Este domingo Costa Rica elegirá en balotaje al nuevo presidente para el período 2022-2026, en una disputa que enfrenta al ex mandatario José María Figueres (1994-1998) y al economista Rodrigo Chaves. Ambos llegaron a la segunda vuelta con muy poco caudal de votos y con propuestas no muy distintas que no van al fondo de la cuestión, la crisis económica y la necesidad de renegociar con el FMI. Figueres, representante del Partido Liberación Nacional, la fuerza más antigua y grande del país, sacó el 27,3 por ciento; mientras que Chaves, aspirante por el Partido Progreso Social Democrático, fuerza política que tiene apenas cuatro años y que es la primera vez que se presenta a elecciones nacionales, consiguió el 16,7%.
En la primera vuelta no solo los votos estuvieron muy fragmentados -hubo 25 candidaturas- sino que la abstención llegó a niveles récords, superando el 40%. A días de la elección, los últimos sondeos dan una leve ventaja de Chaves sobre Figueres.
“En términos de propuestas, los candidatos no han intentado diferenciarse mucho entre sí”, analiza en diálogo con El Destape, la socióloga y directora del Centro de Estudios de la Mujer e investigadora de la Universidad de Costa Rica, Monserrat Sagot. Para la académica, la segunda vuelta electoral se convirtió en una especie de contienda "entre masculinidades hegemónicas", dijo y explicó: “Cada uno de ellos trató de destacar más sus cualidades personales como hombres fuertes, como hombres conocedores, que sus propias propuestas de gobierno. Uno, porque es economista, reitera que ‘si sabe hacer las cosas’, y el otro usa la carta de haber sido presidente y entonces insiste con que ‘conoce el manejo del gobierno’”.
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La vieja política vs el cambio
Figueres, de 67 años, ingeniero industrial y ex ministro de comercio exterior y de agricultura, apuesta a su veteranía y experiencia política para disputar nuevamente su lugar en el Palacio Presidencial y así lo argumenta: “Costa Rica necesita profundos cambios para que salgamos adelante, pero necesita profundos cambios seguros, con experiencia, con un equipo que sepa de hacer las cosas”, dijo en una entrevista durante la campaña.
Su contrincante político le retruca: “Lo irresponsable es que en Costa Rica los delitos de corrupción prescriban. Y que alguien pueda zafarse, irse a esconder por muchos años y después decir: ‘ya me bañé’".
La gestión anterior de Figueres estuvo marcada por la corrupción, apuntó Sagot, al ser consultada sobre la valoración que hace la ciudadanía de su mandato presidencial. "Esa fue la razón por la que él incluso se fue del país por siete años. Porque estuvo acusado de un gran caso de corrupción, nunca enfrentó a la Justicia y volvió al país cuando el caso ya había prescripto", dijo.
Sagot se refiere al caso conocido como ICE-Alcatel, en el que Figueres fue acusado de haber recibido dinero proveniente de sobornos para favorecer un contrato comercial entre la empresa de telefonía y el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). "A Figueres se le asocia a un gobierno fundamentalmente corrupto, mientras que a Chaves no se lo puede acusar de corrupción porque tiene poca experiencia de gestión pero si se lo apunta por las denuncias que tiene por acoso sexual", distinguió la socióloga costarricense.
Chaves, por su parte, es doctor en Economía, con estudios en la Universidad Estatal de Ohio y Harvard. Esta trayectoria lo ubica como un perfil más académico, en el que se vale de su desempeño por más de 20 años liderando distintas áreas al frente del Banco Mundial. Sin embargo, en 2019, tuvo que dejar su cargo al frente el organismo internacional luego de recibir varias denuncias por "insinuaciones sexuales" y "comportamientos inapropiados e indeseados" que habrían tenido lugar entre 2008 y 2013.
Más allá de que uno quiera jugar de outsider y representar la nueva política y el otro se apoye en una supuesta expertiz de gestión, lo cierto es que las plataformas de ambos candidatos son bastante parecidas y apuntan a generalidades: reactivar la economía, combatir la pobreza y achicar el Estado. “Pero ninguno dice exactamente cómo. No hay un posicionamiento en donde uno pueda diferenciarlos”, apuntó Sagot.
