(Por Dacil Lanza) La extrema derecha pretende una "comunidad nacional homogénea" y lo hace en base a construir "enemigos", estimó el investigador ítalo-brasileño Giancarlo Summa, quien en diálogo con Télam describió los espacios y puntos de convergencia de estas fuerzas a nivel internacional, se refirió a la inédita reivindicación del franquismo por parte de Vox en España y caracterizó al líder de La Libertad Avanza, Javier Milei, como un "gran slogan".
Para uno de los fundadores en Brasil del proyecto Multilateralismo y Derecha Radical en América Latina (Mudral), en la actualidad predomina un malestar con un sistema económico, el "neoliberal", donde hay "vidas menos estables" que las de generaciones previas, además de un "resentimiento" por los derechos que "me sacaron".
El investigador de la Ecole de Hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS) de París estuvo en Buenos Aires invitado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) para disertar sobre estas expresiones en América Latina y sus conexiones internacionales.
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Télam:¿Es el actual un contexto más propicio para la radicalización?
Giancarlo Summa: Hay un recrudecimiento de un hiper nacionalismo conservador autoritario, que tuvo varias formas, pero que hoy tiene rasgos comunes a nivel global. La nueva derecha te dice "es fácil, el problema son los pobres que se quedan con nuestros impuestos, los migrantes, los chorros, hay que tener mano dura", y cosas de ese estilo que son demagógicas y que no van a resolver nada, pero pueden tener una pregnancia en la población frente a la frustración con el modelo democrático. Cuando había dictaduras, la lucha era por la democracia. Ahora hay soluciones que buscan responder a la desigualdad y es un tema muy complejo, pero eso es un problema para los progresistas y los demócratas, pero no para la derecha.
T: ¿Hay una promesa de un horizonte de mejora más inmediata, como el que construyen por ejemplo algunas iglesias evangélicas que apoyaron al expresidente de Brasil Jair Bolsonaro?
GS: Tienes razón, a diferencia de las izquierdas, que tienen una idea de un futuro mejor, pero "algún día", las iglesias evangélicas trabajan con categorías como la del sentido de comunidad, de apoyo donde no hay Estado, y algunas retoman la teología de la prosperidad. Lo curioso es que muchos, cuando logran mejorar sus condiciones de vida gracias a políticas públicas, igual su interpretación es: "Fue gracias a mi esfuerzo o Dios". Esa es una construcción neoliberal. El Estado no me deja ser o me impide tener lo que depende de mi capacidad. Es el concepto de Milei; "Libertad, carajo". Analicé sus tuits y son las palabras que más repite. Eso es Milei, un gran slogan. Sería gracioso, si no fuera trágico.
T: ¿Cuál es la idea de sociedad que tienen?
GS: Hay una exaltación de la comunidad nacional homogénea, lo cual tiene dos aspectos: uno es la bandera, hay un nacionalismo con cierta xenofobia, diferente en cada país. Lo segundo es la construcción del enemigo. Los movimientos feministas, los pueblos indígenas, el matrimonio igualitario, los progresistas, algunos credos, amenazan esa visión jerárquica. En Brasil vimos un aumento de los ataques a lugares de cultos africanos, algo que no pasaba. Hay diferencias. De hecho, Milei es un libertario absoluto, pero su candidata a vice es más cercana a la derecha tradicional. Pero en las derechas radicales son más las convergencias. Entienden que tienen que apoyarse.
T: ¿Quiénes son percibidos como los "responsables" por aquellas pérdidas?
GS: Hay un malestar con la clase política. En Argentina está el tema de la casta, pero eso no lo inventó Milei, sino que viene de lejos y lo vemos en varios países. En Brasil, ya antes de Bolsonaro, hubo un movimiento que se llamó "Cansei" (Me cansé). Ven a los políticos como parte del problema y a la política como autorreferencial. Claro, hay razones para eso.
T: ¿Qué función le asignan estas derechas al Estado? Porque buscan reducirlo, pero disputan un lugar en su conducción.
GS: En esta concepción solo sirve para garantizar el cumplimiento de contratos económicos y, cuando hay estallidos sociales, para la represión. Es uno de los elementos unificantes del nacionalismo, el Estado representado en un uniforme.
T: ¿Tienen también instancias de reunión?
GS: Sí, hay momentos de agregación, hay periódicos, foros de discusión, redes de apoyo. Los tres principales ejes de convergencia son la CPAC (Conservative Political Action Conference), el Foro de Madrid y Atlas Network (AN). CPAC es una de las tantas instancias de la derecha republicana y que con (Donald) Trump se volvió muy central. También los hijos de Bolsonaro empezaron a organizar reuniones en Europa, en general en Budapest, y en América Latina. En la de Brasil, de julio pasado, estuvo Eduardo Bolsonaro con Milei y (el líder del Partido Republicano de Chie) José Antonio Kast y emergían diferencias entre ellos.
T: ¿Y los otros dos foros?
GS: AN es algo mucho más económico, son las ideas de Milei, de hiper liberalismo. Su central está en EEUU, pero en América Latina es especialmente activa porque tiene más de 100 fundaciones e instituciones. Muchos jóvenes salen de esos grupos y terminan siendo la mano de obra intelectual para esa extrema derecha a la que le faltan cuadros. Vienen con una idea, muy a la Milei, de que hay que reducir el Estado. El Foro de Madrid es una invención de Vox, que es un fenómeno muy preocupante, porque es la primera vez que hay una reivindicación orgullosa del franquismo. El Partido Popular, que son los herederos del franquismo, lo revindicaba de forma "más suave". Muchos se ilusionaron con que el franquismo era un anacronismo, pero no funciona así. En Francia, una derecha reivindicó el régimen de Vichy y si bien tuvo cerca del 8% de los votos, hay que prestar atención porque la construcción de sentido se hace progresivamente.
T: Son también una derecha muy activa en redes sociales
GS: Sí, son muy activos. Yo analicé miles de tuits de Kast, Bolsonaro y Milei. Por ejemplo, el tuit de Kast que tuvo más engagement (interacciones) es uno en el que reivindica la dictadura de (Augusto) Pinochet, sin matices. En eso coincide con Bolsonaro. En Argentina pasa menos, como en el caso de la vice de Milei, Victoria Villaruel, pero en general no pasa gracias a un trabajo de memoria histórica.
T: Usted formó parte del equipo de campaña electoral de Luiz Inácio Lula da Silva en 2002 y 2006 ¿Cree que el Gobierno actual podrá metabolizar a quienes están en contra del sistema democrático?
GS: Es un problema muy serio. Lula fue electo por un margen estrecho, la sociedad está dividida. Y cuando dio el primer discurso dijo "tenemos que reunificar el país", lo cual es correcto, pero una parte del país no quiere ser reunificada.
T: ¿En qué se apoyará Lula para hacerlo?
GS: Su cálculo parece ser trabajar para reabsorber a quienes no forman parte de ese cerca de 20% de la población que, según encuestas, serían los bolsonaristas ideológicamente convencidos. Usar los recursos del Estado para políticas sociales, para mejorar la vida de la gente y así que una parte vuelva al planeta Tierra. Porque algunos parecen una locura, dicen por ejemplo que la Tierra es plana. Las ideas de conspiración son nuevas para las derechas de la región. Tiene que ver con que con las redes sociales las ideas se transmiten rápidamente. Pero no es casual, deriva de la convergencia de esta extrema derecha en el mundo.
Con información de Télam