Tras el golpe a la democracia en Estados Unidos, el Congreso ratificó durante la madrugada de este jueves la victoria del presidente electo, Joe Biden, quien se impuso en las elecciones de noviembre.
La sesión conjunta de ambas cámaras del Congreso confirmó que el demócrata y la vicepresidenta electa, Kamala Harris, superaron la barrera de los 270 votos electorales que da las llaves de la Casa Blanca, con un total de 306, y por tanto llegarán al poder el próximo 20 de enero.
Frente a la insistencia del presidente Donald Trump de que hubo fraude y la escalada de violencia que tuvo lugar en el Capitorio por parte de una turba trumpista, El vicepresidente, Mike Pence, que presidía la sesión, aseguró que esa ratificación debía considerarse “suficiente” para aceptar la elección de Biden. En una sesión que tuvo que ser interrumpida y retomada luego de varias horas, debido al asalto al Congreso, el Senado terminó por certificar a Joe Biden como presidente de Estados Unidos.
Unas dos horas después de que las autoridades consiguieran despejar el Capitolio y sus inmediaciones, ambas cámaras del Congreso volvieron a reunirse para seguir con el proceso de ratificación del resultado de las elecciones, que ya quedó confirmado en diciembre por el órgano competente en EE.UU., el Colegio Electoral.
La nueva sesión duró más de siete horas debido al debate sobre dos objeciones al resultado de las elecciones en Pensilvania y en Arizona, ambas presentadas por los aliados de Trump. Como se esperaba, las dos Cámaras votaron a favor de respetar lo votado en los comicios en esos dos estados, y la sesión conjunta continuó según lo previsto.
Tras fracasar la objeción sobre Pensilvania, Pence siguió abriendo los sobres para contar el resultado relativo a cada estado, por orden alfabético, y no hubo más objeciones exitosas.
Cuando comenzó la sesión, se esperaba que al menos trece senadores presentaran o respaldaran objeciones posiblemente en cuatro estados más: Georgia, Michigan, Nevada y Wisconsin. Pero el golpe a la democracia estadounidense frenó a los legisladores a continuar con ese plan y ninguno apoyó las objeciones que presentaron en esos estados varios congresistas republicanos.
Según la ley estadounidense, para desencadenar un debate y una votación en el Congreso sobre la posibilidad de rechazar el resultado en un estado, es necesario contar con al menos un congresista y un senador que apoyen la idea. Nunca hubo ninguna perspectiva de que las objeciones presentadas en el Congreso prosperaran, puesto que cada una de ellas debe superar una votación en el pleno y los demócratas, el partido de Biden, son mayoría en la Cámara de Representantes.
Sin embargo, Trump insistió en presionar a los legisladores y a Pence, para que se arrogaran unos poderes que no les corresponden bajo la Constitución e interfirieran en una sesión que normalmente es simplemente un trámite formal.