En contra de "la ideología de género"
Uno de los puntos que los une es el rechazo que cosechan en los movimientos feministas y de mujeres porque ambos fueron cuestionados por situaciones de violencia de género. Figueres fue denunciado por su hermana, quien lo acusó de querer internar por la fuerza a su madre en un geriátrico en 2019, un caso que todavía está abierto en la Justicia costarricense; en tanto, Chaves recibió varias denuncias por acoso sexual durante su gestión al frente del Banco Mundial. Además ambos se declararon en contra de "la ideología de género" y criticaron la enseñanza de educación sexual en las escuelas.
En conversación con El Destape, la licenciada en Relaciones Internacionales y activista del movimiento de mujeres en Costa Rica, Nery Chaves, alertó respecto de que en los discursos de ambos candidatos circula el compromiso de eliminar el acceso a un aborto terapéutico -el que está permitido cuando está en riesgo la vida de la persona gestante- y a la pastilla del día después. Estos compromisos son parte del acuerdo que los dos candidatos alcanzaron con los sectores evangélicos.
“En términos generales el debate de fondo gira en torno a si las denuncias por acoso que tiene Chaves pertenecen solo a la vida privada del candidato y por caso no deberían influir en la vida pública ni en la elección. Eso se suma a la idea que pregonan de 'combatir la ideología de género'. En términos generales el movimiento de mujeres está viviendo una regresión muy fuerte en términos de qué es lo que estamos discutiendo", opinó.
Vacío de representación
Ante un escenario en el que los candidatos no se construyen como antagónicos ni tienen modelos económico políticos para contraponer, se espera -al igual que pasó en la primera vuelta- que el nivel de abstención sea récord. No solo gran parte del movimiento de mujeres sino también los sectores considerados progresistas no encuentran representación en ninguno de los candidatos y están convocando a anular el voto. Según la última encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, el 73% de los entrevistados no se identifica con ninguno de los dos candidatos.
Sin embargo, el hecho de que una gran parte de la población no se sienta representada políticamente no aparece -para Sagot- como un potencial problema político. "Yo estoy segura, a estas alturas, de que la institucionalidad costarricense se va a poder mantener. Lo vimos en este gobierno que recién pasó. Fue un gobierno que tenía una presencia muy débil en la Asamblea Legislativa: de 57 diputados tenían 9", dijo y señaló que fue un gobierno tan devaluado por la ciudadanía que incluso en la primera vuelta presidencial, siendo el partido en el poder, casi desapareció del espectro electoral. La hasta hoy fuerza oficialista, el Partido Acción Ciudadana, sacó en febrero el 0,66% de los votos y por primera vez desde 2002 no va a tener representantes en el Congreso.
La composición del Congreso quedó definida en la primera vuelta. Si gana Chaves, quedará en la misma situación que el gobierno actual, con 9 de 57 legisladores; si gana Figueres, contará con 18 legisladores.
Crisis económica y acuerdo con el FMI
Costa Rica es un país de renta media y con buenas condiciones de vida para buena parte de población, pero en los últimos años se profundizó la desigualdad socioeconómica entre la zona costera y las zonas urbanas. El índice de desempleo roza el 14,1%, el más alto desde 2010, a excepción de 2020 cuando se vio afectado por la pandemia, y la pobreza llega al 23%. En este contexto, el gobierno saliente firmó en 2021 un acuerdo con el FMI por $1.750 millones.
A pesar de una intensa resistencia de la población local a aceptar las reformas impuestas por el organismo, el gobierno nacional logró aprobar en el Congreso algunas de las exigencias, entre las que se destacan una reforma al empleo público que fue ampliamente repudiada por el sindicalismo porque impide negociar ciertos aspectos en convenciones colectivas.
Esta reforma fue aprobada en el Congreso en marzo y eso permitió que esta última semana el Fondo hiciera su segundo desembolso en el país.
Pero lo cierto es que ninguno de los dos candidatos que llegaron al ballotage dio señales de rechazar el acuerdo alcanzado, apuntó a El Destape el politólogo del CIEP, Ronald Alfaro Redondo; sino que públicamente dijeron que lo respaldan. "A diferencia de lo que sucede en Argentina -agregó Sagot- el asunto con el FMI no ha tenido mayor impacto en la toma de decisiones políticas para las grandes mayorías. En todo caso los dos candidatos ni siquiera lo mencionan, esta como dado ya que el asunto esta en proceso", contó.
De todas maneras habrá que seguir de cerca si la falta de representación política, sumada a la creciente desigualdad y a los efectos de la post pandemia jaquean la tranquilidad "Pura Vida" que distingue a Costa Rica.