Un Paraguay más colorado y un ex presidente Cartes más poderoso

La oposición de centro-izquierda hizo una muy mala elección: quedó lejos de la Presidencia y perdió gobernaciones, diputados y senadores. La nueva tercera fuerza: un defensor de la anti política.

30 de abril, 2023 | 23.00

El escenario que dejaron las elecciones generales en Paraguay es claro: el partido colorado ganó muy cómodo la Presidencia con 42,7%, todo indica que tendrá mayoría -o al menos amplias minorías- en ambas cámaras del Congreso y sus gobernadores manejarán 15 de los 17 departamentos del país; mientras que la oposición quedó fracturada entre un Partido Liberal que hizo su peor elección en años con 27,4%, un Frente Guasú progresista que se derrumbó y una nueva tercera fuerza en ascenso y un 22,9%, que defiende un colorido repertorio, con un único denominador común: la anti política

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"Cuando el partido colorado domina todo, las disputas internas de la fuerza se vuelven las internas políticas del país. Y, en ese escenario, podemos decir sin dudas que el cartismo se fortaleció mucho. A diferencia de 2018, cuando el cartismo tenía el dominio del Legislativo pero había perdido el Ejecutivo, hoy parece contar con los dos poderes", analizó en diálogo con El Destape Fernando Martínez, doctor en Ciencias Sociales, especialista en partidos políticos de Paraguay y profesor de Ciencia Política de la UBA, en referencia a la línea interna del oficialismo colorado encabezada por el ex presidente y amigo personal de Mauricio Macri, Horacio Cartes.

La corrupción, un problema que sobrevoló toda la campaña

La campaña no había comenzado muy bien para los colorados. En 2022, los sondeos advertían sobre la enorme impopularidad del presidente saliente y enemigo de Cartes en la interna colorada, Mario Abdo Benítez, y de un reclamo popular de cambios profundos, especialmente en la economía. A este escenario se le sumó una interna feroz en el partido por la nueva conducción. Tan feroz que hasta Estados Unidos jugó fuerte en ella: designó a Cartes como "persona significativamente corrupta", le prohibió el ingreso a su territorio y prometió incautarle cualquier activo que tuviera allí. También al vice y delfín de Abdo Benítez, Hugo Velázquez. 

La denuncia golpeó a ambos. Velázquez renunció a su candidatura presidencial y Cartes pareció perder su poder absoluto sobre el partido oficialista que gobierna casi ininterrumpidamente el país -con la excepción de un solo mandato que fue interrumpido por un golpe parlamentario- desde los años 50. Pero mientras Velázquez no logró recuperar su protagonismo, el ex presidente sí consiguió ganar la interna partidaria a fin de año. Eso sí, tuvo que despegarse de su candidato a la Presidencia de la Nación, el hoy mandatario electo Santiago Peña, y quedarse fuera de la vista de los votantes para que no los vincularan y no tuviera éxito la estrategia electoral del candidato opositor, el liberal Efraín Alegre. El tres veces candidato presentó estos comicios como una elección entre "democracia o mafia".

"Los derrotados de las internas coloradas dieron fe que esa estrategia no funcionó, pero Efraín apostó por ella igual", opinó Martínez. En cambio, distinguió el académico, sí funcionó el discurso anti política de Paraguayo Cubas de que "todos son iguales", tanto Cartes como Peña como Alegre. Una suerte de casta a la paraguaya. "Para él, todos son corruptos y, por lo tanto, hay que cambiar el problema de raíz, cambiar la Constitución, darle más poder al Ejecutivo hasta para disolver el Legislativo para correrlos a todos. Esa idea sí prendió", explicó. 

Un oficialismo más fuerte y cartista

El nivel de participación no cambió significativamente con respecto a las elecciones pasadas y Peña obtuvo un apoyo no muy distinto al de sus antecesores colorados. Sin embargo, el resultado electoral de este domingo representó una victoria rotunda para el oficialismo gracias al debilitamiento de la oposición tradicional y el surgimiento de un segundo candidato opositor fuerte: el oficialismo mantuvo la Presidencia sin despeinarse, ganó dos gobernaciones más de las que tenía y amplió significativamente sus bancadas en las dos cámaras. 

"El Senado, un bastión anticartista en los últimos años, ahora parece que tendrá una mayoría con fuerte presencia cartista", sentenció un analista en el canal de noticias de ABC Color, cuando aún faltaban contar los últimos votos. La descripción no era exagerada. Aún en el pico de poder de Cartes, la oposición, con el apoyo de algunos colorados de la línea del actual presidente saliente, habían conseguido impulsar las aperturas de procesos de juicio político contra una de las referentes más poderosas del cartismo, la fiscal general Sandra Quiñónez.

