El FBI detuvo este jueves a un militar de 21 años en relación con la filtración de documentos clasificados del Pentágono, la mayor fuga de material confidencial desde el escándalo de Wikileaks en 2010, según confirmó el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland.
Se trata de Jack Teixeira, de 21 años, un efectivo del departamento de inteligencia de la Guardia Nacional Aérea en el estado de Massachusetts. Se trata del primer arresto vinculado a este caso, cuyas revelaciones llevan días sacudiendo la política exterior estadounidense.
La mayoría de los más de 60 documentos que se publicaron en línea parecen haberse originado en el Centro de Operaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Estado Mayor Conjunto del Pentágono, según los medios estadounidenses.
Los documentos filtrados están referidos a Ucrania, China y Medio Oriente, así como al terrorismo, y en algunos casos la información entra en conflicto con evaluaciones militares previas.
El fiscal Garland precisó: "La detención del sospechoso en conexión con una investigación sobre una supuesta apropiación, retención y transmisión de información clasificada sobre defensa nacional, se produjo sin incidentes". Según afirmó el diario El País, los investigadores sospechan que el detenido fue el responsable del chat en el que se filtraron los documentos confidenciales.
El arresto se produjo después de que las fuerzas de seguridad registraran su domicilio. Imágenes emitidas por la cadena de televisión CNN mostraron cómo vehículos de las fuerzas de seguridad estadounidenses rodeaban una vivienda en la localidad de North Dighton, en ese Estado y aparecía una persona esposada y rodeada de agentes antes de ser subida a un auto.
El arresto del joven militar abre ahora un debate acerca de cómo Teixeira, perteneciente a los estratos militares más bajos, pudo tener acceso a una información altamente clasificada a la que solo suelen acceder los altos mandos. El portavoz del Pentágono, Pat Ryder, admitió en rueda de prensa que el Departamento de Defensa está revisando las listas de distribución de información y los procedimientos para acceder a los documentos clasificados.
"Debemos asegurarnos de que solo llegan a las personas que necesitan tenerlos", señaló. Ryder aseveró que la filtración constituye "un acto delictivo deliberado" y agregó: "Existen reglas. Cada uno de nosotros firma un acuerdo por el que se compromete a no divulgar información. Este es un acto delictivo, una violación a sabiendas de las normas.
En la misma línea el secretario de Defensa, Lloyd Austin, afirmó que encararán una revisión de los protocolos para evitar futuras filtraciones. "Como secretario de Defensa, tampoco dudaré en tomar las medidas adicionales necesarias para salvaguardar los secretos de nuestra nación. En consecuencia, ordenó al subsecretario de Defensa para Inteligencia y Seguridad que realice una revisión de nuestros procedimientos de acceso, responsabilidad y control de inteligencia dentro del Departamento para evitar que este tipo de incidente vuelva a ocurrir", dijo Austin.
Con información de Noticias Argentinas y Agencia Télam