En Argentina generalmente se discute lo que pasa en el mundo solo cuando hay una comparación posible, una consecuencia directa o algún tipo de lectura local, forzada o no. Por eso, es muy usual leer noticias y escuchar discusiones sobre lo que sucede en Brasil, Bolivia, Uruguay y Chile, todos países fronterizos con los que existen infinidades de vínculos. Paraguay, sin embargo, parece ser la excepción. Este domingo, la nación vecina elige presidente y vice, todo el Congreso nacional, los gobernadores de los 17 departamentos del territorio y a los miembros de las Juntas Departamentales. La noticia apenas se mencionó de este lado de la frontera, pese a que el resultado afectará cuestiones vitales para Argentina -donde la mayor comunidad inmigrante es la paraguaya hace años- como el suministro de energía, el uso de la hidrovía Paraná-Paraguay, el futuro del Mercosur y hasta podría ser central en la disputa entre Estados Unidos y China en América del Sur.
Una de las explicaciones más comunes para esta aparente indiferencia es que en Paraguay siempre gobiernan los mismos y, por ende, nada cambia. Desde la vuelta de la democracia, en 1989, de las ocho elecciones generales, siete las ganó el Partido Colorado (PC), la misma fuerza que había estado en el poder con el dictador Alfredo Stroessner desde 1954. La única excepción fue la victoria del ex obispo Fernando Lugo en los comicios de 2008, pero no llegó a completar el mandato. Lo destituyó el Congreso en un juicio político que tanto su fuerza como sus aliados regionales denunciaron como un golpe parlamentario. Esta vez, sin embargo, una combinación de mala gestión, internas del oficialismo e inéditas denuncias de corrupción desde Estados Unidos debilitaron al candidato colorado y las encuestas pronostican un escenario ajustado para el oficialista Santiago Peña, quien tuvo al opositor Efraín Alegre pisándole los tobillos durante meses hasta que el referente de la antipolítica, Paraguayo Cubas, comenzó a crecer en los sondeos.
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La represa binacional de Yaciretá
La Central Hidroeléctrica Yaciretá-Apipé es un complejo binacional construido por Argentina y Paraguay en los años ochenta sobre el río Paraná, entre la ciudad correntina de Ituzaingó y la paraguaya Ayolas. Tiene una capacidad instalada para generar un poco más de 3000 Mw, lo que representa alrededor de un tercio de la capacidad en Argentina para generar electricidad en hidroeléctricas, una fuente no contaminante. En Argentina, la central nunca tuvo un protagonismo como hoy tienen Vaca Muerta o las reservas de litio. De hecho, nadie conoce el nombre del titular por la parte argentina. En Paraguay, en cambio, es una cuestión de debate nacional, ha desatado protestas masivas que pusieron en jaque a Gobiernos y, actualmente, su representante es nada más y nada menos que un ex presidente, Nicanor Duarte.
El acuerdo fundacional establece que cada uno de los países se queda con el 50% de la electricidad que se genera y crea un principio de "compensación por cesión de energía". Básicamente, si uno de los Estados no utiliza el 50% de la energía que le corresponde está obligado a vender a precio preferencial la energía sobrante al otro socio. Históricamente, esto benefició a Argentina, quien pudo comprar a un precio mucho menor al del mercado internacional electricidad a su vecino, quien tenía un sistema eléctrico bastante menor y dos otros complejos importantes de represas, incluida la binacional con Brasil, Itaipú. Pero desde 2010, cuando Paraguay apenas consumía menos del 10% de la energía de Yaciretá, la economía paraguaya creció casi todos los años y, con ella, la demanda eléctrica.
"En este momento estamos usando aproximadamente más de un tercio, alrededor de un 40% en promedio de Yacyretá. Eso varía en las horas picos, claro. Vamos a tener una cantidad de energía para exportar por los próximos 10 o 15 años, si es que no se hace una inversión en el campo durante ese tiempo. Pero si eso no sucede, en 10 ó 15 años, Paraguay va a consumir todo el 50% de lo que corresponde", explicó a El Destape el diputado del Parlasur, candidato a senador por el Frente Guasú de Lugo (parte de la coalición opositora que lidera Alegre) y autor del libro Energía eléctrica en Paraguay: soberanía, derechos humanos y desarrollo, Ricardo Canese.
Por ahora, la única extensión en curso es la construcción de una nueva y pequeña represa en el brazo brazo Aña Cuá, que ampliaría la capacidad de generación en alrededor de un 10%.