El domingo a la noche, cuando la victoria era ya clara y Peña salió a festejar, Cartes volvió al centro de la escena política paraguaya. Sonriente, a su derecha, abrazó a su aliado y celebró el resultado como propio. El mandatario electo le agradeció primero al pueblo que lo votó y luego a él: "Horacio admiro la inmensidad de tu calificada obstinación, esta vez uniendo a la familia colorada, fortaleciendo sus frentes y refundando el concepto del partido en servicio del hombre libre. Tu aporte, presidente, no se paga sino con la moneda del respeto, el aprecio y la valoración. Gracias por esta victoria colorada, gracias por esta victoria paraguaya."

"Cartes se fortalece y el cartismo se fortalece. Ahora, la pregunta que también surge es: ¿habrá un peñismo? Peña tendrá que navegar con el cartismo y otros miembros del partido colorado en un contexto internacional en el que su principal líder fue calificado como un peligro para Estados Unidos. ¿Estados Unidos le impondrá condiciones a Peña con respecto a Cartes? Peña seguramente querrá mantener su buen vínculo con Estados Unidos. ¿Qué hará?" El embajador estadounidense en Asunción, Marc Ostfield, fue rápido en felicitarlo por su victoria el domingo por la noche: "Seguiremos trabajando juntos en el fortalecimiento de nuestras excelentes relaciones bilaterales y promoviendo la transparencia y una democracia inclusiva."

La otra incógnita que surge es cuánta pelea le dará el presidente saliente Abdo Benítez al renovado liderazgo de Cartes. El aún mandatario le planteó públicamente batalla a su correligionario hasta el último minuto de esta campaña electoral. En una entrevista con la cadena France 24 en la víspera de los comicios, aseguró que "la reconstrucción del coloradismo" será una tarea "compleja". “Es un momento trágico el que vive el coloradismo ante esta situación. Debe haber un debate fuerte en el interior del partido”, sostuvo en referencia a las denuncias estadounidense contra el titular de su partido.

Una oposición dividida y sin agenda compartida 

El cartismo ganó estas elecciones no solo manteniendo a su máximo líder fuera de las fotos y los actos de campaña. También aportó con una estrategia que, para algunos, fue incluso más importante para la victoria final: apuntalar la figura opositora de Paraguayo Cubas para sacarle votos a la Concertación de Alegre

Al analizar la histórica elección de Cubas, un ex senador y ex diputado que se presentó como un outsider de la clase dirigente, muchos destacaran que se constituyó en la tercera fuerza nacional sin casi estructura partidaria y con pocos recursos económicos. Sin embargo, contó una vidriera constante en los medios vinculados al ex presidente Cartes. "Hubo una estrategia de apuntalar su figura, aún si había dudas sobre si le sacaba más votos a Efraín que al partido colorado. Pero ahora se vio que le quitó más da Efraín porque básicamente Peña está en el promedio de la cantidad de votos que obtienen los candidatos colorados", explicó Martínez.

Pero no es solo mérito de la estructura de poder del cartismo. La Concertación que encabezó Alegre también hizo su parte. Primero no logró llegar unida a las elecciones y sufrió una escisión de parte del partido del ex presidente Fernando Lugo, el Frente Guasú, que terminó yendo con una fórmula presidencial propia y sacó el 1,3%. Segundo, se negó a una alianza con Cubas, que, con el diario del lunes, hubiera puesto en jaque la continuidad de los colorados en el poder. 

El resultado de esas decisiones es que Paraguay tendrá una oposición dividida, sin posiciones en común para los próximos cinco años, encabezada principalmente por dos fuerzas: un Partido Liberal que deberá replantearse su futuro y el Partido Cruzada Nacional de Cubas sin una propuesta legislativa clara. 

"El Frente Guasú, que se había convertido en la tercera fuerza del país, detrás del partido colorado y el liberal, hizo su peor elección desde 2013. No se renovó y ahora deberá recomponerse. Sin recursos institucionales casi y con muchas peleas internas, quizás no siga siendo el Frente Guasú. En el Partido Liberal, Efraín perdió por tercera vez y fue su peor derrota, pero no hay otra figura fuerte dentro del partido que le haga sombra. Por eso, los nuevos liderazgos opositores que surgieron para los próximos años no vienen de estas dos fuerzas. Cubas, el intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto, y Kattya González de Encuentro Nacional, la fuerza que consiguió la cuarta bancada en el Senado.

Se inicia un difícil camino de articulación para cualquiera de estas fuerza o liderazgos que quiera encabezar la oposición al Gobierno colorado de Peña en los próximos cinco años.