El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, descartó hoy cualquier restricción nacional inmediata en respuesta a la variante Ómicron del coronavirus, pese a que los contagios aumentan a gran velocidad, a niveles sin precedentes en el país.
Sánchez dijo que los datos oficiales muestran que, aunque la variante Ómicron se propaga más rápidamente, generalmente causa síntomas más leves y, por lo tanto, ejerce menos presión sobre los hospitales españoles que las variantes anteriores.
Asimismo, destacó la alta tasa de vacunación del país, de más del 80%.
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Está claro que estamos en una situación radicalmente diferente, dijo Sánchez a periodistas durante su conferencia de prensa de fin de año.
"Estamos mejor y más preparados para enfrentar la variante Ómicron", determinó, informó la agencia de noticias Europa Press.
Sánchez confirmó que un panel de jefes regionales y autoridades centrales de salud debatirían en las próximas horas una propuesta para acortar el período de aislamiento obligatorio para las personas que dan positivo pero no muestran síntomas de Covid-19.
Las autoridades españolas están considerando reducir el plazo de 10 a cinco días, siguiendo a Estados Unidos, Grecia y otros países.
Las ausencias del personal debido al virus provocaron la cancelación de trenes y otras interrupciones del servicio en España.
El Ministerio de Salud de España informó ayer un récord de 99.671 nuevas infecciones en las 24 horas previas, lo que eleva la tasa de infección de 14 días a 1.360 casos por cada 100.000 habitantes, casi el doble del nivel de una semana antes.
Con un promedio semanal de más de 63.800 contagios, las cifras son las más altas del país en lo que va del año.
Sin embargo el número de internaciones está controlado.
Ayer, el país registró 114 decesos a causa de la enfermedad, seis menos que el 20 de diciembre, pero el segundo número más alto de los últimos dos meses.
Desde el inicio de la pandemia, España acumula 6,03 millones de casos y 89.253 muertes a causa de la enfermedad.
La semana pasada, Cataluña impuso un toque de queda nocturno y limitó las reuniones sociales a un máximo de diez personas en una amplia zona de la norteña región española.
En cambio, la presidenta de la Comunidad de Madrid, la conservadora Isabel Díaz Ayuso, descartó aplicar nuevas restricciones en su región, y Madrid será la única gran ciudad de España, y una de las pocas urbes importantes de Europa, en hacer una celebración pública masiva en Año Nuevo.
Por su parte, Sánchez acordó la semana pasada una serie de medidas de mínima con los presidentes de las 17 comunidades autónomas, con la vuelta de la obligatoriedad del barbijo en exteriores como principal novedad.
Con información de Télam