el presidente: China sigue siendo la potencia en ascenso a quien frenar, Rusia, la amenaza que denuncian los aliados europeos, e Israel, el socio indiscutible, aún cuando la ONU y organizaciones humanitarias de todo el mundo denuncian una limpieza étnica en el norte de la Franja de Gaza. Esto no cambiará, pero lo inusual es que varias personas claves de la construcción de poder de este segundo gobierno de Trump son referentes en Washington, también, de la política exterior hacia América Latina, una región que hace décadas no se encuentra entre las prioridades de la Casa Blanca.
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Waltz es un veterano consultor de temas de Defensa y fue asesor de contraterrorismo durante los dos mandatos de George Bush hijo. Y, con estos antecedentes, cuando asumió en el Congreso y se sumó a la Fuerza de Tareas de China en la Cámara Baja apuntó sus cañones contra China, desde una mirada militar y también económica. También puso el ojo sobre una región que le importa mucho a sus electores de Florida: América Latina. En línea con la ex generala del Comando Sur, Laura Richardson, alertó en el Capitolio: "América del Sur ofrece un amplio arco de minerales críticos que se necesitan para garantizar la energía a nuestra economía moderna. Está en contra de nuestros intereses estratégicos que China intente y monopolice estas exportaciones e instale bases militares que pueden ser usadas contra nosotros si hubiera un conflicto por la soberanía de Taiwán."
El ex soldado de élite devenido en consultor, congresista y ahora en futuro asesor presidencial no estaba preocupado solo de la boca para afuera. En 2019 visitó a la región y Argentina con una delegación de parlamentarios estadounidenses y, en noviembre de 2023, apoyó en las redes a la candidatura de Milei, a quien comparó con Trump. Publicó el video que se había viralizado en la campaña con el libertario tirando a la basura la mayoría de los ministerios del Gabinete Nacional y lo tituló: "Drenar el pantano...al estilo argentino", en referencia al slogan con que triunfó el republicano en las elecciones presidenciales de 2016.
Marco Rubio
Rubio fue confirmado este miércoles como futuro secretario de Estado, pero en el gobierno argentino ya habían empezado a celebrar unos días antes, cuando el rumor empezó a correr. El nombre del senador comenzó a circular con fuerza el lunes por la noche cuando el diario The New York Times publicó que era el elegido del presidente electo y el martes la versión cobró aún más fuerzas cuando el propio Rick Scott y otros compañeros de bancada republicana lo comenzaron a felicitar públicamente y en redes. Durante su paso por la Conferencia Anual FIEL 2024, el martes, el ministro de Economía Luis Caputo no disimuló su alegría y se declaró optimista por lo que la designación podría significar para la relación bilateral. En febrero pasado, el ministro había sido uno de los funcionarios de Milei con los que Rubio se había reunido en una visita especial.
Como Waltz, Rubio es un ex crítico de Trump devenido en aliado feroz y, además de sus fuertes posiciones contra los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, entre otros ejecutivos regionales, es un halcón en la competencia con China y uno de los republicanos que más ha llamado a un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania para terminar con la guerra, aún si no incluye una retirada total de Moscú sobre el territorio ucraniano. Incluso fue uno de los que votó en contra del último paquete multimillonario de ayuda militar a Kiev que impulsó Biden. Está tan alineado a Trump que fue uno de los nombres que circuló como su posible compañero de fórmula antes que el ex empresario inmobiliario anunciara a J.D. Vance, otro ultra.
Rubio no solo será el primer titular de origen latino -sus padres emigraron desde Cuba en 1956, tres años antes de la Revolución-, sino también el primero en asumir sancionado por China. En 2020, el gobierno de Xi Jinping le impuso sanciones por su apoyo a las protestas en Hong Kong, una ex colonia británica que actualmente transiciona -con muchas manifestaciones, resistencias y tensiones- de un marco legal y político especial al mismo que rige en el resto del territorio chino.
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Más que Waltz, Rubio tiene un ojo puesto en la región. No solo es un declarado enemigo de la triada que suele concentrar la atención de Washington -Cuba, Venezuela y Nicaragua-, sino que sigue de cerca las realidades y las pujas de poder a lo largo y ancho de América Latina. Argentina no es la excepción. En diciembre de 2023, por ejemplo, envió a Biden una carta junto a otros cuatro senadores republicanos para pedirle que declare a Cristina Fernández de Kirchner y "a sus familiares" como "significativamente corruptos", una denominación legal que a principio de ese año el Departamento de Estado había impuesto al ex presidente paraguayo Horacio Cartes. Esto significa imponerle sanciones políticas y económicas, como prohibirle la entrada a Estados Unidos y bloquear cualquier activo financiero que posean bajo jurisdicción estadounidense.
Rick Scott
Uno de los otros cuatro senadores que firmaron esa carta fue Rick Scott, ex gobernador de Florida y actualmente el elegido por el trumpismo para liderar la mayoría en el Senado, una cámara clave para que Trump pueda no solo confirmar a sus funcionarios y embajadores, sino especialmente para continuar uno de los cambios estructurales más importantes que consiguió en su primer mandato: confirmar jueces en todos los niveles y cambiarle la cara al Poder Judicial durante décadas. Scott no logró ser elegido por la mayoría de su bancada. Ganó el senador por Dakota del Sur John Thune. Sin embargo, no hay duda de que el aliado del mandatario electo será su voz en la Cámara Alta.
Como todos los designados hasta ahora por Trump, Scott es un ferviente e incondicional defensor de Israel y eso es exactamente lo que destacó de Milei cuando elogió su discurso de asunción. "El fuerte apoyo del presidente Milei a Israel se destaca en América Latina y en el mundo," escribió en sus redes.
En julio pasado, durante la campaña electoral, uno de los grupos que apoyaron su reelección en el Senado fue "Venezolanos por Rick Scott", una organización a la que adhirieron también líderes de las comunidades cubana, colombiana y nicaragüense en Florida. En septiembre, sumó el apoyo de "Dominicanos por Rick Scott". Como advirtieron los sondeos de boca de urna realizados el mismo día de la votación, el martes 5 de noviembre, Trump y los republicanos ganaron terreno entre los votantes latinos, especialmente los hombres jóvenes. La consolidación del voto republicano en Florida, un estado que durante décadas se consideró oscilante y definitorio para el triunfo de uno u otro partido, se sostiene en parte en este avance sobre los electores de origen latinoamericano.
Por eso quizás Trump se siente cada vez más cómodo en su resort de golf de lujo en Palm Beach, Florida, en vez de Nueva York, su ciudad natal donde los demócratas y liberales siguen siendo fuertes. Pero este cambio y las designaciones de referentes de este contexto político ultraconservador de Florida no deben leerse como un futuro giro en la política exterior de Estados Unidos. América Latina sigue siendo una región secundaria para Washington, en la que la cuestión comercial con México y la migratoria con ese país limítrofe y Centroamérica siguen siendo las principales preocupaciones del gobierno demócrata saliente y del republicano que se prepara para arrancar en enero de 2025.