Además de esta tendencia, el dirigente opositor pronosticó un cambio en el corto plazo: "Va a haber un replanteamiento de esta cuestión después de las elecciones. Si gana Efraín Alegre, va a haber un inmediato ejercicio de la soberanía energética. Por ejemplo, el acuerdo Cartes-Macri va a ser rechazado inmediatamente y el Estado paraguayo va a contratar toda nuestra parte y la parte que se exporta se va a negociar en otros términos, en términos de mercado." En octubre pasado, el ministro de Economía Sergio Massa le informó a Duarte Frutos que Argentina no ratificaría el acuerdo firmado entre los ex presidentes -y amigos- Horacio Cartes y Mauricio Macri, y ratificado por el Congreso paraguayo, que establecía que ambos países debían pagar la deuda de la construcción en partes iguales (pese a que Argentina se benefició mucho más durante estos primeros 30 años) y le prohibía vender la energía excedente a terceros países o a precio de mercado.
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Si hay un cambio de color político en Asunción, Canese pronosticó que el próximo gobierno de Paraguay le pedirá a su Congreso rechazar el acuerdo Cartes-Macri y, a Argentina, volver a sentarse a negociar. "Queremos establecer un criterio transparente para la exportación de la energía excedente. Por ejemplo, podría ser el precio de mercado de los hidrocarburos que no se queman en Argentina porque se consume la electricidad generada en Yaciretá." Aunque no fue tan claro, el tercer candidato, Cubas, también prometió que el país recibirá "lo que le corresponde" de las hidroeléctricas Yaciretá e Itaipú, esta última la otra binacional que comparte con Brasil.
Para Fernando Martínez, doctor en Ciencias Sociales, especialista en partidos políticos de Paraguay y profesor de Ciencia Política de la UBA, si gana el candidato oficialista, lo más probable es que haya una continuidad con la situación actual. "El candidato colorado, de Cartes, va a seguir insistiendo sobre el mismo tratado. No creo que se salga mucho de ahí. Podría haber una reedición de lo que fue Cartes-Macri, de hecho. Del lado de Paraguay, Peña representa la línea de Cartes en el Partido Colorado y acá, más allá de que hay algunas diferencias en Juntos por el Cambio y que Rodríguez Larreta tiene sus conflictos internos con Macri, son parte de la misma fuerza", explicó en diálogo con El Destape, en referencia también a la posibilidad de un cambio de color político en Argentina a fines de este año.
La hidrovía Paraná-Paraguay
La hidrovía, cuya administración tanto se discutió en los últimos tiempos en Argentina, tiene más de 3.400 kilómetros de largo, comienza en Puerto Cáceres en Mato Grosso do Sul, en Brasil, recorre a lo largo de la frontera sureste de Paraguay hasta el suroeste, luego ingresa a Argentina a la altura de Corrientes, desciende hasta la desembocadura del Río de la Plata y termina en el puerto de Nueva Palmira, en Uruguay. Por allí pasan el 80% de las exportaciones del agro de Argentina y el 90% de las importaciones.
Es una vía de transporte clave para la economía argentina. No solo se convirtió en la vía de salida más utilizada para las exportaciones oleaginosas, entre ellas la soja, sino que además es la más rápida. A principio de este año, el Ministerio de Transporte estableció que todas las embarcaciones comerciales que transiten en el tramo exclusivamente argentino deben pagar un peaje fluvial. Esto desató una lluvia de quejas en Paraguay: por un lado, empresas navieras ya presentaron recursos de amparo en la Justicia argentina y, por otro, el Estado paraguayo apuesta a negociar un acuerdo con su socio argentino en una reunión técnica, programada para el próximo 17 de mayo.
Aunque la disputa no entró en la campaña electoral, no hay dudas de que el resultado de este domingo influirá en la posición que asumirá el Estado paraguayo.
El Gobierno actual de Mario Abdo Benítez se ha quejado por la decisión argentina, pero por ahora lo trata como un tema técnico y no político. "El Gobierno paraguayo agotará las instancias técnicas en los ámbitos bilateral y regional, específicamente en la Comisión del Acuerdo de la Hidrovía Paraguay-Paraná, a fin de superar la situación que se plantea con esta medida", sostuvo un comunicado publicado por la Cancillería del país vecino en enero pasado. Por el contrario, desde la oposición, propusieron "sentarse a negociar".
"Lo que rechazamos es que fue una medida unilateral en un tramo que es exclusivamente argentino, mientras que Paraguay no lo hace en el tramo que es exclusivamente paraguayo. Pedimos simetría, igualdad de trato: todos pagan peaje o nadie paga. Este es un tema que el próximo gobierno paraguayo, es decir Alegre, va a cuestionar. La propuesta es sentarse a negociar. Se puede aceptar que los Estados asuman los costos o que se cobre un peaje uniforme, en un monto a definir. Paraguay tiene una postura a favor de la libre navegación de los ríos que es histórica. El cobro de peajes nos remonta a épocas oscuras", sostuvo el líder opositor Canese.
