(Por Gabriela Albernaz, corresponsal) Los miembros del Partido Nacional Escocés (SNP) comenzarán a votar mañana al nuevo líder regional, en una elección interna entre tres candidatos de perfil muy distinto que abre interrogantes sobre el futuro del movimiento independentista, estancado tras la derrota en el referendo secesionista de 2014 y la negativa del Gobierno británico de permitir otra consulta.
Dos mujeres y un hombre competirán por quedar al frente de la fuerza política y suceder a la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, quien renunció en febrero, en una votación cuyo ganador será anunciado el 27 de este mismo mes.
Entre los postulantes están la ministra de Finanzas de Escocia, Kate Forbes, el titular de la cartera de Salud, Humza Yousaf y Ash Regan, diputada por el distrito Este de Edimburgo.
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Cada uno de ellos posee un perfil que podría marcar la dirección que tomará el partido en el futuro y principalmente hacia donde se dirigirá el país.
Según las encuestas, Yousaf de 37 años, primer escocés de origen asiático y musulmán en ser nombrado ministro del Gobierno, cargo que ocupa desde 2012, encabeza las preferencias con un 31% y es considerado el candidato socialmente más progresista y un símbolo del multiculturalismo británico.
Forbes, de 33 años y con el 25% de votos de acuerdo a los sondeos, era el nombre que más sonaba para sustituir a la líder escocesa, pero perdió apoyo por su postura en contra de la legalización del matrimonio igualitario hace unos años y a otras cuestionadas declaraciones, como que el sexo tiene que estar reservado para parejas casadas.
Última en la carrera está Regan, de 48 años y con el 11% de las preferencias, una destacada figura política y opositora al Gobierno escocés, alcaldesa de Glasgow entre 2003 y 2007, y también exministra de Cultura hasta que renunció en 2020 en protesta a los planes del Ejecutivo regional para facilitar el reconocimiento del cambio de género.
Pese a estos currículums, un último informe de la encuestadora británica YouGov mostró que los potenciales sucesores de Sturgeon son en gran parte desconocidos para el público escocés.
Ante la pregunta de cuál de los siete candidatos sería el mejor reemplazo, los tres finalistas más otros cuatro que abandonaron la carrera, el 54% respondió que "no sabe".
Cuando Sturgeon anunció su dimisión, lo hizo en medio de un debate sobre la independencia de Escocia, tras la negativa del Tribunal Supremo del Reino Unido, que declaró ilegal el referendo propuesto para octubre de este año.
En este contexto, se espera que el tema de la secesión tenga un lugar destacado en la agenda del próximo Gobierno regional, aunque las posibilidades de avanzar en su objetivo son escasas y los sondeos no acompañan ese deseo independentista.
Para Karlo Basta, profesor de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Edimburgo y codirector del Centro de Cambio Constitucional, "no hay nadie en el SNP con la experiencia y la talla" de Sturgeon, por lo que el partido se encuentra "en un callejón sin salida".
"Ni el Gobierno actual del Reino Unido ni la oposición laborista están dispuestos a permitir un segundo referendo de independencia, que es el único camino legal y legítimo hacia la independencia. Lo único que podría presionar al Gobierno británico a ceder sería un aumento sustancial del apoyo a la independencia en las encuestas de opinión", dijo a Télam el analista político.
Sin embargo, destacó que a pesar de todos los errores de Londres, entre ellos los relacionados con el Brexit (la salida de la Unión Europea), el apoyo a la independencia sigue estando prácticamente al mismo nivel que hace cinco o seis años, con algunas fluctuaciones.
"Por lo tanto, no importa quién termine sucediendo a Sturgeon, tendrá que elegir entre una de varias opciones poco atractivas. El nuevo líder podría, por ejemplo, optar por tratar las próximas elecciones del Reino Unido o las elecciones escocesas como referéndums de independencia de facto, pero es probable que esto no produzca ningún resultado tangible y puede costarle al partido la credibilidad que ha ido acumulando durante los últimos 16 años", agregó.
Según Basta, alternativamente, podrían posponer la búsqueda inmediata de la independencia y tratar de obtener un apoyo más amplio a través de una buena gestión en el Gobierno, aunque no está del todo convencido de que se pueda llegar a la secesión a través de tales medios.
En ese marco, el analista no cree que la independencia de Escocia sea probable a corto o a medio plazo y afirmó que el movimiento independentista, y el SNP con él, parecen "estar atrapados en una rutina" que genera un bache en sus deseos de convertirse en un nuevo país.
"La marcha de Sturgeon no es causa de ese bache, sino su síntoma y manifestación más clara", concluyó.
En la misma línea, Adriano Bosoni, analista geopolítico y director de análisis de RANE, una empresa dedicada al análisis geopolítico global, manifestó que la renuncia anticipada de Sturgeon confirmó que el movimiento se encuentra "estancado".
"Durante años, el SNP con Sturgeon a la cabeza, insistió en un referendo legal y negociado con el Gobierno británico. Si bien esta estrategia subraya el compromiso del partido con el derecho internacional y con la necesidad de enviar un mensaje de tranquilidad a empresas y mercados, también tiene límites claros por la sencilla razón de que el Gobierno británico no aprobará un referendo en un futuro previsible", explicó en diálogo con Télam.
Para Bosoni, no hay ningún indicio de que Londres vaya a cambiar de opinión al respecto mientras gobiernen los Conservadores, pero indicó que incluso un eventual primer ministro laborista sería muy reacio a la idea de otra consulta tras la victoria del "no" en 2014
"Esto deja al movimiento independentista en una situación incómoda. La vía legal para la independencia está prácticamente agotada, pero no hay consenso dentro del partido respecto de qué hacer de aquí en adelante. Si bien algunos sectores del SNP plantean la posibilidad de tomar decisiones unilaterales, como por ejemplo convocar a un referendo sin la autorización del Parlamento británico, estas voces aún son minoritarias", agregó.
Según el analista internacional, no está claro que haya consenso en la sociedad escocesa respecto de dar un salto al vacío y desafiar al gobierno británico y violar la ley.
En ese sentido puso como ejemplo el caso de Cataluña, que en 2017 declaró la independencia de forma unilateral, lo que llevó al Gobierno español a descabezar al Ejecutivo regional y arrestar a los principales líderes independentistas, un recuerdo que aún está muy fresco en la memoria de los escoceses, incluso entre los más nacionalistas.
Con información de Télam