Sumisión sin límites a los Estados Unidos de América

18 de mayo, 2024 | 16.55

La República Argentina y los Estados Unidos de América acaban de firmar el día 17/05/2024, un tratado que se denomina ambiciosamente “Entendimiento marco para el establecimiento de un diálogo estratégico entre Argentina y EE.UU.”. En ocasión de esa firma, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, declaró: "...es realmente un reflejo de la profundización de la coordinación de la cooperación y la relación entre Estados Unidos en Argentina”.

¿Pero qué significa la expresión "diálogo estratégico"? La canciller Diana Mondino intenta, sin algo de dificultad, explicarlo diciendo que “...tenemos una fuerte intención de ampliar la agenda de comercio e inversión...".

Pero examinemos la verdadera naturaleza de lo que pueda surgir del supuesto “diálogo estratégico”. 

En el último informe sobre el comercio exterior argentino publicado por el INDEC, aparecen los diversos destinos de nuestras mercaderías. Y ahí se puede ver que -por ejemplo- en el trimestre enero-marzo del año 2024, Estados Unidos de América recibió 1.634.884 miles de millones de dólares de mercaderías argentinas, pero en ese período la República de Chile recibió 1.331.141 millones de dólares. Ahora el dato más interesante es el siguiente: la balanza comercial neta -exportaciones menos importaciones- con los Estados Unidos es deficitaria para la Argentina, para ese período, en -166.601 millones de dólares, mientras que es superavitaria en nuestro balance comercial con la República de Chile, en 1.186.922 millones de dólares. O sea que, por motivos comerciales, a la República Argentina le conviene claramente un diálogo estratégico con la República de Chile y no con los Estados Unidos de América, que claramente va a beneficiar a estos últimos, en la medida que nuestro balance comercial con ellos no es bueno para el país.

Pero hay algo más grave que pone al comercio con los Estados Unidos bajo la lupa, ese país posee una serie de castigos económicos y financieros que impone a las naciones y empresas que violan las sanciones económicas, que por motivos que generalmente son declarativos y oscuros, se imponen a terceras naciones. Así existe la llamada “Lista OFAC”, oficialmente llamada “SDNT list” (Specially Designated Narcotics Traffickers), creada en el año 1995, la que, según se presenta oficialmente: "La Oficina de Control de Activos Extranjeros ("OFAC") del Departamento del Tesoro de los EE.UU. administra y aplica sanciones económicas y comerciales basadas en la política exterior y los objetivos de seguridad nacional de los EE. UU., contra países y regímenes extranjeros específicos, terroristas, narcotraficantes internacionales, aquellos involucrados en actividades relacionadas con la proliferación de armas de destrucción masiva, y otras amenazas a la seguridad nacional, la política exterior, o la economía de los Estados Unidos." 

Se trata de una declaración explícita que subordina toda relación comercial que cualquier nación tenga con Estados Unidos de América, a los intereses políticos y estratégicos de esta nación, con absoluto direccionamiento sobre los intereses económicos y comerciales de las naciones que intentan comerciar con ellos.

No se trata de aplicar sanciones por decisiones judiciales y ya tomadas en casos de empresas que hayan cometido alguna violación del derecho comercial o penal en Estados Unidos de América, y que tengan sentencia firme. Se trata de declaraciones políticas, que muchas veces tienen el rol de barreras para-arancelarias, o de provocar daños en países que no siguen el dictado político estadounidense; declaraciones que obligan a terceros países a no comerciar con los países puestos bajo esta agencia, o a tener pérdidas económicas simplemente para defender los intereses estratégicos de los Estados Unidos. Así por ejemplo en el reciente conflicto entre la Federación Rusa y Ucrania, los Estados Unidos han movilizado un amplio y complejo sistema de sanciones contra empresas que comercian con la Federación Rusa, aunque sea vendiendo lechuga procesada.

Ninguno de los dos motivos anteriores, es decir el balance comercial real y la subordinación de nuestra política comercial a la política exterior estadounidense, justifican ningún diálogo estratégico con los Estados Unidos de América, que beneficie económica y comercialmente a la República Argentina. Más bien diríamos lo contrario, diríamos que con ese diálogo vamos en un camino francamente perjudicial para nuestra nación, que parece ser la pata exterior de un programa económico raquítico que no está resolviendo ninguno de los problemas estructurales de la Argentina.