“No está muerto quien pelea”, advierte un viejo refrán popular que parece ser el mantra secreto del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de su líder, Pedro Sánchez, un Ave Fénix contemporáneo que sabe renacer, una y otra vez, de sus cenizas.
¿Quién podía imaginar que ante la contundente derrota que sufrió el partido gobernante hace apenas dos meses, el 28 de mayo, en las elecciones municipales y en las comunidades autónomas, el jefe de gobierno español iba a tener chances de seguir peleando su continuidad? En aquellos comicios, el amplio triunfo de la oposición de derecha (Partido Popular, PP) y de ultraderecha (Vox) auguraba, para toda España, un próximo gobierno de derecha; el fin de Sánchez y el consiguiente desplazamiento de la centroizquierda a la oposición. No fue así y hoy el escenario español está abierto a alternativas inesperadas.
Un hecho disparador sucedió el 29 de mayo. No habían pasado doce horas de la derrota cuando Sánchez convocó elecciones adelantadas para el 23 de julio porque, según sus propias palabras, era “necesario dar una respuesta y someter el mandato democrático a la voluntad popular". El rápido reflejo del socialista fue acertado. España votó y la “voluntad popular” indicó varias cosas interesantes.
Una de las más significativas es el duro castigo de los españoles a Vox, el partido liderado por el ultraconservador franquista Santiago Abascal. Vox perdió 19 escaños. Su propuesta de persecución a los inmigrantes y a los movimientos feministas; su postura contra el aborto y, sobre todo, su promesa de acabar con lo que queda del estado de bienestar fueron claramente rechazadas.
Este fracaso no es positivo sólo para España, sino que impactará en toda la Unión Europea puesto que aparece como un freno a la derechización del continente. En los sistemas parlamentarios europeos, la ciudadanía elige legisladores y éstos, a su vez, designarán al primer mandatario. En las últimas elecciones de Suecia y Finlandia, las derechas (que ganaron por un margen ajustado) eligieron aliarse a partidos filonazis para poder formar gobierno. Estas nuevas conducciones se suman a las derechas radicales de la italiana Giorgia Meloni, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, y su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki.
Otro punto a destacar de los comicios generales españoles es que, si bien el Partido Popular fue el que obtuvo más escaños, no consiguió la mayoría absoluta que preanunciaban los encuestadores. “En los meses previos a estas elecciones ha habido una gigantesca manipulación”, afirma Manolo Monereo, un agudo politólogo que conoce la trama por dentro ya que ha sido diputado por la izquierdista Unidas Podemos. Refiriéndose al fracaso de las predicciones de los sondeos, Monereo explica: “No todas las encuestas intentan saber el sentido del sufragio ciudadano, como debería ser su objetivo. Hay muchas que buscan fijar el voto, es decir, juegan un papel en las campañas y en la elección. En caso actual, la derecha manipuló durante meses para imponer un marco cognitivo según el cual la victoria estaba asegurada para las derechas y la izquierda iba a perder. Este manejo fue derrotado”.
Los escenarios posibles
En las elecciones del 23 de julio, el PSOE también creció en legisladores pero, aun con el apoyo de Sumar (nueva fuerza izquierdista, fundada por la comunista Yolanda Díaz e integrada por 15 partidos, entre ellos Podemos e Izquierda Unida), no lograría la mayoría necesaria para formar gobierno. Allí empiezan a tallar los pactos con las formaciones más pequeñas como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y la vasca Bildu (EHB) -afines al PSOE- o la derechista Junts per Catalunya, fundado por Carles Puidgemont ahora exiliado.
Todos los escenarios están abiertos. ¿Podrá Pedro Sánchez formar gobierno? ¿Y Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular? O ¿habrá nuevas elecciones?
“A mi juicio los escenarios más probables son básicamente dos”, arriesga Monereo. “Elecciones anticipadas. En ese caso, en diciembre o enero, estaríamos votando por segunda vez en un marco muy diferente al que tuvimos el 23 de julio. El otro escenario, muy difícil pero probable, es que haya un nuevo gobierno. Su composición y estructura dependerá de los pactos previos. A mi juicio, la derecha catalana de Junts tiene la llave. Si se abstiene, no habría gobierno posible. La pregunta es si va a tener capacidad para oponerse y provocar unas nuevas elecciones generales. Yo creo que al final va a aceptar un acuerdo.”
Casi todos los escenarios desembocan en fuertes contradicciones. ¿Podría haber un pacto entre el PSOE y el separatismo catalán? Para el politólogo, el programa de máxima en un posible gobierno de PSOE-Sumar no coincide con el programa mínimo de la fuerza nacionalista catalana. “Un gobierno de coalición de izquierda no puede aceptar elementos claves de la propuesta del catalanismo independentista porque eso supondría violar la Constitución española. La idea de autodeterminación no tiene marco constitucional por lo que habría que cambiar la Constitución y para eso, realmente, no hay condiciones. Entramos, como siempre en España, en un debate difícil, complicado, sin ver bien cuáles son sus salidas.”
En cuanto a la derecha y la ultra, Monereo hace una observación muy aguda: entre ambas no hay tantas diferencias. “Creo que en España el que blanquea al Partido Popular es Vox y no al revés. Me explico: una gran parte de la política que hace el PP la haría con Vox o sin Vox. Lo que pasa es que la existencia de Vox le viene bien a la derecha del PP, es decir, a la derecha de la derecha. ¿Y por qué le viene bien? Porque esa derecha al lado de Vox queda como una fuerza moderada. En estas elecciones, se ha visto con mucha claridad que el núcleo duro programático del PP coincide en lo central con el núcleo duro del ideario de Vox.”
Las próximas semanas las miradas europeas y latinoamericanas –en la medida que muchas organizaciones políticas españolas tienen fuertes vasos comunicantes con partidos de nuestra región- se centrarán en España. Las decisiones pueden tardar en llegar, pero sin duda serán de gran peso en una Europa en guerra y en una América latina que también busca definir su destino.