Mercosur
Paraguay es uno de los dos países miembros más pequeños del Mercosur. En el pasado, se unió a Uruguay en sus reclamos a Brasil y Argentina por mayor solidaridad y compensación por esa asimetría. Sin embargo, nunca tuvo la actitud confrontativa de Montevideo. "Antes tenía una posición pendular entre el alineamiento con Argentina y con Brasil, pero hace tiempo que está alineado y le sigue el ritmo a Brasil", explicó Martínez.
Una de las disputas más fuertes que encabezó el Gobierno uruguayo en los últimos tiempos fue la apertura de una negociación bilateral para un tratado comercial con China. El presidente Luis Lacalle Pou siguió adelante con su plan pese a las advertencias públicas del Gobierno de Alberto Fernández y la tensión casi detonó en la cumbre de la Celac en Buenos Aires en enero pasado. Paraguay trató de mantenerse prescindente porque el tema lo incomoda: por un lado, apoya la postura liberal de ampliar los acuerdos comerciales aunque se rompa la unión aduanera, pero por otro, no reconoce a la República Popular de China, sino al Gobierno en Taiwán.
Cuando viajó a Montevideo, tras la cumbre de la Celac, el flamante presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, intentó calmar las ansías bilaterales de Lacalle Pou prometiéndole que se avanzará con nuevos acuerdos comerciales con potencias mundiales, pero siempre negociando como bloque, no por separados. Le dijo que la primera prioridad será terminar de sellar el de la Unión Europea y, luego sí, avanzar con China. Pero esto es imposible mientras uno de los cuatro miembros fundadores no reconoce oficialmente ese Estado.
Tras años de avance de la influencia de Beijing en la región, Paraguay queda como el único Estado que reconoce a la isla y no al gigante asiático. Y este punto sí entró en la campaña electoral.
A principio de año, el candidato oficialista Peña ratificó que su "posición ha sido siempre de mantener la relación con Taiwán”. “Nosotros tenemos que aprender muchísimo de Taiwán como un país pequeño, al lado de un país muy grande como lo es China para ellos y Brasil para nosotros, de la misma manera en la que tenemos que fomentar una relación con Israel, del que también podemos aprender", sostuvo, según el diario local La Nación y agregó: “Es un gran aliado de Paraguay (Estados Unidos), yo veo ese triángulo geopolítico de Washington, Jerusalén y Taipéi (capital taiwanesa) como algo muy importante para el Paraguay.”
Para Fernando Martínez, el protagonismo de Estados Unidos en la discusión política en Paraguay se hizo evidente en la previa de las elecciones, cuando el Gobierno de Joe Biden apuntó directamente contra el hombre que, según este analista, es el que mayor control del Partido Colorado consiguió desde la época del dictador Stroessner. "El Partido Colorado tiene una base electoral de alrededor del 40% en un país sin segunda vuelta. Por eso, es muy importante controlar al Partido Colorado", explicó y recordó la inédita decisión de Washington de declarar "persona significativamente corrupta" tanto a Cartes, entonces candidato a encabezar el oficialismo, como al entonces presidenciable de la otra rama del partido, Hugo Velázquez.
Pocos entendieron qué buscó hacer Washington al interferir tan directamente en la interna del Partido Colorado. Para Martínez, sin embargo, el objetivo fue "sacarlo a Cartes del juego, hacerlo perder fuerza. Hasta ese momento, era el líder que estaba por encima de todos los otros dirigentes colorados. Después de eso, ganó la interna de la fuerza, pero pasó a ser un primo entre pares. El resto de los liderazgos que hay en el partido nuevamente pueden tener espacios de competencia que es lo que está sucediendo." En ese nuevo contexto, para el académico, "Peña deja de ser el candidato de Cartes y se convierte en el candidato partidario". Además, agregó, queda "muy atado a Estados Unidos porque se construyó una relación directa entre Peña y Estados Unidos, ya no mediada por Cartes".
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Aunque Estados Unidos reconoce a China y no a Taiwán desde 1979, presiona en el mundo para que los países que tienen una relación diplomática con la isla la sigan teniendo como una forma de bloquear la avanzada de Beijing en todos los continentes y, claro, especialmente, en lo que siempre consideró como su patio trasero -América Latina- y donde hoy cada vez más Estados ya tienen como principal socio comercial a China.
Actualmente, apenas dos países de Centroamérica siguen sin reconocer a China -Guatemala y Belice- y solo uno en Sudamérica: Paraguay. "Es una de las cosas que puede cambiar. En el Frente Guasú estamos a favor de un inmediato restablecimiento de las relaciones con la República Popular China y entiendo que la Concertación está de acuerdo. Hay una voluntad, pero no quiero hablar por Efraín. No se han hecho promesas concretas por parte de la Concertación, pero tampoco a favor de mantener relaciones con Taiwán", destacó Canese.