La Corte Suprema de EEUU mantiene el acceso a la píldora abortiva

La decisión fue unánime por parte de los mismos magistrados que, hace casi dos años, eliminaron el derecho constitucional para la interrupción voluntaria del embarazo al anular la histórica sentencia de Roe vs Wade.

13 de junio, 2024 | 16.08

La Corte Suprema de Estados Unidos decidió de manera unánime mantener el acceso a la mifepristona, píldora que se utiliza en dos tercios de los abortos que se realizan en el país del norte. Los nueve magistrados -de mayoría conservadora- rechazaron una demanda realizada por organizaciones antiderechos y echaron por tierra el fallo de una instancia judicial inferior que restringía el acceso en todo el territorio. Hubo festejos medidos: la Corte devolvió el caso a un tribunal distrital.

El fallo llegó de la mano de los mismos jueces que hace casi dos años provocaron una marcha atrás sin precedentes en materia de derechos para las mujeres y personas gestantes, cuando revirtieron la histórica sentencia de Roe vs Wade (1973) que establecía la garantía constitucional para la práctica.

“El caso aún no ha terminado y se devolverá al tribunal de distrito. La lucha continúa”, manifestaron en las redes sociales del Planned Parenthood. En el mismo tono, se manifestó el mismo presidente estadounidense, Joe Biden, a través de un comunicado: "La decisión no cambia el hecho de que la lucha por la libertad reproductiva continúa". En mismo apartado hizo énfasis en la carrera que se libra de cara a las elecciones de noviembre -en las que se enfrentará a su antecesor antiaborto Donald Trump-, por lo que remarcó que "los ataques al aborto con medicamentos forman parte de la agenda extrema y peligrosa" de los republicanos "para prohibir el aborto en todo el país".

La mifepristona es una droga que aumenta en un 98% la eficacia el estar combinada con el misoprostol a la hora de realizar una interrupción del embarazo en el primer trimestre, ya que reduce dolores y acelera el proceso. De hecho, ambas drogas fueron consideradas esenciales por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2005.

En un informe del Instituto Guttmatcher, reveló que durante 2023, en Estados Unidos hubo más de un millón de abortos. La tasa más alta en más de una década y un salto del 10% desde 2020. En tanto, la organización de investigación y política centrada en la salud sexual y reproductiva que apoya el derecho al aborto, apuntó que las tendencias sugirieron entonces que el aborto farmacológico es una opción más común que nunca. De hecho, casi dos tercios de todos los abortos durante el año pasado —unos 642.700— fueron realizados de forma medicamentosa.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, según la sigla en inglés) aprobó el uso de la mifepristona hace más de 20 años, cuando siguió los pasos de Francia. Y mantiene el cálculo de que unas cinco millones de mujeres la utilizaron desde entonces.

La votación

La decisión de la Corte Suprema fue escrita por uno de los tres jueces nombrados por Trump durante su mandato, Brett Kavanaugh, en 34 páginas. Con ella, echaron por tierra la decisión de una sentencia de un tribunal de apelaciones de Nueva Orleans que redujo de 10 a 7 semanas el periodo de uso y prohibía la distribución por correo de la píldora. Aún así, persistirán las restricciones en los 14 estados en los que el aborto está prohibido sin excepción. La fuerte marcha atrás en materia de derechos se impuso luego de que los mismos jueces derribaran el histórico Roe vs Wade: 21 estados prohibieron o restringieron severamente el derecho al aborto.

Según relató el diario El País, entendieron que la asociación de médicos cristianos antiabortistas que presentó la demanda, creada para lanzar la cruzada judicial contra la FDA, no cumplía el requerimiento legal de haber sufrido un perjuicio suficiente para estar autorizada a demandar. “Para eso”, se puede leer en la sentencia de este jueves, “[la asociación debería haber sido capaz de] demostrar que sufrió o probablemente sufrirá un daño, que el daño probablemente fue causado o será causado por el demandado, y que el daño posiblemente sería reparado mediante la acción judicial solicitada”. El alto tribunal considera que los querellantes no entran en ninguna de esas categorías, aunque entiende “que a muchos ciudadanos les preocupen la mifepristona y el aborto”.

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