En Argentina como en España, Brasil o Estados Unidos, la extrema derecha antidemocrática ha fagocitado a los partidos de la derecha tradicional y los han impregnado con sus peligrosas ideas reaccionarias. Este escenario dramático fue expuesto con claridad por Pedro Sánchez, el viernes pasado, al asumir por segunda vez el cargo de jefe de gobierno en España.
“Las propuestas reaccionarias de la ultraderecha cuestionan la democracia y los derechos humanos, descalifican a la ciencia y al feminismo, niegan el cambio climático, desprecian a la cultura y atacan al diferente sólo por serlo. Esas ultraderechas acaban por parasitar a los partidos de la derecha tradicional: al Partido Republicano en EEUU, colonizado por el trumpismo; a las corrientes conservadoras europeas que claudican ante la ultraderecha; a la derecha de Argentina arrollada por el delirante discurso reaccionario de Milei. Este es el dilema al que se enfrenta el mundo.”, dijo Sánchez en su discurso de investidura.
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No se trata de casos aislados. Ha quedado claro en varios países: en España con la unificación de la agenda política de la derecha radical de VOX con la del Partido Popular (PP): en Chile, donde la coalición de centro derecha fue devorada por el ultra José Antonio Kast; en Brasil, con Jair Bolsonaro y, en Argentina, con la alianza entre La Libertad Avanza (LLA) de Javier Milei y los principales representantes de Juntos por el Cambio, Mauricio Macri y Patricia Bullrich.
Mientras la acumulación de riquezas funcionó con la democracia, hubo libre juego electoral. Pero ahora que el fracaso del neoliberalismo ya no puede disimularse y la democracia ha dejado de serles funcional, se busca mantener esa concentración de poder y capital a cualquier precio y con cualquier método. Esto, agravado por un contexto de transición hegemónica y pérdida de liderazgo de EEUU a nivel global.
¿El sistema democrático en Occidente está en riesgo? Sin dudas. Por eso, el hecho de que Pedro Sánchez haya logrado los votos necesarios para gobernar, armando una alianza muy diversa con legisladores de izquierda, pero también de derecha, es vivido con alivio por la mayoría democrática española.
“Es un voto de autodefensa”, explica Gerardo Pisarello, diputado de Comú Podem, que integra la formación plurinacional de izquierda Sumar, aliada al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Sánchez. “Había posibilidades de que la extrema derecha de Vox y la derecha extrema del Partido Popular fueran gobierno. Eso se evitó. La alianza que permitió la investidura es una composición muy compleja en el eje izquierda/derecha. Pero de una derecha democrática y antifascista”, aclaró.
Macri y Aznar
La similitud de los procesos violentos en aquellos países donde la extrema derecha perdió en las urnas permite sospechar que detrás de esas acciones hay un diseño. El objetivo: desconocer el triunfo electoral del contrincante sembrando recelos de todo tipo y produciendo hechos de alta violencia. La toma del Capitolio por los seguidores de Donald Trump, el 6 de enero de 2021, luego de la victoria de Joseph Biden o el asalto a la Plaza de los Tres Poderes, en Brasilia, el 8 de enero de 2023, una semana después de asumir Lula da Silva la presidencia de Brasil, son dos buenos ejemplos.
¿Cuál es el formato para lograr el objetivo y boicotear el triunfo electoral democrático? Las estrategias son múltiples. Se buscará previamente sembrar sospechas de fraude y deslegitimar el proceso electoral (sobre todo a través de los medios hegemónicos, pero también a través de las redes) para luego tener una opinión pública dispuesta a creer falsas noticias y a desconocer los resultados de las urnas. Como complemento, pueden promoverse manifestaciones violentas en las calles; acciones judiciales; amenazas a políticos rivales (en España dirigentes del PSOE y de partidos de izquierda han recibido huevazos y otras agresiones) o incluso intentonas de golpes de Estado como las que les fallaron a Trump y Bolsonaro.
“Pienso en Argentina”, continúa Pisarello. “España es un laboratorio de cómo esa derecha extrema que no consigue obtener lo que quería a través de las urnas, luego usa el Poder Judicial u otros mecanismos institucionales espúreos para bloquear la posibilidad política que tienen el apoyo popular”.
La derecha violenta viene protestando desde hace semanas, en España, para esmerilar la posibilidad de que el socialista asuma el Ejecutivo. El viernes 17, no obstante, Sánchez juró ante el rey Felipe VI como Jefe de Gobierno. Las manifestaciones continúan pidiendo ahora su renuncia y que sea encarcelado. Por otra parte, la Asociación de Militares Españoles (un grupo pequeño de retirados, admiradores del dictador Francisco Franco) reclamaron el viernes, a las Fuerzas Armadas, la destitución del presidente y el llamado a nuevas elecciones.
Como Macri en Argentina, José María Aznar – en las sombras- es el unificador de la ultraderecha y el PP. “Es exactamente el mismo papel que hace Macri en Argentina”; asegura Pisarello. “En España, la derrota electoral de la extrema derecha ya se produjo, por eso ahora están agitando protestas en la calle y acciones judiciales. Aznar viene lanzando el mensaje de que “cada uno aporte lo que pueda” y promueve la rebelión de los gobernadores del PP, del Poder Judicial y de los medios de comunicación.”
El periodista argentino Darío Pignotti, desde Brasilia, en una entrevista con Radio Nacional Argentina, también aportó precisiones sobre lo qué puede ocurrir después del 19 de noviembre en nuestro país. “Al día de hoy, Jair Bolsonaro todavía no reconoció la victoria de Lula Da Silva en las elecciones del 30 de octubre de 2022”, advirtió. Además, en Argentina “se puede repetir el formato de lo que ocurrió en Brasil en dos planos. Primero, sembrando sospecha sobre la calidad del conteo y segundo, basado en una gigantesca manipulación de los hechos que da por supuesto un resultado estrecho entre ambos candidatos, asegurar que hubo fraude (la diferencia entre Bolsonaro y Lula fue de 4 millones de votos)”.
Es muy conocido el estrecho vínculo entre Milei y uno de los hijos de Jair, Eduardo Bolsonaro, ultraderechista, misógino y racista, nombrado por el extremista de derecha estadounidense, Steve Bannon (vinculado con Trump), como el líder para América Latina de su organización “El Movimiento”. En ese marco, Pignotti no descarta que existan “vasos comunicantes, intercambio de informaciones de expertos y flujos de dinero para que el resultado de las elecciones del domingo en Argentina no sea reconocido”.
“Hay una articulación con Argentina. El responsable del marketing electoral digital de Milei, Fernando Cerimedo, trabajó en la campaña presidencial de Bolsonaro en 2018. Es muy próximo a Eduardo Bolsonaro. En la última campaña de 2022, Cerimedo fue el encargado de difundir en la región la noticia falsa de que el triunfo de Lula había estado amañado”, afirmó el periodista.
La democracia está en juego en Argentina y en la Patria Grande. Un gobierno extremo que dé marcha atrás con los derechos humanos; que destruya leyes como las que permiten la interrupción voluntaria del embarazo o el matrimonio igualitario; que rompa cualquier posibilidad de Argentina de fortalecer y fortalecerse con los BRICS; que levante las banderas de las privatizaciones y la flexibilización laboral; que atente contra nuestra soberanía y la integración regional, ese gobierno sepultará nuestro futuro y provocará un daño profundo en la región. Confiemos que, como en España, argentinas y argentinos sepamos frenar a quienes tienen a flor de labios la palabra “tiranía”.
FINFIN